Etiología de la pedofilia desde el neurodesarrollo: marcadores
y alteraciones cerebrales
Etiology of
pedophilia from a neurodevelopmental perspective: markers and brain alterations
Juan Antonio Becerra García a
a Departamento de Psicología, Universidad de
Jaén, Jaén, España
RESUMEN
Desarrollo: Diferentes señales se han asociado a una amplia
serie de trastornos del neurodesarrollo, señales indicadoras de problemas en el
desarrollo neural que se observan también en pedófilos. Actualmente, siguiendo
esta línea de investigación, diferentes estudios de neuroimagen han hallado
alteraciones neurales en este trastorno. Conclusiones: La pedofilia se ha
relacionado con diferentes indicadores de alteraciones del neurodesarrollo,
como un bajo cociente intelectual, una mayor preferencia manual izquierda y
menor talla física, entre otros. Además, los pedófilos muestran diferentes
alteraciones neurales y presentan un patrón de activación cerebral
predominantemente subcortical ante estímulos sexuales. Los resultados de estos
estudios parecen mostrar que el origen de la pedofilia se puede encontrar, en
parte, en alteraciones cerebrales debidas a problemas durante el
neurodesarrollo, aunque estas alteraciones no libran a estas personas de ser
responsables de sus actos.
Abstract
Development:
Distinct signs have been associated with a wide range of neurodevelopmental
disorders and warning signs of neural developmental problems have also been
observed in pedophiles. Continuing this line of research, several neuroimaging
studies have found neural alterations in this disorder. Conclusions: Pedophilia
has been related to distinct indicators of neurodevelopmental alterations such
as low intelligence quotient, left-handedness and smaller stature, among
others. In addition, pedophiles show several neural alterations and a
predominantly subcortical pattern of cerebral activation to sexual stimuli. The
results of these studies suggest that the origin of pedophilia may partly lie
in brain alterations due to problems during neural development, although these
alterations do not absolve these persons of responsibility for their actions.
Palabras Clave
Neuropsiquiatría; Pedofilia; Etiología; Neurodesarrollo;
Neuroimagen
Keywords
Neuropsychiatry;
Pedophilia; Etiology; Neurodevelopment; Neuroimaging
Artículo
Introducción
Las noticias relacionadas con el abuso sexual a menores son
cada vez más frecuentes y generan una gran alarma social. La pederastia (abuso
sexual cometido con niños) y la pedofilia o paidofilia (atracción erótica o
sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes) son términos
que están relacionados. Aunque su significado es distinto, clínicamente sólo se
utiliza el término pedofilia 1. Los criterios diagnósticos para la
pedofilia, según el DSM-IV-TR, se encuentran recogidos en la tabla 1.
En cuanto a la elección de niños como objeto sexual, se ha
hecho una distinción entre pedófilos y hebéfilos, en función de la edad de los
niños. Así el término pedófilo haría referencia a adultos que escogen como
objeto sexual a niños/as de 12 años o menos y el de hebéfilo se utilizaría para
designar a adultos que van a escoger como objeto sexual a adolescentes de más de
12 años 2. En relación con la gama de actos sexuales que estas
personas pueden cometer con los niños, se encuentran actividades que van desde
el exhibicionismo o el voyeurismo a otras como caricias, frotar sus genitales
contra el niño, masturbación en presencia de éstos, sexo oral y penetración
anal o vaginal 3. Debido al gran interés social que suscita este
tema, se han realizado trabajos que han intentado hacer una aproximación a las
condiciones, situaciones, factores, etc., que llevan a la persona a desarrollar
una atracción sexual hacia los niños.
En el estudio de la causas de la pedofilia, los factores
medioambientales pueden predisponer a las personas a convertirse en pedófilos,
ya que éstos a menudo informan de que el estrés medioambiental es un factor que
incrementa sus impulsos y la urgencia de atacar a niños 1. La
principal hipótesis etiológica, y uno de los ejemplos más obvios de que los
factores medioambientales aumentan el riesgo de que una persona se convierta en
pedófilo o abusador infantil, es que ésta haya sido objeto de abusos sexuales
cuando era un niño; esta relación se conoce como "ciclo
víctima-abusador" o "fenómeno del abusador abusado" 4,5.
