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sábado, 13 de junio de 2015

ENTROPÍA SOCIAL: La dinámica social en relación con la entropía



ENTROPÍA SOCIAL: La dinámica social en relación con la entropía
  • ¿Serán aplicables en el campo social las leyes de la termodinámica así como los conceptos propios de la Física? 
  • ¿La entropía implica necesariamente el desorden y el caos, o podríamos revertir esos procesos entrópicos para crear estructuras ordenadas y así librarnos del fenómeno criminal?
  • Venezuela: La reforma de la LOPNNA y  el conferimiento a los consejos comunales de atribuciones para resocializar a los jóvenes delincuentes ¿Incrementará más el caos social, o lograrán impedir que esa generación de relevo se abstenga de reincidir en delito?
   
La entropía y su relativo incremento conforme aumentan las interacciones

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Caracas, 13 de Junio de 2015

La entropía es una magnitud física para medir el grado de organización de un sistema y en cuya virtud se establece axiomáticamente que todo sistema evolucionará y se transformará desde un estado inicial a otro estado final, homogeneizando y estabilizando todas las variables que interaccionen en ese sistema. Por supuesto, es un concepto propio del campo de la física, no del ámbito de las ciencias sociales; y en la física, obedece a rigurosas leyes: Las Leyes de la Termodinámica.
Sin embargo, se ha pretendido aplicar ese concepto del campo de la física al ámbito de lo social; pero al aplicarlo, por ejemplo, sólo se resalta el que la sociedad como sistema tiende al desorden, al caos. De allí que pareciese forzoso tener que admitir entonces que el destino de toda sociedad fuese tender a la anomia social, incluyendo al fenómeno criminal como una consecuencia inevitable. No obstante, hemos de advertir que conforme a los postulados de esas mismas leyes o principios de la termodinámica, puede ser evitado ese desorden al cual tiende todo sistema, aún cuando se trate de un sistema de ámbito social.
Veámoslo así: En el campo de la física se distingue el sistema según que sea abierto o cerrado, pues uno y otro se comportan de modo distinto. Por lo general, la termodinámica establece que para elevar la temperatura de un cuerpo, habrá de aplicársele calor; asimismo, que esa cantidad de calor a ser aplicada, habrá de ser mayor a la cantidad misma de temperatura que se quiere obtener en ese cuerpo; ahora bién, la entropía en este caso estaría conformada por las cantidades que se disipan tanto de calor como de temperatura, independientemente de sí ese cuerpo obtuvo o no la temperatura esperada, y sería mayor esa entropía sí ese sistema es abierto, pues de ser un sistema cerrado se requeriría menor cantidad de calor para obtener la cantidad de temperatura deseada, por ser menor la cantidad de energía disipada.
Veámoslo con mayor detalle: Sí usted quiere calentar el agua en una olla hasta obtener equis temperatura en esa agua, necesitará menor cantidad de calor sí lo hace al vacío, contrariamente a sí calienta esa olla en una simple hornilla a la intemperie. La explicación consiste en que sí el sistema es abierto necesitará mayor cantidad de energía por cuanto se disipará en el ambiente el calor tanto de la llama o fuente de calor (sí acaso usa una hornilla eléctrica) así como el de la olla o recipiente que contiene el agua a ser calentada, calentando y elevando la temperatura del entorno próximo e inmediato debido a la energía radiante que se desprenderá de los tres objetos que interactúan: La olla al calentarse, el agua al bullir y la llama al desprender calor. Por el contrario, sí el sistema es cerrado, aislado, no intercambiará materia ni energía con su entorno, cómo ocurriría en el hipotético caso de calentar esa agua al vacío.
Desde luego, la entropía esta asociada al desorden pero cómo ya expresamos, también implica la homogenización y estabilización de los componentes que interactúan en el sistema, y el ejemplo más extremo que pudiésemos referir para ilustrar ese proceso de homogenización y estabilización es el de la combustión que tiene lugar en algunas estrellas -cómo nuestro Sol- mediante fusiones termonucleares, transformando constante y continuamente hidrogeno para obtener helio, y quemando ese

