EL MUNDO VISTO DESDE ROMA
Identidad de género
Reflexión del Arzobispo de La Plata
La Plata, (Zenit.org) Monseñor Héctor Aguer | 1060 hitos
“Como ustedes saben, hace muy poco el Congreso de la Nación ha votado una ley llamada de identidad de género
por la cual un varón que, siendo varón, se siente mujer, puede vestirse
de mujer, obtener un documento que lo acredite como tal, someterse a
una operación de reasignación de sexo que, además, esté cubierta por las
obras sociales. Lo mismo pasa con una mujer que se siente varón y
quiere convertirse en varón”.
“Es interesante que al comienzo de esta ley los legisladores
propongan una definición de lo que entienden por identidad de género.
Dice: “Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e
individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede
corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento,
incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la
modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios
farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole siempre que ello sea
libremente escogido. También incluye otras expresiones de género como la
vestimenta, el modo de hablar y los modales”.
“En realidad el sexo desaparece en esta definición, queda absorbido
por lo que se llama género y no sólo por el género como algo objetivo,
cultural, sino por el género entendido como aquello que la persona
siente, la vivencia íntima, el deseo”.
“Parece que para los legisladores el hecho de que uno sea varón o
mujer es la suerte que le tocó en una especie de lotería de la vida y,
que es, para algunos, una mala suerte”.
“Estuve siguiendo las reacciones que produjo la sanción de esta ley
y, especialmente, algunos comentarios de personas que se manifestaron
con entusiasmo a favor de esta ley, aprobando el cambio de sexo por
género. Desde el punto de vista filosófico se puede observar que en
realidad aquí lo que se transforma es la idea del hombre, del ser
humano, sin más”.
“Desde un punto de vista filosófico, digo, esto implica que según la
ideología de género no existe más una naturaleza humana. Sostienen los
comentaristas que la naturaleza ha sido culturizada, se ha convertido en
cultura, y las adquisiciones culturales son ahora lo natural, de modo
que hay una especie de intercambio entre naturaleza y cultura por el
cual la naturaleza queda vaciada en la cultura y la cultura, en este
caso lo que uno siente íntimamente, es natural”.
“De acuerdo a este planteo ya no tenemos parámetros razonables,
objetivos, para referirnos a la verdadera identidad de la persona
humana. Como si no hubiera ya una naturaleza de la persona y de sus
actos. Todo puede inventarse”.
“Otro aspecto importante también es el que tiene que ver con el
deseo. Aquí el género está considerado en un sentido puramente
inmanente, subjetivista, íntimo. En el fondo lo que pasa es que la
libertad queda convertida en deseo, en puro deseo. Ya no es algo propio
de la voluntad racional. No es algo que tiene que ver con las
inclinaciones naturales a la verdad y al bien, con la naturaleza propia
del ser humano que es varón o mujer, sino que es lo que yo deseo. Tengo
derecho a sacarme el gusto, digamos así, a cumplir mi deseo, porque soy
libre; eso es la libertad.”
“También observo que en la problemática del género así planteada
entra el problema de la felicidad que es, en el fondo, el fin del
hombre. Algunos comentaristas sugieren que la felicidad es el placer. Un
viejo error, que reduce la felicidad al placer”.
“En continuidad con lo que hemos señalado anteriormente, si no hay
naturaleza sino cultura, y lo cultural es ahora lo natural; si la
libertad es darse el gusto, sacarse el deseo, cumplirlo, entonces quiere
decir que la felicidad es simplemente el placer, y no la realización
plenaria, de la vida de la persona en todas sus dimensiones, sino el
placer y fundamentalmente el placer sexual. Los comentaristas a los que
he aludido sugieren que ahora se abre un universo de erotismo totalmente
nuevo, nuevas invenciones para darse el gusto, sin parámetro objetivo
alguno”.
“Podemos preguntarnos entonces: ¿a eso queda reducido el ser humano?”.
“¡Qué razón tiene el Papa Benedicto XVI cuando insiste en que la
problemática principal en la cultura contemporánea es la problemática
antropológica, es decir la idea del hombre, la definición del hombre!”.
“En el principio Dios creó al ser humano varón y mujer, dice el Libro
del Génesis; la idea del hombre, la realidad plena, total del ser
humano tiene esta doble imagen diversa y complementaria: varón y mujer.
La distinción y la complementariedad del varón y la mujer están
orientadas a la continuidad de la humanidad sobre la tierra. En este
hecho se expresa un designio divino que el legislador no puede modificar
arbitrariamente”.
“En la ley de identidad de género el positivismo jurídico es llevado
hasta el extremo. ¿Basta que el legislador quiera que las cosas sean de
un modo para que sean así? No, aunque a él se le ocurra, ¡las cosas no
son así!”
(27 de enero de 2013) © Innovative Media Inc.
Fuente: http://www.zenit.org/es/articles/identidad-de-genero
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