La ocurrencia de este fenómeno varía ampliamente en función del criterio de
selección del estudio y la población estudiada, pero se ha informado de que los
pedófilos sufrieron abusos cuando eran niños en una proporción que va del 28 al
93%, frente a un 15%, aproximadamente, en sujetos controles, y muestran
preferencia por niños de edad similar a la que el pedófilo tenía cuando sufrió
el abuso 2,6.
El desarrollo del sistema nervioso central es un proceso
crucial para el desarrollo de la conducta sexual. Este proceso está determinado
genéticamente y modulado por factores neuroquímicos, nutricionales y ambientales
7. La alteración de este proceso da lugar a los denominados
trastornos del neurodesarrollo, que pueden definirse como lesiones cerebrales
que se expresan como trastornos neuropsiquiátricos, cuyo origen estaría
relacionado con los períodos de desarrollo intrauterino y sensitivo tras el
parto 8. Hay diferentes señales o marcadores de desarrollo anómalo
que se asocian a una amplia gama de trastornos del neurodesarrollo, algunas de
las principales son: a) un bajo cociente intelectual (CI), ya que se ha observado
un deterioro intelectual significativo en el daño neurológico adquirido durante
la niñez temprana en personas expuestas a sustancias teratogénicas y en
trastornos genéticos con marcados efectos neurobiológicos (síndrome X frágil,
síndrome de Down, etc.) 9,10;
b) la preferencia manual izquierda (o el uso sustancial de ambas manos para
tareas comunes, en especial para escribir), que es significativamente más
frecuente en poblaciones con cualquier trastorno neurológico, y en individuos
expuestos a neurotóxicos en etapas prenatales o que han sufrido estrés en el
nacimiento (peso extremadamente bajo al nacer, nacimiento de gemelos y partos
prematuros) 9,10, y c) la estatura o talla, que se ve afectada por
las condiciones adversas presentes durante el desarrollo prenatal (nutrición
inadecuada, exposición a patógenos) y posnatal (condiciones económicas
subóptimas) 11,12, lo que da
lugar a un descenso en las proporciones promedio de crecimiento y al aumento
del riesgo de varios problemas de salud durante la edad adulta 13-18.
Una línea de investigación, centrada en la comparación de
las diferencias neuropsiquiátricas entre pedófilos y diferentes grupos
(población general, población reclusa y otro tipo de delincuentes sexuales),
apunta a la presencia de eventos adversos durante el neurodesarrollo como un
posible factor etiológico de la pedofilia, con lo que, como consecuencia de
estas alteraciones del neurodesarrollo, se pueden encontrar las señales
anteriormente descritas y diferentes alteraciones neurales en esta patología.
Teniendo en cuenta la relevancia del tema de la pedofilia y su etiología, el
objetivo del presente trabajo es revisar: a) los estudios publicados sobre los
anteriores indicadores de alteraciones del neurodesarrollo y la pedofilia, y b)
los estudios actuales sobre las alteraciones neurales, estructurales y
funcionales, de la pedofilia.
Marcadores de neurodesarrollo anómalo en pedofilia: cociente
intelectual, preferencia manual y estatura
Una búsqueda bibliográfica en MEDLINE, con la combinación de
palabras clave "pedophilia", "IQ" y "handedness",
identificó 10 artículos. Para la inclusión se seleccionaron los artículos que
hacían referencia a pacientes pedófilos, y se descartaron trabajos de caso
único, estudios de personas normales con fantasías pedófilas y los referentes a
técnicas de neuroimagen. Siguiendo estos criterios, se seleccionaron 5
artículos. Mediante la combinación de palabras clave "pedophilia" y
"physical height", se identificó 3 artículos que fueron incluidos.
En relación con el CI, el grupo de Cantor 19
encuentra en uno de sus trabajos, realizado con un grupo heterogéneo de
delincuentes sexuales, que un CI más bajo se relaciona con un mayor número de
víctimas niños y con mayores respuestas peneanas a estímulos sexuales que
representaban a menores. Además, a menor CI, menor es la edad del niño en el
que se está interesado sexualmente. Un metaanálisis posterior sobre el CI en
todo tipo de delincuentes sexuales, con una muestra total de 19.711
delincuentes, de los que 3.187 habían cometido delitos sexuales contra niños,
apoyan los resultados anteriores 20.