helio para obtener otros elementos reactivos como el deuterio o el tritio y así sucesivamente, quemando esos otros elementos para obtener otros elementos más, pero mucho menos potentes y poderosos respecto al propio hidrogeno, al punto que una vez agotada esa provisión de combustible conformada inicialmente por la cantidad de hidrogeno existente en la estrella en el estado inicial del proceso, implicará la muerte misma de esa estrella, y ello por haber alcanzado una entropía igual a cero, debido a que homogeneizó y estabilizó el sistema, causando finalmente la gradual


disminución y descenso de la temperatura del cuerpo celeste a causa del descenso mismo de las cantidades de calor aportadas durante la fusión nuclear de los diversos elementos químicos intervinientes en el proceso, provocando el ulterior colapso de esa estrella, por el total agotamiento del calor, debido al cese de toda fusión nuclear por carencia de material fisible. En otras estrellas, las reacciones termonucleares ocurren no por fusión nuclear del hidrogeno, sino del carbono, pero igual colapsan, al agotarse todo el material fisible: Níquel, hierro o uranio 235.
En cuanto al desorden, conforme a la termodinámica,  axiomáticamente todo tiende al caos, al desorden; sin embargo, todo tiende al caos y al desorden siempre y cuándo sea inerte el sistema del cual se trate; esto es, que ese sistema esté desprovisto y carente totalmente de una fuerza o energía que impida esa tendencia, implicando la irreversibilidad del proceso entrópico. Es sabido que la entropía de todo sistema tiende a incrementarse, para que así el sistema alcance su equilibrio, transfiriendo constantemente una cantidad de energía de uno hacia otro componente, transformándolos a ambos, máxime sí es un sistema cerrado; pero esa tendencia al caos no es inexorable, existen unas especies de excepciones al axioma, aplicables tanto a sistemas abiertos o cerrados, e independientemente de sí éste sistema cerrado está aislado o no. La distinción no es una mera sutileza; ya volveremos a referirnos a ello.

La entropía como creadora del orden, y no del caos.
Para visualizar con mayor facilidad lo qué es la entropía, propongo que nos imaginemos mezclar dos recipientes con un galón de pintura, una de color blanco y otra de color negro; usemos para ello cualquier utensilio para sacar pequeñas dosis de pintura de cada uno de los recipientes, verterlos en

el otro y mezclarlos continuamente; al final, deberíamos obtener dos recipientes de pintura color gris.
Pues bién, la entropía en cada uno de los recipientes irá aumentando en la misma proporción en la cual transvasemos la pintura de un recipiente a otro, pues la desorganización será tal que las pinturas no serán ni de color blanco ni de color negro, cumpliéndose así entonces lo previsto, al no decrecer la entropía; del mismo modo, que esa entropía llegará a su máximo nivel cuando el color de la pintura en ambos recipientes sea significativamente igual, cumpliéndose así otra previsión, cesando ese crecimiento entrópico al alcanzar equilibrio ese sistema, al homogenizarse y estabilizarse el color  de las pinturas en ambos

