¿Puede un tumor cerebral o una lesión determinar nuestro comportamiento?
Viernes, 16 de agosto de 2013
Pensamos que tenemos el control de nuestras acciones,
pero si un tumor cerebral o una lesión puede cambiar completamente
nuestra personalidad, ¿qué nos dice esto de nuetra voluntad?
¿Ir al gimnasio o sentarse al frente de la tele
con un paquete familiar de papas fritas? Mmm. ¿Gimnasio o papas? ¿Papas o
gimnasio? ¿Gimnasio o papas?
Todos hemos pasado por ahí. Quizás decidamos que lo que en realidad
queremos hacer es ir al gimnasio y aún así, nos descubrimos alargando el
brazo para agarrar otra papa saladita para luego sentir un inevitable
sentimiento de auto odio.
Psicólogos y neurocientíficos están logrando
importantes avances para entender nuestros impulsos y motivaciones. La
debilidad de voluntad, como comer esas papas cuando en realidad no
queríamos, es uno de los fenómenos intrigantes. Lo otro es la adicción,
ya sea a las apuestas, el sexo, el alcohol o el cigarrillo.
Mucho es lo que se ha aprendido sobre los mecanismos psicológicos subyacentes en nuestros apetitos compulsivos.
Cada vez hay un mayor reconocimiento de la
importancia del subconsciente en la toma de decisiones. Es posible que
no estemos al tanto de la influencia que tiene un olor o un sonido en
nuestras decisiones. Y algunos neurocientíficos incluso aseguran que
explicando estos patrones en el cerebro, se pueden predecir las
decisiones que tomaremos seis ó siete segundos antes de que las tomemos
de forma consciente.
Todo esto plantea una pregunta para los
filósofos: ¿cuáles son las implicaciones de los avances en el
conocimiento sobre la toma de decisiones de los humanos en nuestra
concepción de la voluntad? ¿El progreso científico socavará nuestra
sensación de que tenemos voluntad? ¿Eventualmente nos llevará a concluir
que la voluntad es una ilusión?
El tumor que cambió a un hombre
Tomemos como ejemplo el siguiente caso de la vida real que ocurrió hace una década.
Quien una vez fue un hombre felizmente casado
empezó a desarrollar una fascinación por la pornografía infantil y la
prostitución. Hasta ese momento no había exhibido apetitos sexuales
inusuales.
La situación se deterioró, su esposa se empezó a
alarmar, y cuando intentó atacar a su hijastra, su mujer llamó a la
policía. El hombre fue forzado a acudir a terapia, pero eso no le
detuvo. Al contrario, acosaba a las mujeres del centro donde era
tratado.
Una estadía en la prisión parecía inevitable.
Pero justo antes de que tuviera que volver a presentarse ante un juez,
empezó a quejarse de dolores de cabeza y fue al hospital donde un
escáner cerebral reveló que tenía un inmenso tumor.
Una vez que se lo retiraron, su comportamiento volvió a la normalidad.
La historia tiene una vuelta más de tuerca. Tras
varios meses, su comportamiento aberrante regresó y una investigación
reveló que el tumor no había sido completamente erradicado. Una nueva
operación hizo una vez más que el hombre volviera a ser él mismo.
Probablemente la mayoría de las personas dirán
sobre este caso que el hombre con un comportamiento sexual desviado no
estaba realmente libre. El tumor fue el responsable, por así decirlo.
Neurocientíficos al tribunal
Pero, en gran parte, todos somos seres físicos
en un universo determinista. ¿Por qué una causa física -como un tumor-
va a ser diferente a otra?
Es posible que, en el futuro, neurocientíficos tengan que comparecer ante la corte para explicar todo tipo de agresiones.
Por ejemplo: "Este hombre no puede ser
responsable de hurto, porque ello se debió a altos niveles de dopamina".
Existe evidencia de que algunas personas tratadas con dopamina para el
Parkinson tienen problemas de impulsividad hacia el sexo y las apuestas,
por ejemplo.
La mayoría de nuestros conceptos filosóficos
datan de la Grecia ancestral. No es el caso del concepto de la voluntad o
el libre albedrío.
Los griegos de Homero creían en el destino, en
vez de la libertad. Creían que las circunstancias estaban más allá de su
control. En los escritos de Platón y Aristóteles, no hay un término que
se pueda traducir naturalmente como "libre albedrío".
El surgimiento de este concepto data
aproximadamente del siglo IV DC, y fue una solución ingeniosa de los
teólogos cristianos para el llamado Problema del Mal. Si Dios es
todopoderoso, y Dios es pura bondad, ¿por qué hay maldad en el mundo? La
respuesta, dijo San Agustín, es que el hombre tiene libre albedrío.
Desde entonces, casi todos los filósofos
importantes han hecho algo para contribuir en el debate del libre
albedrío, desde Kant y Schopenhauer a Nietzsche y Sartre. Hablando en
términos amplios, existen dos campos. Hay compatibilistas, como Scot
David Hume, del siglo XVIII; quienes piensan que el libre albedrío es
compatible con el determinismo -compatible con la idea de que todas
nuestras acciones son causadas. Y están los incompatibilistas, quienes
insisten en que no es así.
Culpa y alabanza
Envueltos en los debates sobre libre albedrío,
están las preguntas de culpa y alabanza. Si nuestras acciones no son
libres, ¿cómo las podemos denunciar o elogiar? "Los escépticos sobre
libre albedrío dirán que el concepto es un poco de apoyo de la
metafísica para justificar nuestra práctica de castigar a las personas",
dice el filósofo Wayne Martin, profesor de la Universidad de Essex.
¿Cómo la debilidad entra en este debate? El
filósofo estadounidense Harry Frankfurt escribió un muy influyente
artículo sobre la libertad en los años 70.
Frankfurt dijo que tenemos muchos deseos: el
deseo, por ejemplo, de picar dulces y salados y el deseo de perder peso.
Estos son nuestros deseos de primer orden, pero también tenemos deseos
de orden superior.
"Mis deseos de orden superior son decidir cuál
de mis deseos de primer orden quiero pasar a la acción", explica Martin.
"Y Frankfurt define libre albedrío como un control efectivo sobre los
deseos de primer orden".
En otras palabras, sólo puedo decir que tengo
libre albedrío si tengo suficiente disciplina sobre mis deseos de primer
orden. Si mi deseo de orden superior es perder peso e ir al gimnasio,
¿puedo superar la tentación de hacer otras cosas en vez?
Ahora, ¿donde están esas papas fritas saladitas?
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/08/130815_salud_tumor_cerebro_comportamiento_gtg.shtml
No hay comentarios :
Publicar un comentario