Ansiedad y depresión, niños de bullying
El daño no desaparece por el hecho de que los afectados se hagan mayores o por dejar de ser acosados, comprueba estudio
SUMEDICO
México, 24 de febrero de 2013
Los niños que sufren bullying tienen más depresiones, más ansiedad y
piensan más en el suicidio cuando crecen. Un nuevo estudio publicado en JAMA
Psychiatry analiza hasta qué punto las víctimas arrastran las secuelas del
acoso escolar en la edad adulta.
Los medios de comunicación e incluso el cine ("Después
de Lucía", nominada a los Goya de este año) se encargan de reflejar cuáles
son las consecuencias inmediatas del acoso escolar, llegando incluso al
suicidio. Sin embargo, según los autores del estudio, apenas hay literatura
científica que investigue los efectos a largo plazo (no meses después, sino
años más tarde), tanto para las víctimas como para los acosadores.
"El daño psicológico no desaparece por el hecho de que
los afectados se hagan mayores o por dejar de ser acosados. Esto es algo que
permanece con ellos. Si pudiéramos manejar esto ahora, se podría prevenir
multitud de problemas posteriores", afirma el principal autor de la
investigación, William Copeland, profesor del departamento de Psiquiatría de la
Universidad de Duke (Carolina del Norte, EU). Aunque "hay programas de
prevención, queda mucho camino por recorrer", apunta Inmaculada Palanca,
de la Unidad de Psiquiatría Infantil del Hospital Puerta de Hierro (Madrid). De
hecho, "en muchas ocasiones se pasa por alto la intervención psiquiátrica
con los niños que acosan".
Tras 20 años de estudio basado en entrevistas realizadas a
mil 420 participantes (acosados, acosadores, niños que habían adoptado ambos
papeles y también menores que no se habían visto implicados nunca en ninguna
forma de abuso), los investigadores vieron que en la edad adulta (entre 19 y 26
años) los problemas emocionales y de comportamiento eran notables entre quienes
habían tenido alguna experiencia con el acoso escolar. Tenían, además, mayor
riesgo de sufrir desórdenes psiquiátricos.
Quienes habían sido sólo víctimas de 'bullying' presentaban
niveles más altos de depresión, ansiedad, pánico y riesgo de agorafobia.
Aquellos que, además de víctimas, también fueron ejecutores de acoso
presentaban alto riesgo de depresión, ansiedad, pensamientos suicidas y pánico.
Quienes sólo acosaban tenían una tasa alta de trastornos de personalidad
antisocial.
En cuanto a las diferencias por género, se observó que las
niñas que habían sido acosadas y acosadoras tenían mayor riesgo de agorafobia y
los niños que también habían adoptado ambos papeles sufrían mayores tasas de
suicidio. Estos resultados, aclaran los responsables del estudio, se mantienen
iguales después de tener en cuenta la existencia previa de posibles problemas
psiquiátricos o dificultades familiares.
Otra de las diferencias encontradas entre los niños
relacionados con el bullying y aquellos sin historial: su situación
familiar y su "esquema" mental. En la misma línea de otros estudios,
el equipo de investigadores de la Universidad de Duke comprobó que quienes
infringen y sufren el acoso pertenecen a familias con un nivel socioeconómico
más bajo, son más agresivos, tienen problemas de impulsividad, falta de
regulación emocional, se enfadan con facilidad, tienen pocos amigos y
generalmente han sido acosados por sus hermanos. En cuanto a las víctimas, su
perfil responde a personas tímidas, inseguras y con falta de asertividad.
Las causas del acoso, además de ser estar relacionadas con
este tipo de perfiles, también son ambientales e incluso genéticas. "Se
han descrito alteraciones en el llamado eje del estrés (eje del hipotálamo,
hipófisis y suprarrenal)", explica la doctora Palanca. Influyen los
modelos de crianza, el vínculo madre e hijo y el contexto en el que se
encuentra. Es lo que hace que "el acosador no vea en la víctima una
persona diferente a él, con sentimientos y emociones, sino un objeto que
satisface sus deseos y demandas".
Todo indica que ser víctima o parte ejecutora de 'bullying'
es un factor de riesgo directo de serios problemas psiquiátricos años más
tarde. "A veces, todavía se piensa que el acoso escolar forma parte
inevitable del crecimiento", argumenta Copeland. Sin embargo, y en vista
del aumento de suicidios en esta parte de la población, es un problema muy
serio que hay que abordar cuanto antes. Y estudios como este ayudan a redirigir
esfuerzos y estrategias.
Fuente: http://www.sumedico.com/nota14494.html
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