recipientes; asimismo, que será una entropía de carácter irreversible, pues no puede deshacerse el proceso ya terminado, con lo cual igualmente se cumpliría otra previsión: La irreversibilidad del proceso de transformación del sistema. Trate de recomponer las trizas de un vaso de vidrio tras haberlo arrojado con fuerza contra el piso, para quebrar ese vaso; intente devolver al frasco la fragancia de un perfume, después de haberlo destapado para oler su contenido.
Empero, contradiciendo aparentemente toda previsión de las leyes y principios que rigen la termodinámica, cuando usted mezcla agua y aceite, estas dos sustancias no tienden a unirse, no tienden a homogeneizarse, se mantienen segregadas, separadas, apartadas, conservando su propia “individualidad”; otra aparente contradicción que ha sido advertida es la constituida por la cristalización de las esferas duras, que en estado fluido se comportan de modo distinto a cuándo cristalizan, ocupando en el espacio un volumen igualmente distinto según  se encuentren en fase fluida o cristalizada, siendo mayor su entropía cuando ocupan mayor volumen por estar en fase cristalizada, agitadas por una menor temperatura que en estado fluido, pero orientándose en redes regulares, mostrando configuraciones irregulares sólo cuándo están en fase fluida, a causa de la repulsión entre moléculas a corta distancia: En ambos casos, la aparente contradicción no implica siquiera una incoherencia con las leyes físicas, siendo más bien su confirmación.
En efecto, refiriéndonos nuevamente al comportamiento de las esferas duras, la entropía tiende al orden por cuanto sí la base ordenada de estas esferas en redes regulares implica mayor cantidad de volumen accesible por partícula, se deduce de ello que esta fase ordenada tiene mayor entropía, por tener mayor cantidad de microestados pero no por ello mayor desorden o caos, qué es lo que comúnmente se acepta como entropía.
Cuando se simula que hemos de situar N cantidad de esferas en una caja cúbica de volumen V, asignándoles una velocidad aleatoria a esas esferas y dejándolas evolucionar conforme a las leyes de la mecánica, ocurre que cuando dos de estas esferas se encuentran, se producirá una colisión elástica, entrarán en equilibrio y pasarán a ocupar un volumen específico cada una de éstas. A bajas densidades, cada 


una de estas esferas tendrá a su alrededor toda una esfera de radio 2r siendo r el radio de las esferas (en el gráfico, a) en la que no puede encontrarse ninguna otra esfera, para así evitar quedar solapadas; pero a densidades superiores, las esferas de exclusión de partículas vecinas se solapan (en el gráfico, b), quedando pues un volumen accesible mucho mayor, por depender ese volumen accesible tanto de la configuración concreta de las esferas, como de la fase en la cual se encuentren. Este fenómeno, que ocurre a nivel  molecular, puede ser visualizado fácilmente cuándo agitamos naranjas en un cesto o en un cajón de madera: Las naranjas se ordenaran “espontáneamente”, ocupando menos espacio mediante redes ordenadas; de allí que resulte absurdo y hasta chocante, cómo sí fuese posible volver a reconstruir un vaso de vidrio a partir de sus trizas esparcidas por el piso tras haberlo arrojado para quebrarlo. 
Entonces, conforme a las leyes de la física, podríamos suponer entonces que a mayor cantidad de microestados habrá mayor tendencia al orden, habida cuenta que a mayor cantidad de entropía no necesariamente el sistema tenderá hacia el desorden y el caos, siendo probable que tienda al orden.

El caos y el desorden ¿consecuencia natural de la entropía?
 Para entender cabalmente el concepto de la entropía, debemos distinguir entre los macroestados y los microestados, a los que hemos aludido someramente más arriba. A tales efectos, supongamos que tenemos un gas contenido dentro de una botella, y que ese gas está a una temperatura de 25º C. Cómo es de conocimiento general, los gases  están constituidos por moléculas, y éstas moléculas se mueven libremente, chocando unas contra otras, repeliéndose constantemente, ocupando la totalidad del envase en el cual estén contenidas; asimismo, que a diferentes temperaturas, la velocidad del movimiento de esas moléculas decrecerá o se incrementará, incidiendo igualmente en el estado físico de ese gas, que pudiera pasar a estado líquido: A mayor temperatura, mayor velocidad de las moléculas, que podrían hasta hacer estallar el envase; a menor temperatura, menor movilidad.
 Pues bién, la velocidad y relativa posición de cada una de las moléculas del gas de nuestro ejemplo, en un instante dado, constituirá un microestado; distinto al microestado de otro instante posterior o anterior; existirán tantos microestados cómo instantes queramos, sea que elevemos o disminuyamos la temperatura del envase. En contraposición, constituirá un macroestado el envase en sí mismo, conteniendo el gas de nuestro ejemplo, pero a una determinada temperatura; sólo existirá un único macroestado, siempre que la temperatura se mantenga sin variación; al variar la temperatura del envase, estaremos en presencia de otro macroestado: El macroestado, por tanto, corresponde a la caracterización del sistema termodinámico en cuanto a sus propiedades macroscópicas referentes a presión, temperatura, etc.; y el microestado, a la especificación detallada de la configuración microscópica de ese sistema termodinámico.
Pero como quiera que estamos en un blog dedicado a la investigación en el campo criminológico, obviemos las partículas y toda la parafernalia de la termodinámica y la mecánica cuántica: Ejemplifiquemos con extrapolaciones más accesibles.

