¿POR
QUÉ ES ALTA LA TASA DE CRIMINALIDAD EN VENEZUELA?
Existen muchos factores que
inciden en la génesis del fenómeno criminal, unos del entorno social en el que
se desenvuelve el individuo, otros pertenecientes al genotipo o al fenotipo
mismo del propio individuo; unos y otros propiciarían el crimen, provocando la
proclividad criminal del individuo. Sin embargo, esa proclividad no implica en
modo alguno que el individuo pasará indefectiblemente al acto, que ese
individuo incurrirá inexorablemente en acto criminal. La proclividad criminal
implica sólo eso, una tendencia; la mayor o menor probabilidad que tiene un
sujeto para pasar al acto criminal.
Empero, así como existen
factores que inciden en la génesis del fenómeno criminal, también existen tanto
en el entorno como en el propio individuo otros factores cuya función es
impedir precisamente ese paso al acto criminal, procurando que el individuo se
abstenga de incurrir en delito.
Entre los factores criminógenos existentes
en el entorno social podríamos mencionar a los medios de comunicación (en
cuanto al contenido y mensaje de los programas difundidos por radio, TV, cine,
prensa, revistas, etc., tanto en formato digital o físico o tradicional) así
como a las drogas y el alcohol. Del mismo modo, entre los factores
criminógenos existentes en el propio individuo, señalaríamos como
pertenecientes al genotipo a las psicopatías, las perturbaciones psíquicas, las
enfermedades mentales, las deficiencias congénitas neuronales o nutricionales,
las alteraciones fisiológicas a nivel cerebral así como de glándulas
endocrinas, las anormalidades cromosómicas, etc.; y entre las pertenecientes a
las fenotípicas, señalaríamos a las perturbaciones psíquicas o psicológicas provocadas
por consumo de sustancias estupefacientes, psicotrópicas u alcohol, las
alteraciones y deficiencias de carácter orgánico provocadas por lesiones o por
consumo de sustancias estupefacientes, psicotrópicas u alcohol, así como al
entorno social del individuo.
Nótese que hemos señalado al
entorno social del individuo como un factor criminógeno existente en el propio
individuo, conformando el fenotipo mismo del sujeto; algo así como sí estando
inmerso el individuo en su propio entorno social, ese entorno social fluya a
través del individuo tal como lo haría el aire en nosotros, fluyendo
constantemente en nuestro organismo, aspirándolo, reteniéndolo en nuestros
pulmones y expeliéndolo en incesante ritmo. Pues bien, de ese mismo modo fluye
el entorno social a través de cada uno de nosotros; y fluye a modo de pautas
culturales en nuestra propia conciencia, como datos de información que nos
indican cómo comportarnos y cómo actuar, y que nos son aportados mediante el
proceso de socialización al que somos sometidos en nuestros hogares, familias,
vecinos y compañeros, así como en la escuela por nuestros primeros maestros, y
en la iglesia o templos por nuestros clérigos o pastores; es a ese proceso de
socialización al que aluden las teorías sobre el constructivismo propugnadas
tanto por Jean Piaget como por Lev Vigotsky, por cuanto el individuo forja día
a día desde su infancia su propia personalidad tomando y haciendo suyas las ideas,
conceptos, normas culturales y pautas culturales que se encuentran esparcidos y
diseminados en su propio entorno, y que al interaccionar socialmente le
permitirán adoptar un determinado rol social del modo cómo lo señala en su Teoría
Transaccional el psicólogo Eric Berne; y qué en conjunto vendrían a corroborar
la Teoría de la Asociación Diferencial, de Edwin Sutherland: El criminal no
nace como criminal, aprende a ser criminal; tampoco hereda esa condición ni la
ejecuta por simple imitación, las ejecuta por haberlas aprendido, por haberlas
internalizado.
De manera pues, la psicopatía
podría pasar inadvertida sí el psicópata “aprende” a enmascarar y reprimir su
violenta personalidad, así como a mostrar empatía y hasta compasión; pero ello
no implica que haya dejado de ser un psicópata, implica sólo que ha reprimido
su propia personalidad, así como la podría reprimir un pedófilo, y hacerse
llamar “pedófilo virtuoso”: En cualquier momento mostrarán su verdadera
personalidad. Por supuesto, de decidir
reprimir conducta y comportamiento, uno y otro se abstendrán de pasar al acto
criminal debido a las normas culturales imperantes en la sociedad en la cual se
desenvuelvan, y esas normas culturales están inmersas a su vez tanto en el
individuo, quienes las internalizarán, así como en el entorno social de ese
individuo, qué es la cuestión que queríamos demostrar: Que el entorno social es
un factor criminógeno perteneciente tanto al fenotipo del individuo –por
haberlas internalizado como pautas culturales-
así como al entorno social propiamente, o medio ambiente social.
