Siete años atrás, en un hotel de Carabobo, un estudiante de
la Escuela Campo Alegre de Las Mercedes, en Miranda, creyó que estaba
entre muertos. Despertó de madrugada, tenía el cuerpo pesado y solo
pudo arrastrarse hasta las camas de sus compañeros de habitación.
Ninguno de los jalones, lamentos o ruidos hechos por él pudo sacar del
letargo al resto de los adolescentes. “Era como si hubiesen mordido la
manzana de Blancanieves y estuviesen en un sueño perenne. El muchacho
que tenía el malestar fue ayudado, finalmente, por profesores que
estaban en otros cuartos. Ninguno olvidó eso, quedó como una anécdota
curiosa”, dijo una antigua empleada del colegio que no quiso
identificarse.
El episodio fue adjudicado a los gases del aire
acondicionado del hotel que, supuestamente, habrían surtido un efecto
similar al de la anestesia. Los estudiantes que en ese momento estaban
en Valencia para participar en los acostumbrados torneos deportivos
intercolegiales, ahora recuerdan la escena con espanto.
El profesor
estadounidense William James Vahey, conocido recientemente por su amplio
historial como pederasta en varios países, estaba entre los
comisionados del grupo de alumnos deportistas de Campo Alegre en la
capital carabobeña. Además de haber coordinado el departamento de
Ciencias Sociales y dictar clases de Historia y Geografía en la escuela
media (entre 6º y 8º grado), estuvo encargado del entrenamiento de los
equipos de softbol y básquetbol cuando trabajó en Venezuela, entre el 1°
de agosto de 2002 y el 31 de julio de 2009.
Gregory Hedger,
director de la Escuela Campo Alegre, respondió un cuestionario enviado
por correo electrónico y asegura que no puede saber cuántos viajes hizo
Vahey con los alumnos porque él no trabajaba en la institución en esa
época. “Muchos de esos viajes no fueron organizados por la escuela”,
dice. “Viajó con los niños a varias regiones del país y, en
oportunidades, fuera de él. No solo lo hacía por torneos, organizaba
algunos paseos por turismo”, contó una ex estudiante.
En travesías
similares Vahey tuvo la oportunidad de cometer abusos sexuales contra
decenas de adolescentes en los 9 países en que impartió clases en los
últimos 32 años, siempre en colegios internacionales donde suelen
estudiar hijos de diplomáticos y empresarios de transnacionales: Irán,
Líbano, España, Grecia, Arabia Saudita, Indonesia, Venezuela, Reino
Unido y Nicaragua. La técnica del profesor consistía en adormecerlos
para ultrajarlos. “Ni siquiera las víctimas de Vahey sabían que habían
sido sometidas a abusos. Las galletitas que les daba tenían pastillas
para dormir, en dosis suficientes como para que los niños perdiesen el
conocimiento y pudiesen ser toqueteados y fotografiados desnudos”,
reseñó The Associated Press (AP) el 13 de mayo. De acuerdo con
referencias de alumnos en Venezuela, el anzuelo era el mismo:
competencias para ver quién tomaba más vasos de leche y galletas antes
de dormir.
El incidente ocurrido con los estudiantes de la Escuela
Campo Alegre en el hotel de Valencia es confirmado por profesores de un
colegio local: Vahey había viajado con sus alumnos en 2007 a la ciudad y
algunos presentaron una extraña dificultad para despertar una noche.
Archivos al desnudo.
Vahey fue arrestado en California, Estados
Unidos, en 1969, por tocar las partes íntimas de niños a los que
impartía natación en una escuela del condado de Orange. Después de
admitir el delito fue sentenciado a tres meses de cárcel y cinco años de
libertad condicional, pero la pena fue quebrantada cuando salió del
condado en enero de 1972 para emprender su carrera en colegios
internacionales, reseñó El Universal de México.
El expediente
policial se desempolvó 45 años después. Vahey fue descubierto gracias a
una ex empleada doméstica que lo robó en noviembre de 2013 y, 5 meses
después, entregó a la directora del Colegio Americano de Managua, en
Nicaragua, Gloria Doll, la tarjeta memoria de la computadora del
profesor, que contenía más de 90 imágenes tomadas desde 2008 de niños
abusados por él. Pero los cuerpos policiales no pudieron detenerlo
porque las autoridades de la escuela notificaron sobre sus delitos
cuando ya había huido a Minnesota, Estados Unidos, para suicidarse en un
hotel el 21 de marzo. El colegio nicaragüense solo emitió un comunicado
y sus directivos no declararon a la prensa, por lo que no fue posible
contactar a Doll, que renunció la semana pasada y dejará el cargo en
junio.
Vahey había clasificado las fotografías en carpetas por
fechas, edades de las víctimas y lugares. Venezuela tenía un capítulo,
según periodistas nicaragüenses que tuvieron acceso al archivo y que
fueron consultados por teléfono.
