LA HISTORIA DE 'EL RUBIO'
El mercenario ‘madrileño’ que liberó a 55 niñas de las
garras de los terroristas de Boko Haram
J.M.L., conocido como 'El Rubio', cuenta por primera vez y
para EL ESPAÑOL cómo salvó a dos grupos de chicas secuestradas por los guerrilleros
del grupo fundamentalista nigeriano.
NURIA CORONADO @NuriaCSopena
04.06.2016 01:59 h
El famoso secuestro de las 219 niñas nigerianas cometido por
Boko Haram no es por desgracia el único. Día sí y día también -el país que
resulta ser el mayor productor de petróleo de África, habitado por 160 millones
de personas- vive bajo la amenaza y el terror de un ejército de apenas 15.000
hombres que ya ha causado unas 20.000 muertes en los últimos seis años y el
secuestro de al menos otras 2.000 niñas de las que nada se sabe. Una realidad
que conoce bien J.M.L., a quien los servicios de inteligencia de todo el mundo
le conocen como 'El Rubio'.
El pasado 20 de febrero de 2014, cuando se encontraba
realizando una misión de protección para UC Global Security Consulting (UCG),
empresa internacional de seguridad privada radicada en Jerez (Cádiz) para la
que trabaja, vivió una aventura que nunca podrá olvidar. “Aquel día estaba
junto a mis seis compañeros de nacionalidad francesa, inglesa, española,
argentina y alemana. Estábamos realizando un encargo para el gobierno de
Camerún, que nos había derivado la protección y traslado a la Reserva de Faro y
Kojoli (a muy pocos kilómetros de la frontera con Nigeria) de una central
termoeléctrica para dotar a la zona de tecnología”, explica 'El Rubio'.
J.M.L., 'El Rubio', es un mercenario que tiene una dilatada
formación militar. Ex miembro de la legión francesa, nació en Argentina pero
pasa temporadas del año en una ciudad próxima a Madrid. Tiene 47 años y por su
aspecto físico podría confundirse con un empleado de banca. Su fuerza está en
el conocimiento de tácticas militares y en la utilización precisa de las armas
cuando es necesario. Por primera vez cuenta para EL ESPAÑOL lo que vivió.
El grupo de 7 'camisas negras', capitaneado por J.M.L. (así
se les llama por el uniforme que visten), iba acompañado de otro retén de
nigerianos locales que les da apoyo y a los que les pagan 2.000 euros por
misión. Tenía que custodiar a lo largo del trayecto once contenedores en los
que iban desmontadas las diferentes partes de dicha central.
El convoy tenía que llegar a su destino de forma completa
sin caer en manos de terroristas, ladrones o gente de la peor calaña. “Para
aquel viaje desplegamos a dos tiradores profesionales preparados para cualquier
contingencia con sendos calibres M50, uno en el primer camión del convoy y otro
en el último, mientras el resto íbamos repartidos en un vehículo Toyota con
aire acondicionado con el que avanzar dos o tres kilómetros para comprobar que
nadie saldría a asaltarnos”, relata 'El Rubio'. “Mientras, otros dos
integrantes estaban situados en el medio de la comitiva central cambiándose de
camión a camión para ver por los laterales y asegurarse de que todo estaba en
orden”, dice.
Una misión que se torció a las cinco de la tarde. Habían sido
previamente alertados por los lugareños de que el grupo terrorista Boko Haram
estaba operando por allí. No les sorprendió el ataque. “Un grupo de 20 negros
en chanclas y armados salió de la selva a la carretera para asaltarnos y
robarnos el material”, recuerda J.M.L. “No contaron con nuestra preparación.
Una vez que nos defendimos de todos ellos y que comprobamos que efectivamente
formaban parte del grupo terrorista decidimos adentrarnos en la zona frondosa
ya que no nos quedaba duda de que habría más”. Y así fue. Se toparon con otros
25 hombres “a los que les dimos su merecido no sin antes interrogar a uno de
ellos acerca de dónde estaba el campamento”, relata 'El Rubio'.
VIOLACIÓN, DROGAS Y MUCHA TRISTEZA
Cuando supieron la localización caminaron con la mayor de
las cautelas y se dispusieron a vigilar la zona. “A lo lejos contamos a unos 50
hombres y a un grupo de entre 10 y 15 niñas”, recuerda. “Alrededor de ellas
había otro grupo de 13 cadáveres de niñas a las que les habían cortado los
pechos, abierto el estómago y les habían destrozado sus partes al violarlas y
martirizarlas con botellas de cristal rotas”, recuerda.
El grupo terrorista aniquilado durante el segundo ataque |
Decidieron vigilarles durante cuatro horas hasta llegar la
noche. En ese tiempo comprobaron cómo trataban a las niñas. “Estaban en medio
del campamento y a los lados había tiendas. Las tenían atadas a pleno sol y
según los guerrilleros querían saciar su deseo sexual, puestos hasta arriba de
drogas, las iban sacando de allí y llevando a las tiendas para después
volverlas a dejar junto al resto del grupo en las peores condiciones”, recalca.
