VENEZUELA:
Los bebés mueren por falta de medicamentos y por
fallas de los hospitales
Por NICHOLAS CASEYMAY
15 de Mayo de 2016
Publicado en The New York Times
Traducción libre
Traducción libre
BARCELONA, Venezuela - Por la mañana, tres recién nacidos ya
estaban muertos.
El día había comenzado con los riesgos habituales: La
escasez crónica de antibióticos, soluciones intravenosas, incluso de alimentos.
A continuación, un apagón se extendió sobre la ciudad y provocó el cierre de
los respiradores en la sala de maternidad.
Los médicos mantienen vivos a los recién nacidos prematuros mediante
el bombeo de aire en sus pulmones manualmente, durante horas. Al caer la noche,
otros cuatro recién nacidos habían muerto.
"La muerte de un bebé es nuestro pan de cada día",
dijo el Doctor Osleidy Camejo, un médico cirujano en la capital del país, Caracas,
en referencia a la cifra de los hospitales venezolanos en colapso.
La crisis económica en este país ha estallado en una
emergencia de salud pública, que causó la muerte de un número incalculable de
venezolanos. Es sólo parte de un desenlace más grande que aquí se ha vuelto tan
grave que ha provocado que el presidente, Nicolás Maduro, haya decretado un
estado de emergencia, aumentando así los temores de un colapso del gobierno.
Las salas de los hospitales se han convertido en crisoles
donde convergen las fuerzas de desgarro de Venezuela. Guantes y jabón han
desaparecido en algunos hospitales. A menudo, los medicamentos para el cáncer
sólo se encuentran en el mercado negro. Hay tan poca electricidad que las
oficinas gubernamentales funcionan sólo dos días a la semana, para ahorrar lo
que queda de energía eléctrica.
En el Hospital de la Universidad de los Andes, de la ciudad
de Mérida, situada en la cordillera andina, no había agua suficiente para lavar
la sangre de la mesa de operaciones. Los médicos se preparan para la cirugía
lavándose las manos con agua mineral embotellada.
"Es como algo del siglo XIX", dijo el Doctor Christian Pino, un cirujano en ese hospital.
Las cifras son devastadoras. La tasa de mortalidad entre los
bebés de menos de un mes de edad aumentó más de cien veces en los hospitales
públicos dependientes del Ministerio de Salud, a poco más de un 2 por ciento en
2015 desde el 0,02 por ciento en 2012, según un informe del gobierno
proporcionado por los legisladores.
La tasa de muerte entre las nuevas madres en los hospitales
aumentó en casi cinco veces en el mismo período, según el informe.
Yulitza Roa, 15 años, tiene un tumor cerebral, está a la
espera de la cirugía que se ha retrasado debido a que el Hospital Luis Razetti
carece del equipo de escaneo necesario.
Meridith Kohut para The New York Times
Aquí, en la ciudad portuaria caribeña de Barcelona, dos
bebés prematuros murieron recientemente en el camino a la clínica pública
principal, porque la ambulancia no tenía tanques de oxígeno. El hospital presta
servicio sin las máquinas de rayos X o de diálisis renal porque éstas se dañaron
hace mucho tiempo. Y por cuanto no hay camas disponibles, algunos pacientes
yacen en el suelo, sobre charcos de sangre.
Es un hospital propio de un campo de batalla, en un país
donde no hay guerra.
"Algunos vienen aquí sanos, y salen muertos", dijo
el Doctor Leandro Pérez, de pie en la sala de emergencias del Hospital Luís Razetti,
que sirve a la ciudad.
Esta nación tiene las mayores reservas de petróleo del
mundo, sin embargo, el gobierno guardó poco dinero para los tiempos difíciles de
cuándo los precios del petróleo eran altos. Ahora que los precios se han
derrumbado - que son alrededor de un tercio de lo que eran en 2014 - las
consecuencias arrojan sombras destructivas en todo el país. Colas para adquirir
comida, mucho tiempo una característica de la vida en Venezuela, ahora estallan
en saqueos. El bolívar, la moneda del país, está casi sin valor.
La crisis se agrava por una disputa política entre los
izquierdistas de Venezuela, que controlan la presidencia, y sus rivales en la
Asamblea Nacional. Los oponentes del presidente declararon una crisis
humanitaria en enero, y este mes aprobaron una ley que permitiría a Venezuela
aceptar la ayuda internacional para así apuntalar el sistema de atención de la
salud.