La relación entre la preferencia manual y la pedofilia
también se ha examinado en diferentes estudios publicados, en el primero de
ellos se encuentra una proporción más alta de preferencia manual izquierda en
delincuentes sexuales que atacaban a niños menores de 12 años, al compararlos
con un grupo control 21. Un estudio más completo para evaluar la
preferencia manual en pedofilia y hebefilia muestra una correlación negativa de
la preferencia manual derecha con las respuestas peneanas mostradas ante
estímulos que representaban a niños prepúberes, y positiva con estímulos que
representaban a adultos 22. Trabajos posteriores confirman estos
resultados tras incluir covariables como edad y CI 19, aunque ambos
trabajos difieren en el número de víctimas. Para explorar esta diferencia, el
último estudio combinó la muestra de sus pacientes 22 con los del
estudio previo 19. Se encontró que los varones que tenían como grupo
de interés sexual a niños prepúberes utilizaban la mano izquierda en una
proporción 2 veces mayor que los que preferían sexualmente a las personas
adultas.
Para estudiar si la asociación observada entre la pedofilia,
un bajo CI y la preferencia manual podría ser un artefacto debido a la
heterogeneidad de la procedencia de las muestras usadas, un trabajo actual
forma grupos homogéneos de pedófilos según su situación legal (si estaban en
evaluación por ser remitidos por sus abogados, en libertad provisional o en
libertad vigilada). Se muestra que las relaciones entre la pedofilia, un CI más
bajo, menor educación y aumento de la proporción de preferencia manual
izquierda, en los diferentes grupos, eran iguales que cuando los participantes
estaban todos incluidos en un grupo heterogéneo con distintas fuentes de
procedencia. Lo que apoya una relación entre la pedofilia y el funcionamiento
cognitivo genuina y no como un artefacto 23.
En relación con la talla, diferentes estudios han comparado
la estatura de varones pedófilos y no pedófilos. Los primeros estudios muestran
una menor talla en los pedófilos que en sujetos sanos 24,25, aunque
las diferencias no son estadísticamente significativas, debido posiblemente al
insuficiente poder asociado a la muestra usada en ambos estudios. El problema
en relación con el tamaño muestral es solucionado por un reciente estudio, en
éste se forman diferentes grupos según la edad de las víctimas (delincuentes
pedófilos y hebéfilos y delincuentes sexuales contra adultos), más un grupo de
controles no delincuentes. Obtienen que los delincuentes sexuales
pedófilos-hebéfilos son significativamente más bajos que los sujetos controles,
la talla de los delincuentes sexuales que actúan contra adultos se encontraba
en un valor intermedio entre los grupos anteriores 26. Se evidencia
que, al aumentar el tamaño muestral, las diferencias de estatura se hacen
significativas.
Además de las señales descritas en los estudios anteriores,
algunos trabajos encuentran una relación entre la pedofilia, el orden de
nacimiento tardío 27, 28 y mayor edad de la madre 29; una
proporción aumentada de pedofilia y niveles más bajos de educación e
inteligencia en personas que han sufrido traumatismos con pérdida de conciencia
antes de la edad de 6 años 30, y la presencia en esta parafilia de
una alta comorbilidad con trastornos del control de impulsos (por ejemplo,
trastorno de personalidad explosivo, cleptomanía, piromanía, juego patológico),
de un 30-55% 31. Estos datos pueden interpretarse, en la línea de
los estudios anteriores, como posibles factores indicadores de alteraciones del
neurodesarrollo en pedofilia 30, 32, aunque han recibido menos
atención empírica que los indicadores anteriormente comentados.
Alteraciones neurales en pedofilia: hallazgos recientes
Estudios neuropsicológicos previos han dividido las teorías
neuroanatómicas predominantes sobre pedofilia en tres grandes categorías. Por
un lado, las teorías frontales-disejecutivas asocian la pedofilia con una
disfunción en la corteza prefrontal y con la desinhibición conductual 33,34.
Por otro, las teorías temporolímbicas implican a ambas regiones en la
desinhibición conductual 35 y a estructuras profundas del lóbulo
temporal en la regulación de la conducta sexual 36-38. Por último, las
teorías de la disfunción dual defienden que los pedófilos sufrirían de
disfunción en ambas regiones, disfunción en las regiones temporales que
causaría la perturbación de los impulsos sexuales y alteración en las regiones
frontales que causaría la desinhibición conductual 39. Estas teorías van
a predecir que las alteraciones neurales, en la pedofilia, se encuentran en el
volumen de la sustancia gris de las distintas estructuras que cada una
defiende. Pero diferentes trabajos muestran un escaso apoyo a estas teorías 36,
ya que encuentran resultados contradictorios si se explora únicamente la
anatomía indicada por estas teorías y no se tiene en cuenta otras regiones 40-42.