Sí usted entra a una recámara, a un dormitorio, vea cómo está situada la ropa de vestir. Podría estar guardada y acomodada dentro del mueble destinado a tal fin, o podría estar totalmente regada y desperdigada entre todos los muebles de la habitación y hasta en el piso; esto es, podría estar “acomodada” o “desperdigada”, que serían entonces los dos probables “macroestados”. Ahora bién, sí esta “acomodada”, tendría mucho menos “microestados” que estando “desperdigada” y resulta que intuitivamente estaría “desordenada” sí esa ropa está “desperdigada”, intuición ésta que sería acertada conforme a las leyes de la termodinámica, por poseer mayor entropía: Cuantos más microestados tiene un macroestado, más desordenado está, porque más posiciones y velocidades distintas pueden tener sus partículas; vale decir, sí desperdigamos la ropa, tendremos mayor variabilidad de posiciones para desperdigar la ropa, que la cantidad de variaciones que tendríamos sí la colocásemos ordenadamente dentro de un cajón o gaveta. De allí que se afirme que la entropía tienda al caos.
No obstante, ni el caos ni el desorden son una consecuencia de la entropía.  Es evidente que existirá un desorden sí desperdigamos la ropa por todo el piso de la habitación, en vez de guardarla


ordenadamente en un mueble, pero ello no implica el que ese desorden sea producto de la entropía. ¿Quién produjo ese desorden? ¿Quién omitió guardar las ropas en el mueble y las desperdigo por toda la recámara? ¿La entropía, o usted?
Cómo podrá ser advertido, existen procesos entrópicos reversibles y otros que serán irreversibles. Un proceso entrópico será irreversible cuando sea imposible modificar su estado final para devolverlo a su estado inicial, cómo cuándo mezclamos una pintura blanca con otra negra para obtener un color gris, o cómo cuándo intentamos recomponer un vaso de vidrio a partir de sus propias trizas; por supuesto, ese proceso será reversible cuándo podemos retrotraer ese proceso entrópico a su estado inicial, o a un estado anterior al de su estado final: En el caso de la ropa desperdigada, procediendo a colocarla ordenadamente en un mueble, para así guardarla.

Aún más, la idea del orden y la del aumento de la entropía tampoco son incompatibles entre sí; la pretendida tendencia al caos que se le atribuye a la entropía no constituye un axioma en el campo de la termodinámica, y no está ni siquiera identificada ni relacionada con la ecuación que respecto a la entropía fuese formulada para describir la conexión entre el micromundo y el macromundo, enunciada por Boltzmann: S = K log W
En esa fórmula se expresa que la entropía de un sistema (S) es igual a la cantidad o número de microestados posibles de sus partículas elementales (W) multiplicado por el logaritmo de una constante de proporcionalidad (K). En ningún modo expresa que el caos o el desorden sean una consecuencia de la entropía, esa es una interpretación que se ha venido propalando, y cuyo contenido no es del todo acertado: Es perfectamente factible que a partir de un incremento de la entropía puedan crearse símultáneamente estructuras ordenadas, cómo ya ha sido demostrado, y cómo podríamos comprender hasta con el ejemplo de las naranjas que se ordenan “espontáneamente” dentro de una caja…bastaría o restaría entonces saber bajo que condiciones o circunstancias operaría esa probabilidad -para que así al menos la ropa de la chica de la foto se acomode "espontáneamente" en el closet o ropero-.

