Función
Social del Estado: ¿Para qué vivimos en sociedad?
Vivimos en sociedad para que el Estado vele por la existencia de las condiciones requeridas para el libre desarrollo y desenvolvimiento de la personalidad de los miembros de la sociedad, cuestión ésta a la cual se contraen las nociones del Estado de Derecho y las de los DDHH. Conjuguésmolas entonces; veámos someramente el asunto desde un simple ejemplo: El agua potable.
Fundamerced
Recientemente
enviaron a mi casa una factura, cobrándome por el servicio de suministro de
agua potable, advirtiéndome que tenía aviso de corte del suministro, por haber
acumulado varias facturas sin pagar; de inmediato, acudí a pagar para así
evitar me quitasen el servicio y al llegar a la oficina de pago, una inmensa
cantidad de personas también estaban allí bajo las mismas circunstancias: Debían
pagar de inmediato, so pena de quedarse sin el servicio de suministro de agua
potable. Sin embargo, ninguno de los allí presentes estaba en mora, todos
estaban al día en el pago del servicio; fue allí cuándo nos dimos cuenta
entonces que fuimos víctimas de una burda artimaña: Incrementaron subrepticiamente
el monto de la tarifa a ser pagada y para impedir reclamos o protestas, exigían
el pago coactivamente el pago de esa tarifa.
Lo peor de todo es que el servicio
es prestado con bastante irregularidad, casi nunca hay agua en los chorros; y
cuando hay, el agua es turbia, maloliente: No es potable; tanto, que sí deja
reposar por un par de horas dentro de un recipiente expuesto a la luz solar,
esa agua turbia tiende a tornarse de color verde; expuesta por mayor tiempo,
germinan plantas dentro del recipiente. Y no estoy exagerando: He podido
constatar que en un recipiente completamente cerrado, al llenarlo con esa agua
que nos suministran como “potable”, surge y prolifera no sólo esa especie de
flora, sino que eclosionan hasta las larvas de mosquitos. En definitiva, nos
cobran por un servicio ineptamente prestado.
Desde luego,
la mala prestación de ese servicio público no implica meramente la ineptitud o
la corrupción del Estado, implica igualmente que el Estado nos expone como
ciudadanía a graves riesgos a la salud.
¿Sí el
agua llega turbia a nuestros hogares, el Estado será responsable por la mala
prestación de ese servicio? Claro, es indudable que el Estado será absolutamente
responsable sí en vez de ser suministrada agua potable a la población, se le
suministra agua turbia y poco potable. La función del Estado es velar por la
existencia de las condiciones requeridas para el desarrollo y desenvolvimiento
de la personalidad de los miembros de su sociedad, y estaría vulnerando esos
derechos cuándo a éstos se les expone a riesgos, suministrándole agua poco
potable, así como cuándo no se les suministra ese servicio.
Por
supuesto, vivimos en sociedad para así alcanzar aquellos fines que jamás
alcanzaríamos sólo con nuestras propias fuerzas individuales: De este modo, en
vez de dedicarnos a ir en busca del agua a un pozo o a un río, transportarla
hasta nuestros hogares y una vez allí
someterla al correspondiente proceso de
potabilización, hirviéndola un par de veces para así eliminar sedimentos y los
consabidos agentes patógenos, confiamos como ciudadanos en qué ese servicio nos
será prestado bajo la vigilancia del Estado, a cambio del pago de una tarifa:
Dispondríamos así de mayor tiempo libre, para dedicarlo a otros menesteres;
pero no, pagamos por el servicio, no recibimos el suministro por el cual
pagamos, alimentamos una voraz y creciente burocracia y nos exponemos a contraer
enfermedades, aparte de vernos obligados a adquirir agua potable comprándola
por garrafones y, en el peor de los casos, adquiriendo la transportada mediante
camiones cisternas.
Entonces,
¿cuál es la función del Estado? ¿Para qué vivimos en sociedad? El Estado tiene
como función asegurar la existencia de esas condiciones requeridas para el
disfrute de una calidad de vida acorde con la condición humana; de allí que sea
inaceptable que, por ejemplo, para enfrentarse a fallas en el suministro de
energía eléctrica la ciudadanía se vea obligada entonces a proveerse de velas
para alumbrarse o a comprar plantas eléctricas para encenderlas cada vez que falle
la energía; o que deba resguardarse temprano en sus hogares antes del ocaso,
para evitar ser víctima del hampa, dado que después de las cinco de las tarde cesa
toda actividad de quienes deben resguardar la integridad de la ciudadanía: Jueces, Ministerio
Público, Policía…
Por
supuesto, como quiera que la mala prestación de los servicios públicos por
parte del Estado no está tipificado como delito por ley alguna, el tema no es
de carácter criminológico. Dispensen por haber expuesto la cuestión en un blog
sobre Criminología.
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