Además, otros trabajos indican que la evidencia pretendida por estas teorías
puede ser un artefacto metodológico, asociado al mayor tamaño muestral (mayor
poder estadístico) de los estudios que muestran diferencias frente a los que no
las muestran 43.
Para conocer los hallazgos aportados por las modernas
técnicas de neuroimagen, se realizó una búsqueda bibliográfica en MEDLINE, con
la combinación de palabras clave "pedophilia" y "brain",
limitada a artículos publicados en los últimos 5 años. Ésta identificó un total
de 13 artículos. Se seleccionaron, para la inclusión, los artículos en que se
estudiaba la estructura y la actividad funcional cerebral de la pedofilia,
específicamente mediante técnicas de resonancia magnética (RM). Siguiendo estos
criterios, se seleccionaron 6 artículos, en los que se evidencian diferentes
líneas en el estudio de las alteraciones neurales de la pedofilia, que van
desde el estudio de la morfología cerebral, basado tanto en las teorías
neuroanatómicas anteriores como en el estudio del cerebro en su totalidad, al
estudio del funcionamiento neural durante la excitación emocional y sexual.
El primer estudio de la pedofilia mediante RM emplea la
morfometría basada en vóxels para estudiar diferencias de sustancia gris
cortical en regiones de interés, y pone a prueba la teoría
frontal-disejecutiva. Los resultados muestran que los pedófilos tenían un menor
volumen de sustancia gris en los circuitos frontoestriatales y en el estriado
ventral, que se extendía en el núcleo accumbens y en la corteza orbitofrontal 32.
Por lo que, según estos hallazgos, los pedófilos sufren la misma dificultad
para inhibir conductas repetitivas como las personas con trastorno
obsesivo-compulsivo 32. En la misma línea, otro estudio, con
técnicas similares, también busca diferencias en áreas específicas. En este
caso, en áreas del sistema límbico, como la amígdala, y en la sustancia gris de
estructuras relacionadas con el desarrollo del comportamiento sexual, como el
hipotálamo. Se encontró en los pedófilos una disminución significativa del
volumen amigdalar derecho y una reducción bilateral de la sustancia gris del
hipotálamo, regiones septales, sustancia innominada y base del núcleo de la
estría terminal 44. Estos deterioros estructurales, en regiones
críticas para el desarrollo sexual, pueden estar implicados en la patogenia de
la pedofilia 44.
Una desventaja de limitar el análisis a las regiones
predichas por las teorías neuroanatómicas es que posibles diferencias en otras
regiones se pasarían por alto, mientras que la desventaja de analizar el
cerebro entero es la necesidad de muestras más numerosas para compensar el bajo
poder del que dispone cada comparación 43. Además, otra posible
desventaja que puede influir en los resultados es que, en los estudios
anteriores, se compara a delincuentes pedófilos con personas no delincuentes,
con lo que las alteraciones estructurales halladas pueden ser debidas a otros
factores, como la delincuencia en general, el estrés crónico del
encarcelamiento, etc., y no a la pedofilia en sí.
Una investigación reciente, que tiene en cuenta estos
problemas, estudia las posibles alteraciones estructurales de la pedofilia
mediante un análisis del cerebro en su totalidad. Además, compara a un grupo de
pedófilos delincuentes sexuales con un grupo similar de delincuentes con
historial de delitos no sexuales. Se encuentran asociaciones negativas entre la
pedofilia y los volúmenes de la sustancia blanca bilateral de los lóbulos
parietales y temporales. Las regiones con el volumen más bajo de sustancia
blanca eran contiguas a dos grupos mayores de fibras, como el fascículo
frontooccipital superior y el fascículo arcuato derecho. No se encontró ninguna
diferencia en sustancia gris ni en volumen de líquido cefalorraquídeo 45.
Así, vemos que, al aumentar la muestra, controlar posibles factores de
confusión y hacer comparaciones del cerebro en su totalidad, no se encuentran
diferencias en la sustancia gris de las regiones predichas por las teorías
neuroanatómicas, sino que estas diferencias aparecen en la sustancia blanca, en
fascículos que conectan regiones corticales que responden a señales sexuales.
