Psiquiatra que aseguraba que había “cura” para la
homosexualidad pide disculpas a comunidad gay
Miércoles 16 mayo 2012 | 18:57
Publicado por Christian Leal
Durante casi una década, los grupos conservadores e incluso la
Iglesia Católica se basaron en los estudios de un connotado psiquiatra
estadounidense para defender su postura de que la homosexualidad es una opción,
y que como tal, puede ser “curada”.
Ahora, el doctor Robert Spitzer, autor del estudio, no sólo echó pie atrás
en sus afirmaciones, sino que incluso pidió perdón a la comunidad gay por haber
hecho “afirmaciones que no estaban probadas”, consignó el portal especializado Psychology
Today.
Se trata de un verdadero remezón en el campo de los derechos de las minorías
sexuales. Esto porque Spitzer es reconocido como una autoridad, primero por
haber liderado una campaña en 1973 que logró eliminar a la homosexualidad de la
lista de desórdenes mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría; y más
tarde por el estudio que en 2003 afirmó que era posible cambiar la orientación
sexual de un individuo “altamente motivado”.
Es esta investigación, Spitzer realizó entrevistas telefónicas a 200
personas, 143 hombres y 57 mujeres, quienes reportaron haber tenido al menos
cambios sutiles que los llevaron desde la homosexualidad a la heterosexualidad,
durante un lapso de 5 años.
“La mayoría de los hombres homosexuales y lesbianas, tras recibir terapia de
reorientación sexual, lograron cambiar su orientación predominantemente
homosexual a predominantemente heterosexual; mientras unos pocos cayeron en
argumentos de autosugestión o incluso en mentiras, asegurando haber cambiado su
orientación sexual. De esta forma, queda en evidencia que es posible cambiar la
orientación sexual de algunos hombres homosexuales o lesbianas tras la
terapia”, indicaba el psiquiatra en su trabajo original, el que resultó tan
criticado por sectores progresistas como difundido por los conservadores.
Sin embargo la semana pasada, en una carta al editor de la revista
Archivos de Comportamiento Sexual, el doctor Spitzer puso en tela de juicio su
propio estudio, afirmando que en realidad no hay forma de juzgar cuán creíble
era el reporte de un participante sobre el cambio de su orientación sexual.
Esto, debido a que precisamente un individuo “altamente motivado” tiene
fuertes razones para informar su cambio de homosexualidad a heterosexualidad,
ya sea por culpa, vergüenza, adoctrinamiento e incluso sugestión. “En términos
simples, no hay forma de saber si los reportes de los participantes eran válidos”,
concluye Spitzer.
“Creo que le debo a la comunidad gay una disculpa debido a que mi estudio
hizo afirmaciones sobre la terapia de reorientación sexual que no estaban
probadas. También ofrezco disculpas a cualquier persona homosexual que haya
perdido tiempo y esfuerzo en cualquier forma de terapia creyendo que yo había
probado que era posible un cambio en ‘individuos altamente motivados’”, admitió
el psiquiatra.
La noticia llegó de la mano de un proyecto
de ley en el Estado de California que busca prohibir las terapias de
reorientación sexual. La normativa pretende que se prohíba absolutamente en
menores y que en adultos, los terapeutas deban entregar una advertencia por
escrito donde informen que no existen pruebas de su efectividad y que incluso
puede ser dañina, como afirma
la Asociación de Psicólogos en EEUU.
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