¿Por
qué estamos tan desesperados por encontrar una explicación genética para los delincuentes
sexuales?
Hebras de ADN a partir de un modelo de doble hélice en el Museo de la Ciencia. Foto: Paul Gilham / Getty Images |
- La investigación sobre el llamado "gen pederasta" se desintegra en virtud del más mínimo escrutinio. ¿Por qué queremos creer en ella?
Sarah Ditum
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Noticia
sensacional: Los científicos han detectado el gen “pederasta”(*). Bueno,
no el gen “pederasta” como tal, pero un equipo de investigadores que escribieron en la Revista Internacional de Epidemiología
están bastantes seguro de que tal cosa existe.
Mediante el estudio de las relaciones familiares de los culpables de delitos sexuales en Suecia, entre 1973 y
2006, el estudio llegó a la conclusión de
que un hombre cuyo padre o
hermano haya sido condenado por un delito sexual contra un niño, tiene de cuatro a cinco veces más
probabilidades de ser pederasta que aquellos hombres sin estos
antecedentes familiares. Entonces
¿no sería un alivio si existiera el gen “pederasta”? De ser
así, podríamos aislar a quienes posean este gen “pederasta”
- los malos, en los que no
se puede confiar, a los que no conocen nada mejor - y separarlos del resto
de la población.
En
general, se supone que los delincuentes sexuales son personas como nosotros y en realidad, suponemos generalmente que los delincuentes sexuales
son como el resto de la gente. Por ello, en el episodio
de "Brass Eye" sobre la pedofilia, el Doctor Neil Fox estuvo
dispuesto a leer algo tan sorprendentemente absurdo como esto: "Los
pedófilos tienen más genes en común con los cangrejos que con usted y conmigo. Ahora es un hecho científico. No hay evidencia real para ello, pero es un hecho científico.
"(El propio Fox fue arrestado en marzo pasado por acusaciones
de delitos sexuales.) Pero la violencia sexual es un tipo regular de la
monstruosidad. Alrededor de una
de cada cinco mujeres tanto en Inglaterra como en Gales ha sido víctimas
de un delito sexual. Las cifras
obtenidas por la NSPCC
muestran que 22.654 delitos sexuales contra menores se registraron
en los años 2012-2013, y que esa cifra probablemente representa sólo
una pequeña parte de la totalidad. Si los autores de estos crímenes son monstruos,
son entonces un tipo normal de
monstruo.
"Tenemos aquí toda la clase de gente
que se puedan imaginar", dijo Lynn Saunders, alcaide de la prisión HMP Watton en Nottinghamshire,
en declaraciones a Radio 4 en el documental “Inside the Sex
Offenders’ Prison”: "Sacerdotes, maestros, pilotos de
líneas aéreas, agentes de policía, funcionarios de prisiones, médicos,
así como gente con problemas de
aprendizaje y hasta personas con bajo coeficiente
intelectual y problemas de salud mental complejas". Hay algunas cosas que estos hombres puedan poseer en
común además de sus propios crímenes: "Nos ocupamos de algunas personas muy dañadas que han sido
víctimas de todo tipo de cosas, ya sea en el sistema de atención o problemas de salud mental o discapacidad de aprendizaje, o por las
pobres y deficientes opciones de vida que han tenido", dice Saunders.
Pero el "camino a la delincuencia" -como lo denominan los
especialistas de Whatton- es complejo y variado, y los hombres condenados por el mismo delito pueden tener diferentes motivaciones.
Incluso cuando se trata de
un mal aparentemente singular como la
pedofilia, el personal de Whatton hace una distinción entre el "verdadero pedófilo" - alguien cuya orientación
sexual es siempre y exclusivamente
hacia los niños - y el delincuente oportunista, para
quien un niño no es la víctima preferida sino simplemente la más accesible. Si
sabemos que hay tanta ambigüedad en el fondo de
estos delitos sexuales, ¿qué sentido tiene hablar de éstos
delincuentes cómo "genéticamente predeterminados"?
Resulta que mucho. Tome la medida
más básica utilizada en el estudio
sueco - condena por un delito sexual. Presumiblemente, esta variable fue elegida porque se consideró una constante fiable, pero la ley es una parte de la cultura, y la cultura es vulnerable a toda la variabilidad de los seres humanos. La calificación como crimen
es relativa, flexible, no absoluta.