Dinámica social y entropía
Las sociedades humanas son sistemas abiertos, no aislados. Quizás existan algunas sociedades humanas que estén aisladas, cómo sería el caso de esas tribus primitivas cuya existencia descubrimos de vez en cuando, pero son casos excepcionales, cómo sería el caso de la tribu descubierta en Amazonas, completamente aislada del resto del mundo.  Siendo así, el Principio Cero de la Termodinámica implica que sí colocas en contacto un objeto de menor temperatura con otro de mayor temperatura, ambos evolucionaran hasta que sus respectivas temperaturas se igualen: Extrapolando este principio al ámbito de las ciencias sociales, quizás podamos corroborar científicamente hasta la teoría de la asociación diferencial.
Del mismo modo, sus implicaciones materiales nos ayudarían a fundamentar el por qué sufren modificaciones y transformaciones las normas culturales de una sociedad dada, al adoptar los hábitos y costumbres de otras sociedades con cultura distinta a la suya propia, denostando, despreciando y hasta olvidándose de su propio acervo cultural; y nos ayudaría en Criminología a comprender el por qué de la necesidad de los procesos de socialización así como el de la resocialización, y el por qué deben ser conducidos bajo determinados parámetros, para así impedir y evitar que las conductas socialmente inaceptables sigan siendo transmitidas y hasta reforzadas entre los miembros de la sociedad y en las futuros miembros de esa sociedad, conformada por las generaciones de relevo.  
Es demasiado simplista y falaz el afirmar que el crimen es causado por una constelación de causas multifactoriales, o el signo evidente de toda sociedad criminógena, o la consecuencia natural de un proceso entrópico. Ese fatal determinismo es absolutamente falso.
Cómo ya quedó expuesto, los procesos entrópicos necesariamente no son todos irreversibles, existen algunos que son de carácter reversible; de tal modo, quién delinque, comportándose socialmente de modo inadecuado, no sólo por robar o matar -qué sería lo más evidente-, sino también por causar daño y perjuicio a otros al vulnerar, perturbar y alterar las condiciones de existencia a las que todos tenemos derecho –muchos de cuyos supuestos no son estudiados por la Criminología debido a no encontrarse tipificados por Ley penal alguna, cómo sería el caso de algunos crímenes de Estado-,  necesariamente debería ser segregado socialmente a los fines de ser sometido a resocialización, para así ulteriormente una vez readaptado socialmente ser reinsertado en la sociedad una vez rehabilitado.
Sin embargo, la entropía crece, aumenta y se incrementa día tras día, no en razón de ser cierta y válida la interpretación heurística según la cual todo conduce al caos y al desorden; se incrementa por cuánto son aplicados deficientemente tanto los procesos de socialización y de resocialización, o no son aplicados en modo alguno o son aplicados con propósitos distintos al de coexistir y convivir pacíficamente en sociedad. Pongamos por caso, sí alguien delinque, independientemente de su edad, debe ser sometido a resocialización, necesariamente, para así preservar los intereses del resto de los miembros de esa sociedad; por supuesto, sí no lo someten a ese proceso de resocialización, o sí quién lo aplica a su vez pertenece a una subcultura delincuente o desviada, ese individuo persistirá en su comportamiento desviado, desadaptado o antisocial. La entropía no implica ni el caos ni el desorden social.   
Del mismo modo, podríamos extraer aplicaciones del resto de las leyes de la termodinámica. Verbigracia, respecto de la segunda ley –en cuya virtud se establece la dirección en la que deben llevarse a cabo los procesos termodinámicos y, por lo tanto, la imposibilidad de que ocurran en el sentido contrario, así como las restricciones inherentes al proceso mismo- podríamos extrapolar para el campo de las ciencias sociales el cómo y el por qué en los sistemas aislados la entropía es igual a cero, al no intercambiar materia ni energía con su entorno. ¿Implicaría entonces que habrá mayor control social en las

las comunidades aisladas, o que perdurarán más allí sus usos y costumbres, su cultura?
Vea la imagen antes de responder: Mientras existen restricciones que mantienen aislado a un grupo, la entropía se mantiene constante debido a que es exigua la cantidad de microestados; pero tiende a aumentar esa entropía en la misma medida en que son eliminadas las barreras que mantenían aislado al grupo, debido al incremento de la cantidad de microestados tanto por el incremento de interacciones que podrían ser realizadas como por el incremento de espacio a ser ocupado por sus respectivos volúmenes. Por supuesto,  tratándose de seres humanos, calcule usted: La globalización de la casi totalidad de nuestras sociedades contemporáneas implicará la paulatina homogeneización y estabilización no tanto de nuestros usos y costumbres, sino también de nuestros sueños y anhelos. Reiteramos, La entropía no implica ni el caos ni el desorden social.