En el país no se registran
denuncias policiales contra el profesor pederasta, pero desde el 23 de
abril el Buró Federal de Investigación (FBI, por sus siglas en inglés)
–en cooperación con la Escuela Campo Alegre– abrió una averiguación para
encontrar a posibles víctimas. En su portal web la agencia
estadounidense pide colaboración en el caso. El actual director del
colegio indicó que han podido contactar solo a algunos muchachos:
“Desafortunadamente nuestra base de datos de ex alumnos es limitada,
pero hemos hecho lo que ha estado a nuestro alcance”.
Los
investigadores del FBI intentan conocer qué droga utilizaba el profesor
para sedar a los estudiantes, aunque pudiese ser la misma que tomó en
2013 cuando quiso suicidarse por primera vez y lo hizo parecer fallecido
durante horas. Este envenenamiento, que justificó posteriormente con la
mordida de una serpiente, le valió el apodo de “The walking dead” (o el
“Muerto viviente”, en español) entre los alumnos del Colegio Americano
de Managua.
También se intenta determinar los tipos de abusos
sexuales cometidos por Vahey, ya que drogaba a sus víctimas. “Sé de
algunos muchachos que no desean pensar que estuvieron con él durante
viajes, ni siquiera han contactado al FBI por miedo a identificarse en
las fotografías”, señala una ex profesora.
El matrimonio Vahey.
Camisas Polo, pantalones parcos –en ocasiones bermudas, zapatos
deportivos y anteojos grandes–, el típico estilo norteamericano,
sonriente, bromista, pero poco sociable con los adultos. Así es descrito
Vahey por ex compañeros de trabajo en Venezuela. “Nunca me gustó, me
parecía falso o extraño. Quizá era que no te veía a los ojos cuando te
hablaba, como si ocultase algo. Los niños decían que era divertido
porque les regalaba golosinas en clase, aunque en la escuela se
intentara implantar hábitos alimenticios sanos. Hacía chistes subidos de
tono que a los adolescentes les parecían cool. Y tenía una especial
inclinación por estar más con los varones”, asegura la ex profesora.
Él distaba de parecerse a la esposa, Jean Vahey, que fue directora de
la escuela entre 2002 y 2009. Llegaron al país por una oferta económica
“insuperable” en un año de conflictividad política en el que pocos
querían venir –refieren conocidos del matrimonio– y se fueron al Reino
Unido por el mismo motivo. Antes de que el escándalo estallara la pareja
era considerada como “genios” en el colegio. Jean Vahey había logrado
la mudanza de la escuela a una nueva sede. El edificio en que se
imparten clases de preescolar lleva su nombre –plasmado en una placa– en
homenaje a su exitosa gerencia. Los representantes han pedido en las
últimas reuniones con la directiva de la Escuela Campo Alegre eliminarle
el nombre al área, pero la decisión depende de la junta directiva.
La separación profesional del matrimonio Vahey fue brusca. Planificaban
retirarse del trabajo en julio y escogieron Nicaragua como destino para
pasar el resto de sus años. William Vahey supuestamente partió primero
con esa intención al país centroamericano (en 2013), mientras que su
esposa continuaría unos meses más como directora ejecutiva del Consejo
Europeo de Escuelas Internacionales, con sede en el Reino Unido, cargo
que desempeñaba desde julio de 2009 y al que renunció después de
conocerse el prontuario del esposo. “Ella era muy seria, excelente
gerente, cambió el colegio. Él vivía a la sombra de los logros de Jean,
un tipo gris, aunque muy carismático entre los estudiantes. No estaban
todo el tiempo juntos, cada quien por su lado”, dijo la madre de un ex
alumno.
Sobre los dos hijos de los Vahey solo se conoció que uno
impartía clases de deportes en un colegio internacional en Perú,
mientras que el otro supuestamente vivió en Estados Unidos hasta abril.
El primero pidió a los directivos de la escuela donde trabajaba no
vincularlo con su padre.
Escuela en consternación.
La entrada de la
Escuela Campo Alegre pudiera confundirse con un centro comercial o
conjunto residencial de Las Mercedes. Es llamado el “Mini Sambil” en
alusión a la cadena de centros comerciales en el país: no tiene letreros
de identificación, las rejas son gruesas y blancas, el acceso es un
camino de cemento empinado con cámaras de seguridad y muchos vigilantes
que se comunican constantemente por radio.
El caso del profesor
pederasta es un tema de conversación en la comunidad educativa. “Sería
lamentable que se perjudicara el nombre de ECA por Vahey”, dijo la madre
de un ex alumno. Hedger ha tenido que lidiar con la crisis. Cuando
asumió la dirección del colegio desconocía los pasos de Vahey. Señala
que no sabe quién recomendó al profesor.
Algunos representantes más
críticos y otros menos severos han escrito en la página de Facebook de
ECA sobre la actuación del colegio en cuanto al caso. “Qué importa si
Vahey pasó el background check. Casi todos los casos de abuso sexual
pueden ser prevenidos, si es que la comunidad escolar está bien
entrenada”, señala una ex alumna.
