Bully
“Tú no le des a nadie, ahora si te dan, tú le das pa’ tras. Si no
puedes con las manos, le das con una piedra, con un palo o con lo que
sea. Yo no te voy a dar ni te voy a pelear si me llaman porque te
defendiste. Ahora, si yo me entero que te dan y tú te quedaste dao’,
prepárate, porque la otra pela te la doy yo.”
Fue un discurso inspiracional, de estrategia militar y de apoyo.
También era una amenazada con el más fino de los velos. Con estas
palabras dignas de “El arte de la Guerra” de Sun Tzu, mi papá me dio un
beso y me mandó al primer frente de batalla de la guerra que es la
escuela: Kinder Garden. Posiblemente esas mismas palabras la escuchaste
tú si eres de mi generación. No porque compartamos el mismo padre, sino
porque esas palabras marcaban cómo la sociedad preparaba a los niños
para las adversidades que pudieran presentar las interacciones
interpersonales. Mantén tu dignidad, respeta y exige respeto. Como en la
antigua Esparta, si tu padre veía que eras débil, haría lo más cercano a
desecharte: darte una pela.
Recuerdo que desde el principio había un nene que molestaba a todos,
Pedro Vargas. Era el terror de los matresitos para dormir. Un día se
metió conmigo y el miedo a mi papá era tanto que le metí una bofetá que
se le quitaron las ganas de joder. La maestra lo vio y se lo dijo a mis
papás, más de manera de asombro que de queja. La complicidad contra el
bullying se teñía desde aquellos días del ’89. A pesar de mi victoria
inicial contra el bullying, no mantuve dicho invicto. Según creces y te
haces más independiente de tus padres, y te importa más la imagen que
tengan tus compañeros de que no eres un llorón que va a donde tus padres
a quejarte, dejé de defenderme ante los bullies. Por suerte no pasaban
más allá de decirme gordo. Siempre fui astuto y el bullying nunca me
marcó. Uno de mis mejores amigos era el nene más grande del salón. A
veces pienso que por asociación no jodían conmigo, pues siendo chiquito y
gordo era presa fácil para bullear.
Según crecí y dejé de ser de los pendejos del salón, me volví uno de
los payasos. Para el undécimo grado era conocido por pegar vellones. Le
tenía sobrenombres por lo menos a más de 5 estudiantes de la escuela por
los que todo el mundo los conocía. Nunca fue mi modus operandi
intimidar. Lo mío más bien era tripiarlos. Así fue como me convertí en
un bully.
Había una niña en la escuela, Lucianne, que desde 4to grado, toda la
escuela le hizo bullying. Le decían que apestaba y le llamábamos “8 mil
voltios” por el pelo. La realidad es que pienso que parte del bullying
se debía a que era una niña físicamente desarrollada cuando todos
teníamos todavía dientes de leche. No significa que la envidiáramos por
su rápido desarrollo, más bien lo malentendíamos.
Yo tenía un don especial para hacerla llorar. La hice llorar más de 5
veces, la última vez a semanas de graduarnos de cuarto año. La mamá iba
a la escuela a dar las quejas y en 5to grado nos dijo que nos llevaría a
todos a la corte. La defensa de la mamá solo empeoraba las cosas.
Entonces Lucianne era la chota, y la mamá la loca que quería llevar a
unos niñitos a corte. El bullying era aceptado como algo normal, siempre
y cuando no fuera de aquel que intimidaba, del que te robaban el dinero
o te golpeaban, del que te hiciera daño físico.
Rememoro esos tiempos, todos los vellones que pegué y sobrenombres, y
el único que me hace pensar en que fui un bully fue con Lucianne. En
algunas ocasiones había maldad detrás de los chistes y los vellones.
Recuerdo que antes de graduarnos fuimos a un retiro, y uno de los
rituales era limpiarle los pies a esa persona a la que habías ofendido.
Mi intención era limpiarle los pies a Lucianne, pero cuando me tocó ya
más de cinco lo habían hecho. Lucianne tenía una sonrisa que iba de la
validación hasta la venganza. A lo mejor por eso decidí disculparme con
ella públicamente pero limpiarle los pies a otra persona.
Luego de este suceso era yo quien tenía que huirle a Lucianne. No
porque me hiciera bullying, sino porque me buscaba y se ponía en
posición de ser bulleada. De alguna forma, este tipo de interacción era
parte de la dinámica y su manera de ser parte del grupo, aunque fuera de
una manera no favorable para ella. Cuando nos graduamos, el chiste del
grupo era que un día Lucianne volvería, millonaria y hermosa, a hacernos
la vida imposible. Así como Thalía en Marimar, sólo que Lucianne iría uno por uno matándonos como V for Vendetta.