EPÍLOGO, para Venezuela
Recientemente fue reformada en Venezuela la ley de protección a niños, niñas y adolescentes; entre las reformas se contempla la elevación de la edad de responsabilidad penal para jóvenes, colocándola a los 14 años de edad; se eleva también el tiempo máximo a purgar condena privativa de libertad, incrementándola a 10 años de pena; pero también se le confiere a unas organizaciones de carácter socio-político –denominadas consejos comunales- la atribución de “resocializar”  a los jóvenes que han delinquido, cuándo así sea ordenado por el sistema de justicia penal; éste proceso habría de ser ejecutado mediante unos programas “ad hoc” a ser inscritos previamente ante los correspondientes consejos de protección. Nuestra crítica, a priori, consiste en que para resocializar a un individuo es menester conocer previamente y en forma cabal cuáles serán los parámetros que comprenderá ese proceso de resocialización, qué en sí mismo constituye un precioso mecanismo de control social y no una mera formalidad, y cuyo propósito precisamente es evitar que el sujeto reincida, inculcándole pautas sociales que debe internalizar como único medio para reducir su respectiva peligrosidad social y proclividad criminal, robusteciendo y reforzando en su ánimo la voluntad reflexiva de abstenerse de pasar al acto criminal.
Entonces, surge otra inquietud y es la relativa a que en Venezuela ni siquiera existe un programa para resocializar a la población carcelaria adulta, cómo tampoco existe un programa diferenciado para ser aplicado a los reclusos con trastornos psiquiátricos –albergados sin distingo alguno junto al resto de la población carcelaria-; y nos surge esta otra inquietud por cuanto se supone que el proceso de socialización es aplicado en primera fase en los propios hogares de cada quién, lo cual implica necesaria y materialmente qué todo el quid del asunto radica y está inmerso entonces en el seno familiar de cada quién, y qué la etiología del fenómeno criminal hemos de comenzar a rastrearla es allí y no en las estructuras de la sociedad ni en ideologías satanizadas y vituperadas por élites dominantes ni en la injusta distribución de las riquezas de un país, para así entonces hacer responsable al propio individuo por la ejecución de sus propias acciones, en vez de atribuírselo a un
sinnúmero de remotas causas no eficientes:        
     Una deplorable vida intrauterina, maltratos y abusos durante la infancia y pare usted de contar. Sin embargo, el individuo podría abstenerse de pasar al acto criminal, reflexivamente, aún cuándo haya sido la víctima de deplorables y terribles carencias o abusos, sin tener que excusarse en sus males del pasado para delinquir, para así justificar o legitimar de algún modo su inicuo proceder.
Por supuesto, sí al individuo le refuerzan la errónea suposición que sus acciones antisociales o delictivas son provocadas o determinadas por causas y factores que lo impelen a ejecutar esas acciones, persistirá en la ejecución de esas acciones, apretando el gatillo de su arma de fuego sintiéndose cuál marioneta. En vez de ello, debería serle inculcado que todas sus acciones son producto de su propia voluntad, para que así reflexivamente se abstenga de causar daños y perjuicios a otros.


De manera pues, la conclusión salta a la vista: Sí la entropía de todo sistema constantemente aumenta, crece y se incrementa, tornándose en tendencia hacia el desorden y el caos a no ser que medie alguna fuerza que la impele a la creación del orden, ¿Cree usted que decrecerá la criminalidad sí nada se hace para evitar que los sujetos delincan o reincidan en el delito, socializándolos o resocializándolos?

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