Desde luego, sí esas pautas
culturales tienden a impedir que el individuo pase al acto, no serían entonces
un factor “criminógeno” sino, más bién, un factor “criminogenicida”.
Entonces, el entorno social
podría actuar tanto para provocar el fenómeno criminal como para impedir qué se
produzca, y volvemos a caer en el proceso de “socialización”.
Al estudiar la sociedad como un
todo abstracto, los antropólogos funcionalistas afirman que toda sociedad posee
una estructura, y qué esa estructura está conformada por diversas instituciones
que la sustentan y que le permiten desenvolverse y desarrollarse, integrada a
su vez por los individuos que ejecutarán las funciones requeridas y necesarias
para que esas instituciones cumplan la función inherente: Todos necesitamos alimentos,
vestimenta, calzados, etc., pero como quiera que vivimos en sociedad no tenemos
que ocuparnos cada quién de producir los alimentos que necesitamos ingerir, así
como tampoco nos ocupamos de producir ni la vestimenta ni los calzados que
usamos. Y casualmente es esta la razón por la cual surge el Derecho, para regular
de forma armónica las fuerzas de todos los miembros de la sociedad, y
dirigirlas a un solo propósito, el Bien Común: Cada miembro de la sociedad debe
ocupar y ejecutar un rol específico dentro de la sociedad, aportando y
contribuyendo con su esfuerzo personal al logro de ese propósito general; es
así cómo surge la cultura, al ser transmitida de una generación a otra las
pautas culturales que permitirán subsistir al individuo así como a la sociedad
persistir y perpetuarse como ente, perdurando en el tiempo, y qué no es otra sino la
socialización del individuo.
Ahora bién, ¿por qué es alta la
tasa de criminalidad en Venezuela?
En primer lugar, por cuanto el
proceso de socialización que debería ser aplicado a los niños y jóvenes ha sido
efectuado deficientemente, al inculcar a los individuos pautas culturales
inidóneas e inaceptables socialmente,
pues impiden y obstaculizan el desarrollo armónico, ordenado y pacífico
de las relaciones interpersonales entre éstos.
En segundo lugar, por cuanto se
omite someter a proceso de resocialización a quienes incurren en delito,
segregándolos meramente por un tiempo indeterminado en recintos cuyo ambiente fomenta,
promueve y facilita la adopción y el reforzamiento de conductas socialmente inaceptables,
incrementando igualmente la proclividad criminal de éstos.
En tercer lugar, por cuanto es inexistente en el sistema penitenciario actual la clasificación mediante
diagnostico diferencial de aquellos quienes son segregados en los recintos
penales y penitenciarios, al extremo que a los efectos del requerido
tratamiento penitenciario no se distingue en modo alguno a los internos, agrupando indistintamente a quienes están
afectados por alguna psicopatía con quienes padecen desórdenes mentales y con
todos aquellos que ni son psicópatas ni padecen desorden mental alguno; en vez
de destinar a unos a centros de reclusión específicos para psicópatas, otros a
centros terapéuticos para criminales con desórdenes mentales y al resto
agruparlos en centros comunes de acuerdo a su edad, sexo, grado de peligrosidad,
tiempo de duración de la reclusión, etc., conforme a los parámetros aceptados
internacionalmente.
En cuarto lugar, por cuanto el
sistema penal y penitenciario venezolano no intimida al delincuente:
► De caer preso, el delincuente
sabe que será conducido a un recinto dónde recibirá visitas de sus familiares y
amigos con bastante frecuencia, y hasta tendrá la oportunidad de serle permitida
la pernocta de esa visita por varios días en el recinto;
► Sabe y le consta que en los
recintos podrá disfrutar en todo momento del uso de electrodomésticos,
televisores, teléfonos celulares, laptops, etc., así como quizás disfrutar de
la compañía de mascotas (perros, animales exóticos,etc.) y hasta el porte y
posesión de todo
tipo de armas de fuego, explosivos y granadas incluidas, así
como el uso y disfrute de piscinas, discotecas, restaurantes, conciertos con
genuinos artistas de fama o participar como jugador en auténticas partidas de
rugby o hasta viajar a Europa como integrante de una impecable orquesta
sinfónica, con todos los gastos pagos: Boleto aéreo ida y vuelta, estadía,
todas las comidas y bebidas!