"Este es un acto criminal que nos podemos admitir en un
país con tanto petróleo, la gente está
muriendo hasta por falta de antibióticos", dice Oneida Guaipe, legislador
y ex dirigente sindical del hospital.
Pero el señor Maduro, quién sucedió a Hugo Chávez, rechazó
el esfuerzo en cadena televisiva, y describe la medida como un intento de
socavar su poder y privatizar el sistema hospitalario.
"Dudo que en cualquier parte del mundo, excepto en
Cuba, exista un mejor sistema de salud que éste", dijo Maduro.
A finales del pasado otoño, explotaron las envejecidas y
vetustas bombas que suministran agua al Hospital de la Universidad de los Andes.
Pero no fueron reparadas durante meses.
Así que sin agua, guantes, jabón o antibióticos, un grupo de
cirujanos se preparan para extirpar un apéndice que está a punto de estallar, a
pesar de que la sala de operaciones todavía estaba cubierta por la sangre de
otro paciente.
Incluso en la capital, sólo dos de los nueve quirófanos
están funcionando en el Hospital de Niños "J. M. de Los Ríos".
Una protesta el mes pasado en Caracas, Venezuela, durante la
crisis hospitalaria del país. Meridith Kohut para The New York Times |
"Hay personas que mueren por falta de medicinas, niños
que mueren por desnutrición y otros que mueren porque no hay personal
médico", dijo la Doctora Yamila Battaglini, un médico cirujano en el hospital.
Sin embargo, incluso entre los hospitales que fallan de
Venezuela, el Hospital “Luis Razetti” de Barcelona se convirtió en uno de los
más notorios.
En abril, las autoridades detuvieron a su director, Aquiles
Martínez, y le quitaron su puesto. Los informes locales dijeron que fue acusado
de robar equipos médicos del hospital, incluidas las máquinas para el
tratamiento de personas con enfermedades respiratorias, así como soluciones
intravenosas y 127 cajas de medicina.
Alrededor de las 10 de una noche reciente, el doctor Freddy
Díaz caminaba por un pasillo, convertido en una sala improvisada para los
pacientes que no tenían camas: Algunos se aferraron a sus vendas empapadas en sangre
y llamaban desde el suelo en busca de ayuda. Uno de ellos, traídos por la
policía, fue esposado a una camilla. En un cuarto de suministros, las cucarachas
huyeron cuando la puerta se abrió.
El Doctor Díaz registra los datos médicos de un paciente en la
parte posterior de un extracto de cuenta que alguien había tirado a la basura.
"Nos hemos quedado sin papel de aquí", dijo.
En el cuarto piso, uno de sus pacientes, Rosa Parucho, de 68
años, fue una de las pocas que había logrado conseguir una cama, aunque el
colchón en descomposición provocó que su cuerpo se cubriera de llagas.
Pero esos eran los menores de sus problemas: la señora Parucho,
una diabética, era incapaz de recibir diálisis renal debido a que las máquinas
estaban dañadas. Una infección se había extendido a sus pies, que eran negros
como noche oscura. Ella iba a entrar en shock séptico.
La señora Parucho necesita oxígeno, pero tampoco está
disponible. Sus manos se movieron y entornó sus ojos, se le pusieron en la
parte posterior de su cabeza.
"Las bacterias no mueren, se están propagando",
dijo el Doctor Díaz, señalando que tres de los antibióticos que la señora Parucho
necesita no están disponibles desde hace meses.
El médico prosiguió. "Tendremos que amputarle los
pies."
Tres familiares de una mujer inconsciente se sentaron a leer
el Antiguo Testamento delante de ella. Ella había llegado seis días antes, y
permanecía allí aguardando por diagnóstico, debido a que una máquina de escaneo se había dañado, días antes de que alguien descubriese el tumor que ocupa una
cuarta parte de su lóbulo frontal.
Samuel Castillo, de 21 años, llegó a la sala de emergencias,
necesitando transfusión de sangre. Sin embargo, los suministros se habían
agotado. Llegó un día que había sido declarado de asueto por el gobierno para
ahorrar electricidad, y el banco de sangre tomó donaciones sólo en días
laborables. El señor Castillo murió esa noche.
Durante los últimos dos meses y medio, el hospital no ha
tenido una manera de imprimir radiografías. Por lo tanto los pacientes deben
utilizar un teléfono inteligente para tomar una imagen de sus exploraciones radiográficas
y llevarlos al médico adecuado.