Los resultados anteriores hacen pensar en cómo estas
diferencias estructurales pueden afectar al funcionamiento cerebral ante
señales sexuales, por lo que se realizan estudios de neuroimagen funcional.
Así, se investigó la actividad neural, mediante RM funcional, durante la
estimulación visual emocional y erótica, con imágenes del International
Affective Picture System, en un grupo de pedófilos y un grupo control. Se
encontró que los pedófilos respondían menos a la estimulación visual erótica en
tres regiones: corteza prefrontal dorsolateral, hipotálamo y sustancia gris
periacueductal. Mientras que en el procesamiento emocional no erótico,
mostraban una menor respuesta funcional de estructuras como la amígdala, el
hipocampo y la corteza prefrontal dorsomedial 46. La activación
reducida de estas regiones en los pedófilos indica una alteración que puede
contribuir a la modificación del interés sexual hacia los adultos.
Aunque, para determinar si las mismas estructuras responden
de igual manera en los cerebros de pedófilos y no pedófilos, se necesitaría
emplear diseños en los que cada tipo de sujeto sea expuesto al estímulo que le
es sexualmente excitante, niños y adultos, respectivamente. Así, dos
investigaciones posteriores del grupo de Boris Schiffer, con RM funcional,
comparan los patrones de activación en pedófilos heterosexuales y homosexuales
cuando se les presentan estímulos sexualmente interesantes para ellos.
En el primero de estos trabajos, se encontró que la
respuesta cerebral de los pedófilos heterosexuales a estímulos visuales
heteropedófilos es comparable con la respuesta cerebral de varones
heterosexuales a estímulos heterosexuales. Esta respuesta comprende la
activación de diferentes estructuras límbicas (amígdala, giro cingulado e
hipocampo), sustancia negra, núcleo caudado, corteza del cíngulo anterior,
diferentes núcleos talámicos y corteza asociativa. Sin embargo, en varones
heterosexuales del grupo control, se encontró respuesta cerebral en la corteza
orbitofrontal durante la estimulación sexual visual; esta respuesta frontal no
se halló en los pedófilos, que además mostraron una actividad anormalmente
reducida en la corteza prefrontal dorsolateral 47. En el segundo,
estudian el patrón de activación cerebral en pedófilos homosexuales y controles
homosexuales, durante estimulación sexual visual, usando para ello fotografías
sexualmente estimulantes para ambos y emocionalmente neutras. En ambos grupos, las
imágenes sexualmente excitantes activaban áreas cerebrales involucradas en el
procesamiento visual de estímulos emocionales (cortezas occipitotemporal y
prefrontal), pero durante la presentación de estas imágenes se encontró una
activación significativa de áreas como el tálamo, el globo pálido y el estriado
únicamente en el grupo de pedófilos 48.
Así, en cuanto al funcionamiento cerebral de sujetos
controles y pedófilos, los resultados de estos últimos estudios parecen mostrar
que, ante los estímulos sexualmente relevantes para cada grupo, el
procesamiento central de éstos es comparable en ambos, mientras que el patrón
de activación cerebral mostrado es diferente. Los hallazgos más destacados de
los anteriores estudios se encuentran resumidos en la tabla 2
Conclusiones
Los estudios consultados muestran que la pedofilia se
relaciona con diferentes indicadores de alteraciones del neurodesarrollo, como
un bajo CI, mayor preferencia manual izquierda y menor talla física. Cuando se
compara a pedófilos con diferentes grupos, éstos muestran sistemáticamente un
menor CI, que es menor cuanto menor es la víctima, una mayor proporción de
preferencia manual izquierda y una menor talla física o estatura. Además de
otros factores, descritos en diferentes trabajos, que también parecen indicar
la posible presencia de alteraciones en el neurodesarrollo en la pedofilia.
En cuanto a los hallazgos neurales, el estudio de
morfometría con mayor potencia estadística encuentra en pedófilos un menor
volumen en la sustancia blanca que conecta regiones corticales que responden a
señales sexuales. La presencia de este tipo de alteración estructural apunta
también en la dirección de problemas durante el desarrollo neural y son la
evidencia más sólida a favor de dicha hipótesis. Los hallazgos funcionales,
complemento de los estructurales, muestran en los pedófilos un procesamiento
central de estímulos sexuales visuales similar al de los controles, pero con un
patrón de activación cerebral diferente, consistente en una mayor activación de
regiones subcorticales frente a una menor activación de regiones corticales
prefrontales. Los trabajos de neuroimagen muestran la pedofilia como un
trastorno caracterizado por una desconexión parcial dentro de una red de
reconocimiento de estímulos sexuales relevantes y por una activación cerebral
disfuncional ante estos estímulos.
