Linchamientos: el riesgo de que la Argentina regrese a la época cavernícola
31/03/2014 15:27 hs
Son demasiados casos en poco tiempo, un riesgo fatal si no se detiene a tiempo.
Un juez de la Corte Suprema dice: "Si un chico le pega o le roba a su madre. ¿Lo mandamos a la cárcel o a un psicólogo?" Una de sus compañeras en la Justicia afirma: "Un chico que delinque debe ser sacado de las calles para evitar que la policía lo mate".
La idea del garantismo es más la de cuidar al que llegó a ese estado
por lo que fuera ("ningún pibe nace chorro", dice un cantante popular), y
dejan librado a su mala suerte al resto de la gente.
Entonces
se produce lo que ya está pasando reiteradamente en el país. El
ciudadano común -cuando puede- hace justicia por mano propia y de lo que
no ocupan demasiado ni la policía, ni la justicia ni los legisladores,
lo hace la gente aún retrocediendo al salvajismo más terrible de la
prehistoria de la humanidad.
No es un estado que solo
se da en la Argentina de hoy, también ocurre en los países del primer
mundo. Es cierto que cuando somos víctimas de los delincuentes queremos
matarlos con nuestras propias manos. Pero una cosa es querer hacerlo y
otra llevar a cabo la Ley del Talión.
Nueva Orleans, 2005.
La antigua cuna de músicos negros más prominentes de Estados Unidos
estaba siendo olvidada por Washington. La indiferencia del gobierno de
entonces frente a la miseria y la delincuencia creciente tuvo la gota
que rebalsó el vaso, el huracán Katrina y su secuela de casi 2000
muertes y una devastación pocas veces vista en un país supuestamente
primermundista.
A la devastación climática le siguió
la devastación de la conciencia de muchísimos sectores, aún de clase
media. Canalizaron su bronca contenida saqueando y robando lo que
continuaba en pié. Igual que en los saqueos de diciembre pasado, una
reacción diabólica de gente que no tenía necesidades económicas dio
rienda suelta a lo más primitivo del ser humano y se lanzaron por
cualquier bien material que encontraban. Un ejemplo de los saqueos en
Córdoba demuestra a qué grado llega la alienación del hombre, y no
siempre en situaciones límites. Chicos que habían sido abanderados en
sus colegios, robando a diestra y siniestra y en el garaje de una lujosa
vivienda se hallaron electrodomésticos robados por un matrimonio que
maneja una sociedad de fomento en un barrio de "la docta".
En Nueva Orleans
fue tal el estallido de la gente, que ante el desborde a que fue
sometida la policía hizo que Bush enviara fuerzas especiales que utiliza
en conflictos bélicos (ejércitos privados de ex comandos que contrata
el Estado) para poner en orden una ciudad desmadrada.
Una frase de Shakespeare: "Grita ¡Devastación! Y suelta a los perros de la guerra".
La devastación y el hastío de la injusticia social dan lugar a dos
situaciones contrarias. Una es la solidaridad de mucha gente que se
entrega a ayudar al prójimo, la otra es la terrible... aquellos que
aprovechan la situación para sacar a la luz lo más primitivo de la
condición humana.
Sin analizar el origen de lo que
ocurre en la Argentina (indigencia y "paco" tienen mucho que ver.. nunca
la pobreza, sino indigencia y abandono total de gente en condición
límite), lo que estás sucediendo con esto de los linchamientos es un
primera advertencia que hay cosas que vienen muy feo en el país.
Nos
acostumbramos a vivir en esa metáfora de la "puerta giratoria" en la
Justicia y en contrapartida se empieza con la aberración de hacer
justicia con mano propia.
En el siglo XXI la conciencia del hombre retrocede miles de años.
Tres
de los más grandes estudiosos de las costumbres de las sociedades
primitivas (Sir James George Frazer, Mircea Elíade y Joseph Campbell)
han escrito sobre aquellas sociedades salvajes donde el hombre hacía de
la violencia y el estrago una costumbre que les parecía normal en
aquellos tiempos.
Creíamos que esos tiempos eran parte
de los libros de historia, pero al parecer el inconsciente colectivo al
que se refería Carl G. Jung sigue agazapado dentro de cada uno de
nosotros.
Basta un "enter" de injustica o Estado
ausente para que saquemos de nuestro interior esos perros de la guerra
que citaba Shakespeare en una de sus obras.
Primero
fue incendiar viviendas de violadores o ladrones barriales. Ahora es
linchar a los delincuentes. Los garantistas o abolicionistas de leyes
creen que están ganado una batalla, pero están perdiendo una guerra que
nadie quiere.
¿Habrá un término medio para detener a
tiempo lo que ya está convirtiéndose en una cruel realidad de sangre
derramada inútilmente?
Si no se encuentra rápido un
equilibrio que no tiene que ver con llevar los chicos al psicólogo (¿y
con los más grandes qué hacemos?) corremos el riesgo de llevar al país
al borde de un abismo irreparable.
Washington vio a tiempo las consecuencias de abandonar a Nueva Orleans a su suerte y modificó sus parámetros de ayuda social a las ciudades más desprotegidas y vulnerables..
Un aforismo de Lao Tsé que figura en el libro sagrado llamado "Tao Te Ching": reza: "El hombre inteligente soluciona sus problemas. El hombre sabio los evita".
Ojalá prime la sabiduría en la Argentina antes que todo se salga de cauce.
_______
Fuente: http://www.diarioveloz.com/notas/120887-linchamientos-el-riesgo-que-la-argentina-regrese-la-epoca-cavernicola
No hay comentarios :
Publicar un comentario