"Parece que es tuberculosis", dijo un médico de
emergencia que observó la exploración radiográfica de un pulmón captada en un
teléfono celular. "Pero no puedo afirmarlo. La calidad de la imagen es
mala."
Encontrar la medicina es quizás el reto más difícil.
La farmacia de aquí tiene estantes vacíos debido a la
escasez de las importaciones, que el gobierno ya no puede permitirse. Cuando
los pacientes necesitan tratamiento, los médicos entregan a los familiares cercanos
una lista de medicamentos, soluciones y otros elementos necesarios para
estabilizar los pacientes o para realizar la cirugía. Los seres queridos son
enviados de vuelta por donde llegaron a encontrar a los vendedores del mercado
negro que tienen las mercancías.
Lo mismo se aplica a casi todo lo demás que pueda ser
necesario aquí.
"Usted debe traer los pañales ahora", dijo una
enfermera a Alejandro Ruíz, cuya madre había sido llevada a la sala de
emergencias.
"¿Qué más?", preguntó, agarrando grandes bolsas de
basura que había llevado llena de mantas, sábanas, almohadas y papel higiénico.
Nicolás Espinosa se sentó junto a su pequeña hija, que ha padecido
cáncer dos de sus cinco años. Se estaba quedando sin dinero para pagar por las
soluciones intravenosas. La inflación había aumentado el precio por 16 veces
más de lo que pagó hace un año.
Llevaba consigo una lista de medicamentos que estaba
tratando de encontrar aquí en Barcelona y en una ciudad vecina. Algunos de los
medicamentos están destinados a proteger el cuerpo durante la quimioterapia,
sin embargo, los tratamientos de la chica terminó cuando el departamento de
oncología se quedó sin los medicamentos necesarios hace un mes y medio.
Cerca de él, un letrero escrito a mano decía: "Vendemos
antibióticos - Negociables".
El medicamento estaba en la lista del vendedor del mercado
negro.
Biceña Pérez, de 36 años, exploró en los pasillos en busca
de alguien que le escuche.
"¿Puede alguien ayudar a mi padre?", preguntó.
La sala de emergencia pediátrica de una clínica dirigida por
el gobierno en Catia La Mar. Meridith Kohut para The New York Times |
Su padre, José Calvo, de 61 años, había contraído la
enfermedad de Chagas, una enfermedad causada por un parásito. Pero la
medicación que había sido prescrita al señor Calvo se agotó en Venezuela este
año, y él comenzó a sufrir insuficiencia cardíaca.
Seis horas después de la petición de la señora Pérez, un
grito se escuchó en la sala de emergencias. Era la hermana del señor Calvo:
"Mi amor, mi amor...", gemía. El
señor Calvo estaba muerto.
Su hija deambulaba por la sala, sin saber qué hacer. Sus
manos cubrían su cara, y luego se apretaron en puños.
"¿Por qué el director de este hospital robó ese
equipo?", fue todo lo que pudo decir. "¿Dime de quién es la
culpa?"
El noveno piso del hospital es la sala de maternidad, donde
los siete bebés habían muerto el día anterior. Una habitación al final del
pasillo estaba lleno de incubadoras dañadas.
Se rompió el cristal de una. Los cables rojos, amarillos y
azules colgaban de otra.
"No usar - No funciona", decía un letrero,
colocado en noviembre pasado.
La Doctora Amalia Rodríguez estaba de pie en el pasillo.
"Tuve un paciente que necesitaba de respiración
artificial, y no tenía ninguna disponible...", dijo la Doctora Rodríguez.
"Un bebé. ¿Qué podemos hacer?"
El día del apagón, la Doctora Rodríguez dijo que el personal
del hospital trató de encender el generador, pero no funcionó.
Los médicos intentaron todo lo posible para mantener
respirando a los bebés, bombeando aire manualmente hasta que los empleados
estaban tan agotados que apenas podían ver, dijo. ¿Cuántos bebés murieron a
causa del apagón? Era imposible decir, teniendo en cuenta todas las otras
deficiencias en el hospital.
"¿Qué podemos hacer aquí?", Dijo la Doctora
Rodríguez. "Cada día que pase una incubadora sin calentar, qué esté fría,
está dañada."
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Fuente: http://www.nytimes.com/2016/05/16/world/americas/dying-infants-and-no-medicine-inside-venezuelas-failing-hospitals.html?_r=0