Animales hallados al clausurar Cárcel de Sabaneta: Cunaguaros (Leopardus Pardalis), babas (Caiman Crocodrilus), etc. |
► Sabe y le consta que automática
e incondicionalmente obtendrá defensa penal gratuita por parte de funcionarios
públicos cuyo sueldo será pagado por el erario nacional, a costa de los
contribuyentes;
► Sabe y le consta que sus
familiares más allegados serán beneficiados con el “Plan Llegó Maita”, implementado
por el Ministerio de los Servicios Penitenciarios, y que comprende agasajos y
obsequios en los días festivos más significativos para una madre (Día de la
Mujer, Día de la Madre, Navidad, Año Nuevo, etc.) así como excursiones con
alojamiento incluido en los antiguos hoteles de la corporación Hilton y otros
ahora
pertenecientes a Venetur (Margarita, Cumaná, Macuto, Chichiriviche,
Canaima, etc.), lo cual incluye adicionalmente la automática inclusión en otros
planes tales como “Gran Misión Vivienda Venezuela” y “Mi Casa Bien Equipada”,
para así poner cese a las penurias que provocaron la invisibilización de un ser
excluido por los anteriores gobiernos apátridas;
► Sabe y le consta que sí permanece
en detención más de dos años continuos sin obtener sentencia condenatoria,
saldrá en libertad;
► Sabe y le consta que el
expediente de su causa podrá ser examinado dentro del mismo recinto por jueces
itinerantes que podrían concederle la libertad, así como obtenerla a través del
denominado “Plan Cayapa”;
► Sabe y le consta que desde los
recintos podrá seguir movilizando sus cuentas bancarias, así como administrar
sus bienes muebles e inmuebles, dado que ni unos ni otros ni serán incautados
ni serán sometidos a ningún tipo de restricción.
Asesinado por un expran en Sabaneta, junto a los de su grupo criminal; el expran le extrajó corazón y ojos, tras obligarlo a desnudarse para cobardemente matarlo. El crimen aún permanece impune. |
► Sabe y le consta que no pagará
condena por los delitos cometidos dentro del recinto, así como tampoco será
enjuiciado por ello o que su pena será incrementada en modo alguno para que
purgue condena adicional por estas otras acciones delictivas, aún cuándo
asesine a mansalva a otros internos o extorsione desde el interior del recinto
a ciudadanos que se hallen fuera del recinto o que se fugue y lo recapturen;
► Sabe y le consta que podrá
estacionar dentro del propio recinto los vehículos automotores que hurte aún
estando preso, sea para conservarlo para su uso posterior, sea para aguardar
por el pago de rescate por el hurto.
En fin, abundan y sobran las
razones para afirmar que el sistema penal penitenciario no intimida al
delincuente; pareciera que lo incita, que lo provoca a delinquir.
Prosiguiendo, en quinto lugar, por
cuanto fue anulada por inconstitucional la Ley de Vagos y Maleantes, que al
menos permitía mantener bajo control el fenómeno criminal, impidiendo que
deambularan a su antojo por las calles menesterosos, malvivientes, rufianes,
proxenetas, vagos y maleantes, dado que la policía podía ejercer función
preventiva y profiláctica, deteniendo a quién careciera de empleo, a todo aquél
que se dedicase a los juegos de envite y azar en las vías públicas, etc., así
como a enviar a las Colonias Móviles de El Dorado a todo aquél que estuviese
vagando, cometiendo fechorías, o que tuviese cinco o más denuncias ante los
cuerpos policiales: Eran enviados a las Colonias, a trabajar, a sembrar el
campo, a cuidar y a alimentar animales, a aprender los rudimentos de un oficio,
a capacitarse para trabajar a través del antiguo INCE, con instructores cabales.
Ahora no, ahora pueden graduarse hasta de Abogado en una penitenciaría, gracias a la
Misión Sucre, y descontar tiempo de condena por tiempo de estudio, rebajando
así su tiempo de estadía en el recinto, por cada día de estudio, un día menos
de condena.
En sexto lugar, por cuanto las
fuerzas de seguridad pública incumplen su función primordial y en vez de
resguardar a la ciudadanía, persiguiendo y aprehendiendo delincuentes como
debería ser, actúan sólo luego de haberse materializado el delito y sí acaso vigilan,
lo hacen a través de cámaras colocadas en postes o adosadas en drones, y
pierden el tiempo esperando llamadas de emergencia que pocas veces atienden y
que les efectúa la ciudadanía a través de una enrevesada maraña de números
telefónicos que corresponden a una astronómica cantidad de cuadrantes
policiales en las que dividieron todo el territorio nacional; pero eso sí, ya a las cinco de las tarde retornan a sus respectivos
hogares, quizás a bordo de la patrulla asignada, un Toyota Corolla, con el
uniforme aún planchadito y almidonado, y las botas o zapatos aún lustrosos.