Los indicadores anteriormente citados no causan la
pedofilia, sino que predicen una correlación entre ambos, ya que las
alteraciones del neurodesarrollo predisponen a desarrollar tanto la pedofilia
como los indicadores (es decir, un bajo CI, preferencia manual izquierda, menor
talla física, menor volumen de sustancia blanca, etc.). Hay que suponer que los
problemas en el neurodesarrollo no sean las únicas causas de la pedofilia, sino
que únicamente pueden contribuir al riesgo de desarrollar este trastorno. Así,
se puede decir que no hay una explicación determinante sobre las razones que
llevan a una persona a la pedofilia, pero los resultados de estos trabajos
hacen pensar que el origen se pueda encontrar, en parte, en las disfunciones
cerebrales debidas a eventos adversos durante el neurodesarrollo. Aunque estas
alteraciones son problemas que no libran a estas personas de ser responsables
de sus actos.
En relación con los diferentes estudios revisados, algunos
no incluyen una comparación con un grupo control de sujetos sanos, por lo que
las alteraciones podrían relacionarse con variables distintas de la preferencia
por los menores. Sería conveniente incluir, en diferentes trabajos citados 19,
20, 22, 23,45, un grupo de sujetos sanos y barajar la posibilidad de que
las alteraciones estuvieran relacionadas con la agresividad o con el tipo de
delito sexual cometido (violación, tocamientos, etc.), independientemente de si
se realiza con menores o adultos. Por otro lado, lo obtenido por los trabajos
con mayor potencia estadística hacen pensar que investigaciones con mayor
tamaño muestral serían eficaces para descubrir otras posibles diferencias.
Según los hallazgos estructurales, las futuras investigaciones sobre
neuropatología en pedofilia deberían centrarse en el estudio de la sustancia
blanca, usando técnicas más específicas, como la toma de imágenes con tensor de
difusión, que se ha empezado a aplicar al estudio de alteraciones
neuropsiquiátricas.
Como conclusión, los resultados de este tipo de estudios
abren la puerta a una nueva perspectiva sobre la pedofilia, y pueden
proporcionar las bases para el desarrollo de herramientas de diagnóstico más
sofisticadas y de nuevas aproximaciones terapéuticas al tratamiento de este
trastorno.
Declaración de conflicto de intereses:
El autor declara no tener ningún conflicto de intereses.
Correo electrónico:
jbecerra@ujaen.es" > jbecerra@ujaen.es
Recibido el 22 de junio de 2009; aceptado el 28 de octubre
de 2009
BIBLIOGRAFÍA
1. American
Psychiatric Association. Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders.
Revised 4th ed. Washington :
American Psychiatric Association;2000.
2. Greenberg
DM, Bradford JM, Curry S. A comparison of sexual victimization in the
childhoods of pedophiles and hebephiles. J Forensic Sci. 1993;38:432-6.
3. Hall RC,
Hall RC. A profile of pedophilia: definition, characteristics of offenders,
recidivism, treatment outcomes, and forensic issues. Mayo Clin Proc.
2007;82:457-71.
4. Cohen
LJ, McGeoch PG, Gans SW, Nikiforov K, Cullen K, Galynker II. Childhood sexual
history of 20 male pedophiles vs. 24 male healthy control subjects. J Nerv Ment
Dis. 2002;190:757-66.
5. Cohen
LJ, Nikiforov K, Gans S, Poznansky O, McGeoch P, Weaver C, et al. Heterosexual
male perpetrators of childhood sexual abuse: a preliminary neuropsychiatric
model. Psychiatr Q. 2002;73:313-36.
6. Murray JB. Psychological
profile of pedophiles and child molesters. J Psychol. 2000;134:211-24.
7. Castro-Gago M, Novo-Rodríguez MI, Gómez-Lado C,
Eirís-Puñal J. Efecto neuroprotector de los factores dietéticos pre y
perinatales sobre el neurodesarrollo. Rev Neurol. 2007;44 Supl 3:1-10.