Una vez me hice maestro, pude ver el bullying desde otra perspectiva.
Por alguna razón, los niños que en los grados primarios son bullies,
crecen a convertirse en los chicos populares del salón. Tenía esta
teoría desde que estaba en la escuela y mis experiencias la validaban.
Debe ser que esos niños crecen siendo más extrovertidos, mientras que
los que son víctimas de bullying tienden a mantenerse a raya por miedo a
tener una reacción adversa por parte de sus compañeros.
Es extremadamente triste ver a los muchachos haciendo estupideces
como tirándose peos para que los demás los molesten, solo por ser el
centro de atención por unos segundos. Ver como los mandan a buscar los
balones metiéndose por un boquete en la cerca y cuando está entrando le
caen a patadas. A veces la exclusión es tanta que para ser incluidos
tienen que aceptar el rol del hazmerreir del grupo. A veces son unos
cabrones, que saben de su posición de víctimas, y tratan de montarles un
rancho a los demás para joderlos. Como maestro, la ley me exige no
dejarles pasar ni una, idependientemente de mi criterio de si es
bullying o algo momentáneo. Además, no lo dejo pasar porque a veces
siento que es la manera de expurgar mis demonios de cuando fui de cierta
forma un bully escolar.
A esta posición de víctima de bullying no se llega de la noche a la
mañana. Mis vivencias como víctima de bullying, bully y como observador
de ello, me han llevado a la conclusión de que el bullying no es algo que
sucede un día. Al niño que un día lo molestan y lo joden está
definitivamente del mal lado de algo que no debería suceder, pero que
lamentablemente sucede y siempre sucederá. Para que sea bullying debe
ser algo sistemático. Son unas acciones que llevan a marcar al
estudiante frente a los demás como una persona débil. Muchos lo hacen
para subirse la autoestima, otros como era mi caso, lo hacían por
divertirse. Debemos ser cuidadosos a la hora de catalogar cualquier
acción e interacción como bullying.
En Puerto Rico, la noticia del momento es el caso de Swahilys, la
gorda que puso a una amiga a tomar video de cuando le da una escarpiza a
otra muchacha unas 70 libras más flaca. La razón, como en toda pelea de
jóvenes, fue por una estupidez. Un rumor de que habían hablado mal de
ella por Facebook. En un clásico caso de “dispararse uno mismo en el
pie”, el video que subió al internet para mostrarse como Reina Leona y
humillar a la víctima, resultó ser la prueba para que Departamento de
Justicia y el Departamento de Educación tomaran cartas en el asunto: Una
suspensión de 15 días del DE y una estadía tras las rejas cortesía del
Departamento de Justicia y un juez.
¿Se merece esta muchacha estar tras las rejas? Ciertamente, por
agresión. ¿Fue bullying lo que cometió? Una parte sí lo fue y otra no.
De las noticias se desprende que estas dos muchachas eran buenas amigas y
hasta estudian en el mismo salón. Partiendo de la premisa de que solían
ser buenas amigas, podemos descartar que la gorda (Swahilys) haya
estado bulleandola. No hay una coerción sistemática en el
momento en que le da la golpiza. Por lo tanto, el evento de la pela no
es bullying. Es una agresión bochornosa. Cuando se convierte en bullying
es cuando la gorda lo sube a Facebook. En ese momento se vuelve una
situación de humillación sobre la cual la víctima tiene menos
posibilidades de hacer algo (en la pela existía la oportunidad de un
golpe de suerte). Está buscando perpetuar la pela y que otros se unan a
ella en la ridiculización hacia la víctima. Esto es lo más alarmante.
Esa muchacha no iba a subir ese video si no entendiera que iba a
gozar de la aprobación de sus pares. Esto nos demuestra cuán común y
aceptado es que le den una pela a otro y se lo muestre a los demás para
ser adulados. Y seamos sinceros, ¿a cuántos de nosotros no nos encantaba
estar presente cuando se formaban las peleas? ¿A cuántos de ustedes no
les gustaba que todos vieran y supieran en las ocasiones en que salían
por la puerta ancha? El problema es que con la tecnología también somos
partícipes los que la edad nos enseñó que esto no es algo bueno aunque
sea normal. Son partícipes los millones de puertorriqueños y personas a
través del mundo que han sido víctima de bullying y reviven esas
experiencias. Somos nosotros los adultos los que hemos llevado a esta
muchacha a ser condenada como una abusadora. Esto no nació ni salió de
la víctima, por lo que no ha existido ningún empoderamiento de su parte.
