David Reimer, el «niño cobaya» al que criaron como una mujer
hasta los quince años
I. Miranda / Madrid
Día 24/08/2015 - 14.11h
- Tras perder el pene a los pocos meses de vida, un psicólogo convenció a sus padres para que le ocultaran la verdad
Brenda no supo que había nacido siendo un varón hasta que
tuvo 15 años. Fue una tarde de 1980 cuando su padre, torturado por el
sufrimiento que veía, le reveló el historia que habían estado manteniendo en
secreto: había nacido en Canadá siendo Bruce, junto a su hermano gemelo Brian,
pero una negligencia médica durante una circuncisión en 1965 había destruido
sus genitales.
En un intento desesperado porque la vida de su hijo fuera
satisfactoria, sus padres se pusieron en contacto con un psicólogo que
aseguraba que la condición sexual no es innata, sino que es asignada mediante
la educación en los primeros años de vida. Es decir, que si trataban a Bruce
como Brenda, este se convertiría en una mujer plena, en vez de sufrir como un
hombre sin pene. Se trataba de John Money, un psicólogo del hospital
Johns Hopkins (Baltimore) famoso por sus teorías sobre el género. Además, era
una oportunidad inigualable para Money de demostrar sus teorías, ya que tendría
un sujeto de control: Brian, con la misma carga genética que su hermano, pero
que tendría una orientación diferente.
El 3 de julio de 1967, los médicos sometieron a Bruce a una
castración quirúrgica (quitándole los testículos) y le modelaron una vagina. Bruce
se convirtió en Brenda a la vez que en un conejillo de indias. Mientras,
las instrucciones para sus padres, Janet y Ron, fueron claras: no
contarle jamás lo que había ocurrido.
Los niños fueron creciendo y la situación se fue complicando. Según
contaría Janet ya en los años 90 al periodista
de la revista «Rolling Stone» John Colapinto, la primera vez que trató de
ponerle un vestido a Brenda intentó arrancárselo. «Recuerdo que pensé: “¡Dios
mío, sabe que es un chico y no quiere que le vista como a una chica!”». Pero no
solo fue aquello. Cuando su hermano jugaba a afeitarse con su padre, Brenda
también quería. «Mi padre me dijo: “No, no. Tú vas con tu madre”. Me puse a
llorar, “¿Por qué no puedo afeitarme también?”», contó él mismo. Desde pequeña
incluso insistía en orinar de pie.
Por su parte, su gemelo identificaba a Brenda como a una hermana.
«Pero ella nunca actuó como tal», reconoció al periodista de «Rolling Stone».
«Si le regalaban una comba, para lo único que la usaba era para atar a la gente
o para azotarla como si tuviera un látigo. Nunca la usó para su propósito real.
Jugaba con mis juguetes mientras que los suyos, como una lavadora, solo los
usaba para sentarse».
«Estudio John/Joan»
Sin embargo, para cuando cinco años después el doctor Money publicó
el primer libro sobre el «estudio John/Joan» (como lo había bautizado) bajo el
título «Man & Woman, Boy
& Girl», las conclusiones que reflejaban eran las opuestas. Money
aseguraba que tras haber enfatizado en el uso de la ropa femenina,
Brenda ya tenía una clara preferencia por los vestidos. Que se sentía orgullosa
de su pelo largo. Que por Navidades había pedido una casa de muñecas y un
carrito de paseo. Que la orientación de género se había impuesto.
Para cuando Brenda llegó a la adolescencia sufría depresión y
se había intentado suicidar al menos una vez. También tomaba estrógenos. Cuando
el doctor Money le instó a que se sometiera a otra cirugía, se negó
rotundamente. Fue entonces cuando sus padres decidieron contárselo. Fue
entonces cuando Brenda pudo volver a ser un chico. Eligió de nombre «David»
en honor al héroe bíblico que, desafiando todas las probabilidades, mató al
gigante Goliat. Se sometió a una faloplastia y se quitó los pechos que le
habían crecido gracias a las hormonas. Para cuando cumplió 23 años, se casó.
Sin embargo, su familia había quedado destrozada. Su
madre Janet cayó en depresiones clínicas repetidas que requerían hospitalización.
Su padre Ron se convirtió en un alcohólico. Su gemelo Brian abandonó los
estudios y trató de suicidarse en varias ocasiones hasta que lo consiguió en
2002. Dos años después, con 38 años, David hacía lo mismo tras haberse
divorciado años atrás de su mujer.
"Los dos gemelos acabaron suicidándose en un lapso de dos años."
La historia de David Reimer saltó a la luz en 1997 gracias al doctor
Milton Diamond de la Universidad de Hawai, quien convenció a David de
que contar su caso ayudaría que no le ocurriera a nadie más. Meses después
salía publicado también el artículo de John Colapinto que en el año 2000 se
editaría en un libro titulado «Tal como la naturaleza
lo hizo». La reflexión del doctor Milton Diamond fue: «Si todos estos
esfuerzos médicos, quirúrgicos y sociales combinados no tuvieron éxito en hacer
que este niño aceptara una identidad de género femenina entonces, tal vez,
tengamos que pensar que hay algo importante en la constitución biológica del
individuo».
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Fuente: http://www.abc.es/sociedad/20150824/abci-david-reimer-experimento-sexo-201508211445.html