8. Zuluaga JA. Neurodesarrollo y estimulación. Bogotá:
Editorial Médica;2001.
9. Blanchard
R, Kolla NJ, Cantor JM, Klassen PE, Dickey R, Kuban ME, et al. IQ, handedness,
and pedophilia in adult male patients stratified by referral source. Sex Abuse.
2007;19:285-309.
10. Blanchard
R, Christensen BK, Strong S, Cantor JM, Kuban ME, Klassen P, et al.
Retrospective self-reports of childhood accidents causing unconsciousness in
phallometrically diagnosed pedophiles. Arch Sex Behav. 2002;31:511-26.
11. Gunnell
D. Commentary: Can adult anthropometry be used as a ''biomarker'' for prenatal
and childhood exposures? Int J Epidemiol. 2002;31:390-4.
12. Wadsworth ME , Hardy RJ,
Paul A, Marshall
SF, Cole TJ. Leg and trunk length at 43 years in relation to childhood health,
diet and family circumstances;evidence from the 1946 national birth cohort. Int
J Epidemiol. 2002;31:383-90.
13. Smith
GD, Hart CL, Blane D, Hole D. Adverse socioeconomic conditions in childhood and
cause specific adult mortality: Prospective observational study. BMJ.
1998;316:1631-5.
14. Lundberg
M, Diderichsen F, Hallqvist J. Is the association between short stature and
myocardial infarction explained by childhood exposures-A population-based case
referent study (SHEEP). Scand J Public Health. 2002;30:249-58.
15. Song
YM, Smith GD, Sung J. Adult height and cause-specific mortality: A large
prospective study of South Korean men. Am J Epidemiol. 2003;158:479-85.
16. Nopoulos
P, Flaum M, Arndt S, Andreasen N. Morphometry in schizophrenia revisited:
Height and its relationship to pre-morbid function. Psychol Med.
1998;28:655-63.
17. Beeri
MS, Davidson M, Silverman JM, Noy S, Schmeidler J, Goldbourt U. Relationship
between body height and dementia. Am J Geriatr Psychiatry. 2005;13:116-23.
18. Kemkes-Grottenthaler
A. The short die young: The interrelationship between stature and
longevity-Evidence from skeletal remains. Am J Phys Anthropol. 2005;128:340-7.
19. Cantor
JM, Blanchard R, Christensen BK, Dickey R, Klassen PE, Beckstead AL, et al. Intelligence,
memory, and handedness in pedophilia. Neuropsychology. 2004;18:3-14.
20. Cantor
JM, Blanchard R, Robichaud LK, Christensen BK. Quantitative reanalysis of
aggregate data on IQ in sexual offenders. Psychol Bull. 2005;131:555-68.
21. Bogaert
AF. Handedness, criminality, and sexual offending. Neuropsychologia. 2001;39:465-9.
22. Cantor
JM, Klassen PE, Dickey R, Christensen BK, Kuban ME, Blak T, et al. Handedness in pedophilia and
hebephilia. Arch Sex
Behav. 2005;34:447-59.
23. Blanchard
R, Kolla NJ, Cantor JM, Klassen PE, Dickey R, Kuban ME, et al. IQ, handedness, and pedophilia in
adult male patients stratified by referral source. Sex Abuse. 2007;19:285-307.
24. Mellan
J, Nedoma K, Pondelícková J. Somatosexual findings in pedophilic men. Cesk
Psychiatr. 1969;65:30-3.
25. Taylor
D, Myers WC, Robbins L, Barnard GW. An anthropometric study of pedophiles and
rapists. J Forensic Sci. 1993;38:765-8.
26. Cantor
JM, Kuban ME, Blak T, Klassen PE, Dickey R, Blanchard R. Physical height in
pedophilic and hebephilic sexual offenders.Sex Abuse. 2007;19:395-407.
27. Blanchard
R, Barbaree HE, Bogaert AF, Dickey R, Klassen P, Kuban ME, et al. Fraternal
birth order and sexual orientation in pedophiles. Arch Sex Behav.
2000;29:463-78.
28. Bogaert
AF, Bezeau S, Kuban M, Blanchard R. Pedophilia, sexual orientation, and birth
order. J Abnorm Psychol. 1997;106:331-5.
29. Blanchard
R, Watson MS, Choy A, Dickey R, Klassen P, Kuban M, et al. Pedophiles: mental
retardation, maternal age, and sexual orientation. Arch Sex Behav. 1999;28:111-27.