A las 22 horas aproximadamente comenzaron la operación. “Tras comprobar que no
habían escuchado el tiroteo previo con los otros grupos, comenzamos la
operación”,narra J.M.L.
Sus enemigos estaban tan hasta las 'trancas' de cocaína, tan
bebidos con el peor y más barato de los alcoholes que se lo pusieron en
bandeja. “Su estado era tan lamentable que nos ayudó a hacer nuestro trabajo de
forma rápida”. El equipo de occidentales no tuvo baja alguna. “Nos trajimos a
las 25 niñas de entre 14 y 17 años que había. Tuvimos que dejar los cuerpos de
las otras 13 niñas ya que nada podíamos hacer por ellas”, subraya. Calcula que
pudieron morir unos 70 guerrilleros del Boko Haram, algunos muy jóvenes, casi
niños, pero armados y siempre dispuestos a matar.
Las niñas les acompañaron con el miedo en el cuerpo al creer
que ese grupo de occidentales eran sus compradores finales. “Les dijimos que
no. Que habíamos ido a liberarlas”. Una vez fuera del campamento les preguntaron
de dónde eran para llevarlas junto a sus familias. “Nos dijeron que eran de
Yola y Mubi (en Nigeria) pero que, por favor, no las trasladásemos a sus
poblados. Nuestra intención era dejarlas allí pero las niñas nos decían que no
hiciésemos eso. Que sus familias las repudiarían por haber sido secuestradas”.
'El Rubio' y sus hombres dudaron de si lo que decían era cierto.
Decidieron trasladarlas a la frontera entre Camerún y
Nigeria (justo en la zona de Chibok) y entregarlas al primer grupo de militares
de Nigeria con que se encontraron. Los 'camisas negras', al ver cómo trataban a
aquellas niñas, se dieron cuenta de que no mentían. Uno de los militares
nigerianos les dijo que habría sido mejor llevarlas a Uganda o Ruanda ya que
allí el tráfico sexual de europeos y americanos en busca de quinceañeras
africanas les habría dado un futuro mejor.
El equipo decidió poner rumbo a Cotonou (Benin) para alertar
al personal estadounidense de lo sucedido. “La mala suerte quiso que no hubiese
nadie de la CIA destinado allí. No pudimos contar a nadie 'amigo' lo que nos
había pasado”,dice J.M.L. Ante el desarrollo de los acontecimientos el equipo
recibió la orden del gobierno de Camerún de dejar la misión para la cual les
habían contratado. “Así lo hicimos por las presiones. Concluimos el encargo y
nos fuimos del país”, comenta D.M, director general de la empresa de seguridad
UCG. No volvieron a saber nada de estas niñas. Se prometieron que si la vida
volvía a ponerles en una situación igual, no actuarían de la misma manera.
UNA SEGUNDA MISIÓN
Un año después, el 15 de febrero de 2015 cumplieron su
palabra sin haberlo buscado. En esta ocasión 'El Rubio' estaba al frente de la
custodia de un grupo de 18 europeos (españoles, franceses, londinenses,
alemanes…) que se habían desplazado al mismo lugar en Camerún para comprar oro,
diamantes y piedras preciosas con el fin de comercializarlos después en Europa.
De repente fueron asaltados.
La comitiva, esta vez compuesta por 11 'camisas negras' más
el grupo de apoyo, volvió a repeler el ataque. “Vimos que el comportamiento de
los guerrilleros era muy similar al de los atacantes un año atrás”. Resistimos
la ofensiva dejando 32 bajas entre los atacantes y ninguna nuestra”. El equipo
de seguridad, junto a los 18 empresarios, se adentró en el bosque hasta dar con
el campamento. Bien parapetados vieron a 28 terroristas custodiando a un grupo
de 32 niñas vivas, dos malheridas y junto a ellas tres cadáveres. “Las tenían
juntas bajo un sol de justicia y sin ninguna protección. Algunas iban vestidas
como occidentales, con pantalones y camisetas. A su alrededor había palos que
quitaban a medida que se servían de ellas. Si había suerte y tras una brutal
violación la niña seguía viva, la volvían a llevar allí. Si no, la dejaban
tirada al lado”, dice 'El Rubio'.
La operación de rescate no dejó ningún terrorista vivo. En
total, 50 muertos. “No queríamos prisioneros”, argumenta. El grupo de niñas
-gracias a que estos vigilantes privados siempre llevan a un paramédico para lo
que pueda pasar- fue inmediatamente atendido tanto por ellos como por los 18
europeos que, aunque estaban atónitos por lo que estaban viviendo, no dudaron
en arrancarse las mangas de sus camisas para ofrecérselas como vendas y
torniquetes y así parar la sangre que manaba de sus partes más íntimas.
“Estaban destrozadas por tanta brutalidad”,recalca.
