El fútbol y la
confrontación: psicopatía social
Pablo Álvarez Carneros
Estudiante de Psicología en la Universitat de Barcelona.
Integrante de
las asociaciones KREAR-T y CO-NEIX.
Confrontación y mediatización del fútbol. [Fuente: Wikipedia] |
Fútbol y confrontación
Hace poco se retransmitió el derbi en el que
jugaron el FC Barcelona contra el Real Madrid, y los bares se llenaron de
confrontación. Gente posicionada con uno u otro equipo que discutía las
tácticas empleadas por los entrenadores, se debatía acerca de quien era la
estrella entre los jugadores destacados de ambos bandos, etc.
En este tipo de acontecimientos podemos ver
fácilmente el posicionamiento de las personas según como se sienten
identificados con los ideales de un club entre otras razones, pero es más
difícil ver a alguien que vaya a ver el partido para disfrutar de un encuentro
entre jugadores de máximo nivel deportivamente hablando. Cada persona muestra
un sentimiento de pertenencia en función de su historia vital hacia unos u
otros, y esto hace que la objetividad pierda peso frente a la visión subjetiva
de cada uno.
Este fenómeno es fácil de ver cuando ocurre alguna
jugada polémica o a la hora de evaluar el trabajo de un equipo aunque sea el
contrario. Podemos observar cómo el conflicto gana terreno frente a la
repercusión educativa que tiene para las personas que ven el partido. Se venden
miles de camisetas de los jugadores denominados estrella, explotan la imagen
mediática de estos jugadores para vender un producto determinado… Sin ir más
lejos, solo hay que fijarse en las botas de fútbol que demandan los jóvenes, o
en el nombre que quieren estampado en sus camisetas. Durante este conflicto abierto
olvidamos, tanto espectadores como periodistas deportivos, la relevancia mayor
que tiene el juego en equipo frente al peso decisivo que puede tener uno u otro
personaje destacado. Olvidamos en el fragor del partido que un jugador no puede
competir solo contra once jugadores contrarios: este no es el mensaje que
llega, sino la jugada estrella o el gol que ha podido marcar independientemente
de como esté transcurriendo el partido o si ha existido ese concepto de
justicia para el equipo que trabaja mejor para conseguir su objetivo. Esto se
puede traducir en la búsqueda de la recompensa rápida por encima de los valores
colectivos propios de un equipo.
Cultura de la confrontación
En el transcurso de la búsqueda la meta, y
sobretodo en partidos donde se ha dedicado tiempo semanas antes para calentar
el ambiente y propiciar la presa rosa deportiva, existen rifirrafes entre
jugadores. Vemos como se exageran las caídas o como se faltan el respeto unos a
otros con pisadas, o con declaraciones en la prensa, vemos también como la
tolerancia a la frustración de algunos jugadores queda en entredicho por la
formación de tanganas, pero lo que no vemos tan fácilmente es la repercusión
mediática que tiene en la educación de las personas como comentaba
anteriormente.
Se consideran medios educativos también a la
televisión, internet, prensa, etc. Pero parece ser que el objetivo más
lucrativo no es el espectáculo del deporte en sí, sino en fomentar la
individualidad y la creencia de que un jugador solo puede contra un equipo
entero, y esto se ve reforzado por el ambiente futbolístico que se puede
respirar en el bar más cercano.
El objetivo de este artículo es cuestionar el papel
de los medios de comunicación en eventos que mueven masas, y que son referentes
para muchas personas de todas las edades, y que en vez de unir por el placer de
ver un partido de máximo nivel, alimentan la confrontación y enfatizan los
atributos que precisamente menos benefician a un deporte de equipo o a las
relaciones grupales entre un equipo y entre ambos. Ojala podamos ver un partido
en el que no se busquen las entradas más fuertes, ni los piscinazos más
espectaculares, sino un espejo donde las personas puedan reflejarse y sentirse
parte de ello de una forma positiva, sin violencia ni discriminaciones
raciales, y con el respeto como bandera. Fair play no debería ser una etiqueta
vacía, sino una herramienta educativa para los jóvenes y no tan jóvenes que
pueda aplicarse en nuestro día a día. Además, porqué considerar a los dos
equipos como contrarios o como algo que no puede mezclarse como el agua y el
aceite. Por que no cambiar el enfoque y considerarlo como dulce y salado, con
lo bueno que es el melón con jamón, o el chocolate con naranja. Todo depende
del punto de vista del que partamos. Aboguemos por transformar lo negativo o
diferente en oportunidades creativas y positivas que aporten recursos para
transformar la sociedad en un lugar mejor.
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Fuente: http://psicologiaymente.net/futbol-confrontacion/
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