Los padres tienen un problema con los hijos pues no verifican lo que
hacen éstos en sus computadoras. Estos es irónico porque mi generación
era la que navegaba el internet sin el entrometimiento de los padres ya
que no dominaban la tecnologia. Sin embargo, nunca nos metimos en los
lios en los que se mete esta generacion en la que los padres conocen de
las redes y tienen todas las herramientas para monitorearlos. Tampoco se
les puede echar toda la culpa, pues a los hijos hay que darles espacio y
dejarlos crecer. La linea entre control y sobreprotección es bien fina.
Sin embargo, parte del bullying es porque así se crian. Ven que los
padres todo lo resuelven con golpes y actúan de la misma forma.
Los patios en las escuelas tienen sus propias reglas, al igual que
las cárceles. Los tiempos en que alguien podía grabar la pelea (aunque
esto no fue una pelea) y postearla al internet, se acabaron. Estoy
seguro que como están los que velan porque nadie se meta mientras dos se
caen a puños, estarán los que velen para que no haya nadie grabando.
Grabar será equiparado con el chota, y se las verá feas con los demás,
porque no solo quedarán retratados los gladiadores, sino que los
incitadores también sufrirán las consecuencias de salir en el video. Así
que los que piensan que haciendo un ejemplo de Swahilys lograrán
erradicar las agresiones, sepan que lo que se ha logrado es que estén
más pendientes y sean más astutos al cometer estos actos.
Horita dije que tenemos que tener cuidado en calificar todo como
bullying. Ahora cuando un muchacho le dice a otro “gordo” o una le dice
“puta” a la otra lo van a calificar de bullying. La realidad es que este
tipo de comportamiento siempre va a suceder. No olvidemos que los seres
humanos somos animales. Así como dos tigresitos van a jugar físicamente
para ver cuál es más fuerte, también los seres humanos lo hacemos de
otras formas. La realidad es que si cada vez que alguien le dice algo a
otro vamos a ir corriendo a socorrerlos lo que vamos a crear es una
generación de llorones. Aunque suene fuerte, estas interacciones son
buenas para crear carácter. El bullying debe ser visto como tal cuando
son agresiones físicas constantes, cuando psicológicamente te están
jodiendo con la intención de empequeñecer tu auto-valor, cuando la
coerción es inquebrantable. Al que comete bullying se le debe tratar
como victimario y darle un castigo, pero también necesita que lo vean
como víctima. Necesita ayuda para entender la razón de por qué su
conducta está mal.
El discurso de mi papá aún lo veo válido. La mejor manera de acabar
con el bullying es a través del empoderamiento. Un buen bofetón a tiempo
va a detener la pendejá. Es más, joven que me lees, si eres víctima de
bullying y el bully es más grande y fuerte que tú que se joda: zúmbale
el primer puño. Te van a dar una pela, pero él sabrá que no puede joder
contigo sin a) Llevarse un buen cantazo b) que los mayores se enteren y
también lo suspendan. Ganarás respeto al instante, porque no se trata
de ganar, se trata de darse a respetar.
¿Qué pasó con Lucianne? Pues les cuento que hizo un doctorado en
Harvard en algo que tiene que ver con ciencias bien avanzadas, creo que
bioquímica. La última vez que alguien me dijo algo de ella, me contó que
“había rebajado un montón y se había puesto bien bonita”. Nuestra
profecía cada día se hace más cierta.
Mi nombre es Gazoo Starr, besos a los que me recuerdan y flores al
que ya me olvidó. Si algún día muero víctima de algún brebaje
desconocido o una manera elaboradada, quiero que usen este artículo como
evidencia de que a través del bullying, a la larga, solo se consigue
cosas malas y enemigos que en un futuro podrían ser poderosos.
P.D.2 Si quieres hacerme cyberbullying lo puedes hacer a través de www.twitter.com/GazooStarr
About the Author: Gazoo Starr
Creador y fundador del mejor blog de Puerto Rico: La Letrina. Maestro de profesión y machinero en fiestas patronales de vocación. Gazoo Starr es un camuyano comprometido con las causas menos nobles del país. Puedes contactarlo a través de Twitter @GazooStarr.Fuente: http://www.letrina.net/bully/
No hay comentarios :
Publicar un comentario