Concluida la operación, 'El Rubio', jefe del grupo, se puso
en contacto con el gobierno de Camerún para relatarle lo que les había pasado
por segunda vez y la respuesta fue inesperada. “Canceló de nuevo nuestro
contrato y nos invitó a salir lo antes posible de allí con las niñas porque no
querían conflictos”. Lo peor era que Nigeria y su entonces presidente Jonathan
Goodluck, a quien avisaron, “tampoco quiso acoger a estas niñas y nos dio
cuatro días para abandonar el país con ellas”.
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UN VIAJE DE RED BULL Y SILENCIO
Ante tal respuesta el grupo comenzó un nuevo viaje que
duraría 30 días y recorrería cuatro países hasta llegar a Mauritania donde un
contacto les iba a ayudar a sacarlas del continente. Con los siete Toyota
pickup de doble cabina de que disponían, en los que iban repartidos en la parte
anterior los empresarios y en la parte posterior las niñas postradas, tiraron
tanto de los contactos a nivel internacional de ellos como de los empresarios
para salir de allí y salvar a las “incómodas” chicas.
Dichas relaciones (y el dinero que iban poniendo los
empresarios occidentales protegidos) les abrieron camino y les sirvió para
pagar el combustible, los alimentos y el cobijo durante ese periplo. Pero ¿cuál
era el estado de ellas durante el viaje? Sus violadores les habían dado tanta
droga que apenas se tenían en pie o despertaban.
“Mientras nosotros íbamos pidiendo favores a los contactos y
pasando por las diferentes fronteras, como no teníamos droga logramos que
pasasen su mono con las 50 latas de Redbull que llevábamos para estar bien
despiertos todo el día, más otras 150 que compramos por el camino. Se las
tomaban como si fuera agua”, recuerda el mercenario 'madrileño'. “Casi
podríamos haber pasado por traficantes de esta bebida”, recuerda irónicamente.
El grupo de vehículos pasó por Burkina Fasso, Mali y Ghana
hasta llegar al destino final de Nouachot (Mauritania), donde tenían a un
contacto en la ONU que aun jugándose el tipo y su trabajo les ayudaría a dar el
salto a Europa arguyendo motivos humanitarios. “Por cada lugar que íbamos
pasando y con las tarjetas de crédito de los empresarios algún contacto nos
suministraba la gasolina para los vehículos o los papeles con los que ir pasado
de un lugar a otro”.
Cuando el grupo llegó a Mauritania, 'El Rubio' llamó a
varias puertas para que se hiciesen cargo de las niñas y les pudieran dar un
techo seguro. “La Embajada de Alemania no consideró acoger a las niñas y la
embajadora española ni siquiera nos quiso recibir”. Así que uno de los
millonarios llamó a un amigo filántropo cuya mujer tiene una Fundación en un
país nórdico de Europa para que echara una mano. “Le habló de las niñas y de su
pésimo estado y le respondió que podía hacerse cargo del viaje y de su
cuidado”.
Ahora sólo quedaba salir de allí y dejar atrás todo lo
vivido. “E.M., nuestro contacto en la ONU cumplió con su palabra y nos facilitó
el aeropuerto para despegar y dejar atrás un amargo y triste continente para
estas pobres mujeres. Otro pagó el combustible y el avión con el que hacerlo.
Una vez allí nos separamos. Dejamos al grupo de niñas subidas en un avión en
manos de los europeos para que las pusieran a salvo”.
El grupo de los 11 'camisas negras' voló a Las Palmas de
Gran Canaria-Madrid y de ahí a sus respectivos países. Ahora estas niñas están
a salvo de sus salvajes captores. Les queda el duro trabajo de olvidarse, si es
que alguna vez pueden, de su pasado.
Mientras, en algún lugar de la denominada África Negra, aún
quedan decenas de niñas que seguramente estarán siendo violadas, drogadas,
abusadas de formas inimaginables por integrantes del grupo terrorista Boko
Haram. Y J.M.L., el mercenario anónimo, se pregunta: “Si un pequeño grupo de
vigilantes privados bien armado ha podido liberar en dos ocasiones a unas
cuantas niñas, ¿cómo es que el Gobierno de Nigeria no puede hacerlo cuando
recibe de países como EEUU por ejemplo 24 vehículos antiminas valorados en
11.000.000 dólares para eliminarlos o cuando Barack Obama firmaba en su día la
Orden Ejecutiva Presidencial 13.224 que ordenaba la eliminación del grupo
terrorista y solicitaba la detención de Abubakar Shekau, líder de Boko Haram,
ofreciendo hasta 7.000.000 de dólares de recompensa por el mismo?
'El Rubio' no para de darle vueltas a la cabeza a la
búsqueda de respuestas y solo tiene claro una cosa: si por él fuera, mañana
mismo se subiría a un avión junto a su equipo de 'camisas negras' e iría a
Nigeria a buscarlas y rescatarlas.
Fuente: http://www.elespanol.com/reportajes/20160603/129737471_0.html
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