Los representantes también se
muestran preocupados. “Nos hemos tenido que enterar por la prensa de
esta información, cuando el colegio nos tenía que haber avisado de lo
ocurrido con este monstruo”, indica una usuaria del grupo en la red
social.
El colegio ha hecho reuniones con los representantes para
abordar el caso, pues allí aún estudian ex alumnos del profesor
pederasta. En el último comunicado de Campo Alegre, publicado el 9 de
mayo en la cuenta de Facebook, se asegura que, aunque ya practicaban la
revisión de antecedentes policiales de los empleados extranjeros y
locales, volvieron a chequearlos recientemente. Recuerdan que los viajes
dirigidos por educadores solo se harán con vigilancia y los no
patrocinados por la institución académica fueron prohibidos el año
pasado, entre otras medidas de seguridad. Sin embargo, los ex alumnos de
Vahey continúan con la incertidumbre de haber sido alguna de sus
víctimas.
Solo tendrán la certeza si se hallan en las fotos del FBI.
¿Quién contrata a los profesores?
En
la Escuela Campo Alegre de Las Mercedes sometieron recientemente a
revisión al personal. Hace dos meses supieron que uno de sus profesores
había abusado sexualmente de decenas de niños y adolescentes en varios
países en que dictó clases
Gregory Hedger, director de la
Escuela Campo Alegre, aseguró en un comunicado expuesto en la página de
Facebook de la institución que se hizo un nuevo chequeo del personal que
labora en el colegio internacional para garantizar mayor seguridad y
así intentar tranquilizar a la comunidad educativa.
Los colegios
internacionales tienen sus propias normas. No están inscritos en el
Ministerio de Educación, pero sí registrados. Su currículo académico no
se ciñe al venezolano. En el Área Metropolitana de Caracas hay tres.
La mayoría del personal ingresa por recomendaciones o postulación al
cargo en ferias que, usualmente, se llevan a cabo en el Reino Unido. Su
personal es mixto: extranjero y nacionales. “La mayor parte de las
contrataciones las hacemos a través de agencias internacionales de
reclutamiento; éstas se encargan de seleccionarlos. Nosotros luego
hacemos una serie de entrevistas y chequeos antes de contratarlos”, dijo
Hedgar a El Nacional.
Agregó que la institución está acreditada por
el Consejo de Escuelas Internacionales (CIS, por sus siglas en inglés)
en Europa y por la Asociación de Estados Intermedios de Escuelas y
Colegios (MSA, por sus siglas en inglés) en los Estados Unidos. Pese a
los chequeos, la ECA no pudo detectar al pederasta William Vahey.
Los cercanos modos de los pederastas
No hay perfiles exclusivos para caracterizar a los pederastas, pero el
psicoterapeuta Oscar Misle, director del Centro Comunitario de
Aprendizaje (CECODAP), asegura que hay patrones de conducta seguidos por
los abusadores sexuales de niños y adolescentes: “Buscan estar siempre
cerca de sus víctimas. No es de extrañar que estén en trabajos como
docentes, entrenadores y cuidadores en casas hogares. Su técnica suele
ser la seducción, eso quiere decir que intentan ganarse la confianza de
los adultos y niños. Luego, apelan a las amenazas”.
Un caso parecido
al de William James Vahey, profesor norteamericano acusado de haber
abusado de decenas de niños en el mundo, ocurrió en Chile. El profesor
Rafael Maureira Trujillo, alias “Zacarach”, fue detenido en junio de
2007 luego de haber huido a Brasil por drogar niños para ultrajarlos y
liderar una red de pornografía infantil. “Nunca debemos pensar en un
pedófilo (atraídos sexualmente por niños) o pederasta (usa a los niños
para satisfacer deseos sexuales) como el tipo con saco negro, sombrero y
lentes oscuros, ese que nos parecerá sospechoso a primera vista. Ellos
saben cómo atrapar a sus víctimas. La idea no es estar paranoicos, pero
sí alertas”, explicó Fernando Pereira, educador y subdirector de
Cecodap.
Vahey, quien dictó clases en nueve países, incluyendo
Venezuela, también solía drogar a sus víctimas y fotografiarlos. La
única vez que estuvo preso por el delito, en 1969 en Estados Unidos,
confesó a las autoridades policiales que fue violado en su infancia y
que desde los 14 años de edad cometía actos lascivos contra niños,
reseñó AP.
El abuso sexual infantil deja marcadas secuelas. Misle
asegura que las víctimas suelen cambiar su comportamiento. “Depende de
las características y de la sensibilidad que tenga el niño. Como suelen
amenazarlo para que guarde silencio, se pone muy ansioso y estresado,
situación que puede somatizar. Eso se manifiesta en un cambio de
comportamiento: o se convierte en un introvertido y no quiere tener
contacto con casi nadie o, todo lo contrario, se erotiza con facilidad”,
explicó.
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Fuente: http://www.el-nacional.com/siete_dias/ingrediente-secreto-galletas-William-Vahey_0_414558700.html
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