30. Blanchard
R, Christensen BK, Strong SM, et al. Retrospective selfreports of childhood
accidents causing unconsciousness in phallometrically diagnosed pedophiles. Arch
Sex Behav. 2002;31:511-26.
31. Cohen
LJ, Galynker I. Clinical features of pedophilia and implications for treatment.
J Psychiatr Pract. 2002;8:276-89.
32. Schiffer
B, Peschel T, Paul T, Gizewski E, Forsting M, Leygraf N, et al. Structural
brain abnormalities in the frontostriatal system and cerebellum in pedophilia. J
Psychiatr Res. 2007;41:753-62.
33. Dolan
M, Millington J, Park I. Personality and neuropsychological function in
violent, sexual, and arson offenders. Med Sci Law. 2002;42:34-43.
35. Graber
B, Hartmann K, Coffman JA, Huey CJ, Golden CJ. Brain damage among mentally disordered sex
offenders. J Forensic Sci. 1982;27:125-34.
36. Hucker
S, Langevin R, Wortzman G, Bain J, Handy L, Chambers J, et al.
Neuropsychological impairment in pedophiles. Can J Behav Sci. 1986;18:440-8.
37. Kolarsky
A, Freund K, Machek J, Polak O. Male sexual deviations: association with early
temporal lobe damage. Arch Gen Psychiatry. 1967;17:735-43.
38. Lilly
R, Cummings JL, Benson DF, Frankel M. The human Kluver-Bucy syndrome.
Neurology. 1983;33:1141-5.
39. Cohen
LJ, Nikiforov K, Gans S, Poznansky O, McGeoch P, Weaver C, et al. Heterosexual
male perpetrators of childhood sexual abuse: a preliminary neuropsychiatric
model. Psychiatr Q. 2002;73:313-36.
40. Hendricks
SE, Fitzpatrick DF, Hartmann K, Quaife MA, Stratbucker RA, Graber B. Brain
structure and function in sexual molesters of children and adolescents. J Clin
Psychiatry. 1988;49:108-11.
41. Langevin
R, Wortzman G, Dickey R, Wright P, Handy L. Neuropsychological impairment in
incest offenders. Sex Abuse. 1988;1:401-15.
42. Langevin
R, Wortzman G, Wright P, Handy L. Studies of brain damage and dysfunction in
sex offenders. Sex Abuse. 1989;2:163-79.
43. Blanchard
R, Cantor JM, Robichaud LK. Biological factors in the development of sexual
deviance and aggression in males. En: Barbaree HE, Marshall WL, editores. The
juvenile sex offender. 2.a ed. New York : Guilford ;2006. p. 77-104.
44. Schiltz
K, Witzel J, Northoff G, Zierhut K, Gubka U, Fellmann H, et al. Brain pathology
in pedophilic offenders: evidence of volume reduction in the right amygdala and
related diencephalic structures. Arch Gen Psychiatry. 2007;64:737-46.
45. Cantor
JM, Kabani N, Christensen BK, Zipursky RB, Barbaree HE, Dickey R, et al. Cerebral
white matter deficiencies in pedophilic men. J Psychiatr Res. 2008;42:167-83.
46. Walter
M, Witzel J, Wiebking C, Gubka U, Rotte M, Schiltz K, et al. Pedophilia is
linked to reduced activation in hypothalamus and lateral prefrontal cortex
during visual erotic stimulation. Biol Psychiatry. 2007;62:698-701.
47. Schiffer
B, Paul T, Gizewski E, Forsting M, Leygraf N, Schedlowski M, et al. Functional
brain correlates of heterosexual paedophilia. Neuroimage. 2008;41:80-91.
48. Schiffer
B, Krueger T, Paul T, Greiff A, Forsting M, Leygraf N, et al. Brain response to visual sexual
stimuli in homosexual pedophiles. J Psychiatry Neurosci. 2008;33:23-33.
Publicado en:
Revista de Psiquiatría y Salud mental
Vol. 02. Núm. 04. Octubre - Diciembre 2009
doi:
10.1016/S1888-9891(09)73237-9
Fuente: http://www.elsevier.es/es-revista-revista-psiquiatria-salud-mental-286-articulo-etiologia-pedofilia-desde-el-neurodesarrollo-13145914
No hay comentarios :
Publicar un comentario