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jueves, 3 de octubre de 2013

La sabiduria de los psicópatas





Javier Caraballo JAVIER CARABALLO                                          MATACÁN    

  01.10.2013

Para explicar los intrincados mecanismos mentales que pueblan la mente de los psicópatas, el doctor Kevin Dutton propone un sencillo ejercicio que sirve, está bien avisarlo desde el principio, para desconcertarnos a todos un poco más. Veamos. Imagine una vía del tren que se desdobla. En una de las vías hay cinco personas atadas a los raíles y en la otra vía, sólo una, también atada. Un tren se acerca por la primera vía. Si nadie lo remedia, el tren va a arrollar a cinco personas. Usted puede impedirlo porque tiene en sus manos el cambio de agujas de las vías. Si lo acciona, salvara a esas cinco personas y el tren sólo arrollará al hombre que está atado a la segunda vía. ¿Lo haría? ¿Cambiaría la vida de cinco personas por la de una sola?

Bien, es de suponer que usted, como la mayoría de las personas consultadas, ha contestado que sí, que impulsaría la palanca del cambio de agujas. De acuerdo. Ahora piense en el mismo escenario, pero con algunas diferencias. Hay sólo una vía de tren con cinco personas atadas a los raíles. Esta vez, no es posible cambiar el tren de vía; esta vez, para salvar a esas cinco personas sólo hay una salida: usted contempla la escena desde lo alto de un puente, bajo el cual pasa el tren, y delante de usted hay un señor gordo. Si lo empuja, y el hombre grueso cae a la vía, el tren se frena y no arrollará a las cinco personas que están atadas a la vía. ¿Lo haría igual, reaccionaría igual que hace un instante? La inmensa mayoría contesta, sin embargo, que no, que en este caso no empujaría a esa persona para que cayera al vacío desde el puente. Sin embargo, el balance sería el mismo: muere una persona para poder salvar a cinco.

¿Por qué en un caso decimos que sí, casi sin pestañear, y en el otro nos oponemos al instante? ¿Qué moral es esa que hace depender nuestra decisión y nuestros escrúpulos de que tengamos que implicarnos en un asunto directamente? En los dos casos se trata de lo mismo, sacrificamos a una persona inocente, que no iba a morir, para evitar que el tren arrolle y mate a cinco. Todas estas preguntas, al menos en mi caso, me llenan de desconcierto y se complican todavía más cuando, como explica el doctor Kevin Dutton, el mismo dilema se le plantea a un psicópata.

El experimento, de hecho, se ha realizado, y los psicópatas, a diferencia de las personas 'normales', se comportan de una forma más homogénea: si se trata de salvar a cinco personas, cambiarían de vía con la misma fría determinación con la que empujarían por la barandilla del puente al señor grueso. Asumen, en los dos casos, que alguien debe morir para que se salven los demás. Punto. ¿De verdad podemos decir que nuestra reacción, y no la del psicópata, es la más equilibrada?

Los expertos encuentran la explicación científica en la diferencia de comportamiento ante lo que llaman "dilemas morales impersonales", aquellos que no nos afectan directamente, y ubican esas reacciones en una zona concreta del cerebro, el "córtex orbitofrontal medial". En cualquier caso, todo esto sólo nos sirve para llegar a otra duda mayor; los experimentos del doctor Kevin Dutton, las distintas reacciones de todos nosotros, las contradicciones, todo eso a lo único que nos conduce a la pregunta que tantas veces nos planteamos: ¿qué pasa por la mente de un psicópata para cometer un asesinato como el de la niña Asunta Basterra?

Si no podemos explicar, siquiera, el comportamiento de seres normales, ¿cómo vamos a pretender encontrarle alguna lógica a la mente de un psicópata? Para eso sirven los experimentos, para que renunciemos a plantearnos esa duda que siempre será irresoluble. Es posible que sea irremediable, que el asombro y la angustia que se genera con un crimen así, nos conduzca inevitablemente a esas preguntas, como un lamento infinito de la maldad del ser humano, como una letanía desolada. Pero tenemos que saber que no tienen contestación.

De la mente de los psicópatas, que es lo que se detalla en el libro de Kevin Dutton (La sabiduría de los psicópatas), sólo conocemos la frialdad, el cálculo, la serenidad, la planificación meticulosa y la ausencia total de sentimiento alguno ante el sufrimiento de los demás. Todo eso, contenido en la mente de una persona en apariencia normal, que si tiene alguna característica visible es su capacidad para atraer a los demás. ¿Cómo diferenciarlos, cómo prevenir nada? En una ocasión, un veterano investigador de crímenes le preguntó a un psiquiatra: “¿Existe alguna diferencia entre un hijo de puta y un psicópata?”. Y el psiquiatra, sin pensarlo un segundo, le contestó: “Esa es la gran duda de la psiquiatría forense…”

He recordado aquella respuesta al leer ahora que a uno de los asesinos en serie más famoso de Estados Unidos, Ted Bundy, lo entrevistaron poco antes de ejecutarlo y despidió a sus interlocutores con despecho: “Soy el hijo de puta más frío que se encontrarán en la vida”.

No, no existe posibilidad alguna de explorar la mente de un psicópata, ninguna lógica, ninguna explicación, ningún móvil previsible. Y de nada vale esta tortura nuestra con la que nos sacudimos cuando aparece el cadáver de una niña y las sospechas policiales apuntan a sus propios padres. Como en el caso de Bretón, ya condenado, por el asesinato de sus dos hijos. Y antes, otros crímenes, como el de Marta del Castillo en el que el cálculo frío, gélido, de los culpables es capaz de burlarse de todo y de todos. O mucho antes, cuando tras el crimen de Rocío Wanninkoff se descubrió a un asesino mayor, Tony King. ¿Qué había en la mente de cada asesino?  Nunca lo sabremos.

Lo que sí sabemos por todos esos casos anteriores al de Asunta Basterra es que cualquier chapuza, cualquier precipitación, cualquier error generado por la ansiedad de cerrar un caso, durante la investigación policial sólo va a generar frustración mañana, y aquí se incluye también la precipitación y el ansia de muchos medios de comunicación. Investigación serena para evitar que, cuando un psicópata se siente ante un tribunal, no existan más que pruebas indiciarias, y nada concluyente sobre el móvil del crimen y las circunstancias en las que se produjo. Investigación rigurosa, serena, contundente, discreta, profesional. Que la sabiduría de los psicópatas nunca puede imponerse.

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Fuente: http://blogs.elconfidencial.com/espana/matacan/2013-10-01/la-sabiduria-de-los-psicopatas_35050/

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