En séptimo y último lugar, por
cuanto todo el sistema penal venezolano promueve y fomenta la impunidad del
criminal, incluyendo a los de cuello blanco así como el de los políticos
corruptos, concentrándose y atendiendo sólo a la forma y lo aparente, en vez de
resolver el fondo de la cuestión: Sí un
individuo altera y perturba el orden social, incurriendo en acto criminal, debe
ser segregado; una vez segregado, debe ser sometido a reeducación y
resocialización
social; una vez reeducado y resocializado socialmente podría ser entonces rehabilitado
y reinsertado de nuevo en la sociedad; pero no, el sistema ignora quién es
psicópata y no para mientes, lo segrega un tiempo y lo regresa de nuevo a las
calles, sin mantener algún control sobre ese psicópata, y resulta que ese
psicópata reincide y reincidiendo se repite el ciclo ya referido –defensa
pública gratuita, una bulliciosa vida en la cárcel, libertad sí existe retardo
procesal, Plan Llegó Maita, etc.-; en fin, el sistema es criminógeno.
Excepciones a lo anterior:
Disidentes políticos, presos políticos, tuiteros presos. A éstos los mantienen
encerrados en oscuras y frías mazmorras, ven la luz del sol muy pocas veces,
algunos perdieron hasta la noción del tiempo, alumbrados constantemente por
bombillos incandescentes
A modo de corolario, es una
sandez afirmar que el delito es una constelación de múltiples causas. El delito
es el acto voluntario de un individuo cuya proclividad criminal aunada a su
peligrosidad criminal lo animan a pasar al acto criminal, abusando así del
derecho de un tercero. Es voluntario por cuanto en el denominado “iter
criminis” notamos qué es la determinación del propio sujeto lo que impele al
sujeto a pasar al acto, así esté ofuscado o lleno de ira; y es voluntario por
cuanto aún cuándo esté ofuscado o lleno de ira, para proseguir con la misma
casuística, el sujeto puede o podría abstenerse de pasar al acto, reprimiéndose
y controlando su ímpetu, lo cual tendría lugar en la fase de deliberación del
“iter criminis”.
En Venezuela, dadas las
características ya señaladas del sistema penal penitenciario, la contención
voluntaria no viene dada en función a la intimibilidad del sistema, vendría
dada en todo caso por peculiaridades propias e intrínsecas del sujeto: De allí la
alta tasa de criminalidad, y de allí el ambiente violento en el que por lo
general se desarrolla toda interrelación social, comenzando por la comunicación
verbal; al no existir un freno social que contenga los impulsos y emociones,
éstos fluirán libremente; de allí la crueldad criminal, el ensañamiento, el
surgimiento de bandas de delincuentes, la ola de homicidios con decapitaciones,
la ola de asesinatos tras robos de nimiedades. No existe freno que los
contenga, a no ser el de Fuenteovejuna, que ya comenzó a ser aplicado.
Concluyendo, el sistema penal
penitenciario no sólo debe ser idóneo y adecuado; también debe ser congruente y
coherente. No podemos ir por las escuelas hablando acerca del bullying o
violencia escolar mientras en nuestras cárceles existan armas de gran potencia
en manos de los reclusos, ni mientras sigan publicando sus grotescas fotos en
las redes sociales, gracias a qué ni siquiera se les ha ocurrido a las
autoridades colocar un simple bloqueador de llamadas telefónicas celulares
arriba en las azoteas a los recintos carcelarios; tampoco podemos inculcar
pautas culturales socialmente aceptables a nuestros niños y jóvenes mientras
impere el caos administrativo y la corrupción pública en el país, así cómo
tampoco podríamos someter a resocialización social a un paupérrimo robagallinas
a sabiendas qué quienes se enriquecieron groseramente con el erario público se
pasean impunemente disfrutando alegremente su riqueza mal habida. Es un sistema, como una pieza mecánica con
engranajes; todos deben funcionar al unísono; cuando eso ocurra, se acabará el
bochinche en Venezuela, aquél bochinche que advirtió y denunció el ilustre Precursor
Francisco de Miranda, y qué aún nos afecta como sociedad.
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