Entre
2003 y
2010 (un período que incluye
los últimos tres años que abarca el estudio), el número de
denuncias de violación en Suecia casi
se triplicó. Con toda probabilidad, esto no fue a causa de una
ola de crímenes en masa, fue debido
más bién a un cambio de actitud: En
las décadas anteriores, las víctimas podrían haber
percibido un acto particular en contra de ellos como "normal",
o tenían tan pocas
expectativas de justicia que
ni siquiera se molestaban en ir a la policía. Eso significa que es casi seguro que las primeras décadas
del estudio incluyen varias instancias
que simplemente no se pueden contar
cómo de violencia sexual. Quizás estos crímenes desconocidos
habrían seguido el mismo patrón de las relaciones familiares, o tal vez
no lo harían; no podemos asegurarlo,
y eso significa que la investigación tampoco puede ayudarnos para
efectuar esa aseveración. Las cifras también incluyen condenas por posesión
y distribución de pornografía infantil - un crimen hecho exponencialmente
más fácil de cometer ahora debido a Internet. ¿Cuántos hombres en los
años setenta, ochenta o noventa evitaron la pedofilia pederástica
sólo por falta de un módem?
Al
respecto, toda certeza del artículo en referencia se deshace con el menor escrutinio. Sin embargo, podemos afirmar
categóricamente que todos estos
criminales tienen algo en común. No
se trata específicamente en ese artículo de la Revista Internacional de Epidemiología,
tampoco se ve ni se percibe en el interior de la
prisión de los delincuentes
sexuales, en Whatton. Tal vez parecería
demasiado obvio mencionarlo, pero es esta: Los
hombres declarados culpables de delitos
sexuales son todos hombres. "Dado
que menos del 1 por ciento de los delincuentes sexuales convictos eran mujeres, sólo los delincuentes masculinos
y sus padres y hermanos se
incluyeron en la muestra", dice el documento: Casualmente, es ese el atributo
más importante y menos estudiado que comparten
entre sí los delincuentes sexuales, el
género.
¿Significa
esto que
la violencia sexual es una herencia
genética de los hombres? No,
porque no son nuestros genes - o al menos, no en la
forma de añadir en bruto indicada en el documento,
ya que añaden a
factores genéticos (40 por ciento), los factores ambientales no compartidos (58 por
ciento) y las influencias ambientales compartidas (2 por ciento) para crear una persona completa. Esto no es del todo cómo funcionan los genes, como explica Rebecca Jordan-Young en su libro
“Brain Storm”: Su última expresión
no es fija en la concepción, pues sufre modificaciones debido al medio ambiente a lo
largo de toda la vida, hasta que
el rasgo a que se refiere se
ha terminado de desarrollar. Y cuando se trata de conductas
ligadas al sexo, como la violación, el
medio ambiente es un modificador en sí mismo: Un intrincado sistema con bucles retroalimentándose,
lleno de individuos masculinos y femeninos girando
constantemente en lo que nuestra
cultura ha determinado que sean hombres
o mujeres. Es el resultado obtenido tras la exposición al ambiente.
Ser ofensor
sexual no está "escrito en el ADN", como aseguraron en el “Telegraph”.
Tampoco
estamos obligados a creer, ya que en el “Mail”
nos lo digan, que "los delitos sexuales pueden estar en los genes
masculinos de una familia". (En
cualquier caso, tiene sentido mínimo para hablar de "genes masculinos" cuando muchas condiciones en los hombres concretos están
relacionados con el cromosoma X). En Whatton, el personal trabaja para que los
internos no ofendan de nuevo, no reincidan. Saunders
afirma tener éxito, con una tasa de reincidencia de sólo el 6 por ciento en
comparación con el 50 por ciento de la población general de la prisión - aunque
otras investigaciones sugieren que la reincidencia de los delincuentes sexuales
puede ser mucho mayor que el récord oficial de estadísticas. Tal
vez los delincuentes sexuales individuales se pueden cambiar de forma fiable,
quizás no - pero a nivel social, la violencia masculina no es una fatalidad. Hemos
hecho un mundo en el que tiene lugar esta
explotación y el abuso de mujeres y niños. Podemos
hacer otro, uno mejor; donde la violencia, el poder y la dominación sexual no
sea lo que significa ser un hombre.
Por tanto, sí no
existe una predisposición genética al delito, es posible que quienes delinquen
cambien su propio comportamiento y se abstengan de reincidir.
_____
*) En el original, en inglés: "nonce gene", que hemos traducido al español por gen "pederasta", no por gen "paedophile" o "pedófilo".
Traducción libre
Fuente: http://www.newstatesman.com/lifestyle/2015/04/why-are-we-so-desperate-find-genetic-explanation-sex-offenders
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