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domingo, 7 de septiembre de 2014

¿Por qué la gente buena hace cosas malas?



¿Por qué la gente buena hace cosas malas?

Carlos López 
5 de Junio de 2014

                                          

Lo vemos a diario, la gente hace cosas malas. Gente como tu y como yo.  Algunos más preparados, otros con mejor reputación y algunos de una clase social alta; aún así hacen cosas malas. Unos roban, otros sobornan, otros chantajean e, incluso, algunos utilizan la violencia. Y en esencia, son gente como tú y como yo.



¿Por qué lo hacen?. Os lo resumo a continuación.



Cuando las personas tienen una ideología que justifique sus acciones, harán cosas malas

Philip G. Zimbardo, profesor emérito de psicología en la Universidad de Stanford lo cuenta perfectamente.



“Todo el mal comienza con una gran ideología”. “¿Cuál es la ideología del mal sobre la guerra de Irak? Seguridad nacional. La seguridad nacional es la ideología que se utiliza para justificar la tortura en Brasil. Una vez que tenga la gran ideología, el gran fin, entonces se justifican los medios.



Cuando alguien tiene poder, abusará de ese poder

Zimbardo creó una simulación de una carcel en 1971, conocida como el experimento de la prisión de Stanford (luego  hicieron la película "El Experimento". En él, los estudiantes universitarios desempeñaron los papeles de “presos” o “guardias”. Tras un primer día relativamente anodino, el segundo día se desató un motín. Los guardias se prestaron como voluntarios para hacer horas extras y disolver la revuelta, atacando a los prisioneros con extintores sin la supervisión directa del equipo investigador. A partir de ese momento, los guardias trataron de dividir a los prisioneros y enfrentarlos situándolos en bloques de celdas «buenos» y «malos», para hacerles creer que había «informantes» entre ellos. Esta treta fue muy efectiva, pues no se volvieron a producir rebeliones a gran escala. De acuerdo con los consejeros de Zimbardo, esta táctica había sido empleada con éxito también en prisiones reales estadounidenses.”El experimento demostró que las fuerzas institucionales y la presión de grupo llevaron a simples estudiantes disfrazados de guardias a ignorar el daño potencial de sus acciones sobre los demás estudiantes presos.



Si las personas llevan un uniforme o una máscara, sentirán el anonimato y se volverán más crueles

La gente puede ser más agresiva cuando se sienten en el anonimato. Lo vemos a diario en las redes socales, las burradas que se pueden decir cuando alguien escribe anónimamente y lo vemos también en las grandes multitudes como estadios de fútbol o manifestaciones. Cuando las identidades están ocultas, la violencia aumenta ya que minimiza la responsabilidad social.



Tener “visión de túnel” en los objetivos puede cegar a la gente a las consecuencias de sus acciones

Establecer y alcanzar metas es importante, pero pueden cegar la gente y olvidar las preocupaciones éticas. Los enormes bonos que ofrecen algunas empresas a sus directivos hacen que estos no actúen de la mejor manera. El caso extremo lo vimos en Enron.



Cuando la gente renombra las cosas terribles, son más fáciles de hacer

Cuando el soborno se convierte en “engrasar los engranajes”, el fraude contable se convierte en la “ingeniería financiera” o los muertos civiles se convierten en “daños colaterales”, el comportamiento no ético puede parecer menos malo. El uso de  eufemismos para las prácticas cuestionables puede liberarlos de sus connotaciones morales, haciéndolos parecer más aceptable.



Cuando las personas no sienten que están valoradas individualmente, pensarán que pueden salirse con la suya

En las grandes organizaciones, los empleados pueden comenzar a sentirse más como números o parte de una máquina que como personas. Esto puede llevar a un comportamiento poco ético ya que cuando no te sientes persona dejas de actuar como tal siendo más propenso a cometer acciones como el fraude, robo o daño a la empresa.



Si alguien está cansado, es más fácil que actúe mal

En una serie de experimentos de la Universidad de Washington el profesor Christopher Barnes encontró que la gente tiene menos capacidad para ejercer el autocontrol cuando están cansados. Lo que significa que cuando no han dormido lo suficiente  son más propensos a saltarse ciertas reglas éticas.



Si un grupo ve a alguien deshonesto, esa persona actuará deshonestamente

La forma en que las personas te ven te influye en tu forma de actuar. Cuando los empleados son vistos con desconfianza y constantemente son tratados como ladrones potenciales, es más probable que roben - los psicólogos llaman el efecto Pigmalión. La gente actúa de acuerdo a las expectativas puestas en ellos. Por ejemplo, cuando Montoro nos trata como delincuentes es cuando más ganas me entran de engañar al fisco.



Si las personas se sienten dominadas, reaccionarán

En un estudio, se pusieron en los baños de una universidad dos distintos carteles; en unos un cartel, y en los  otros,  el otro cartel:

  •      “No escriba en la paredes bajo ninguna circunstancia.”

  •      “Por favor, no escriba en estas paredes.”



¿Adivinas el resultado?



Cuando un mal comportamiento se castiga con una multa, la acción se convierte en algo económico y no en algo moral

Un estudio demostró que poniendo una multa a los padres que llegaban tarde a recoger a sus hijos, en vez de acabar con el problema, elevó el número de padres que se retrasaban. La razón es que la multa justificaba el retraso y no se sentían mal por hacerlo.



El hambre lleva a un peor comportamiento

Es lógico, el hambre obstaculiza la capacidad de autocontrol. Un estudio reciente de la Universidad de Ohio encontró “que cuanto menor es el nivel de azúcar de un participante en el estudio, menor es el control de uno mismo”



Cuando un entorno está dañado, es más probable que la gente no siga las reglas

El ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani popularizó la  ”teoría de la ventana rota” cuando lideró un esfuerzo generalizado para reducir los índices de criminalidad. La idea era acabar con los delitos menores y limpiar la ciudad para crear una apariencia de orden y desalentar los delitos de mayor tamaño. Cuando la gente ve el desorden o desorganización, asumen que no hay autoridad real. En ese entorno, el umbral a sobrepasar los límites legales y morales es menor.



Cuando se etiqueta a un grupo de gente, se la deshumaniza y es más fácil tratarla con crueldad

En 1975 un experimento  del psicólogo Albert Bandura encontró que las etiquetas deshumanizan las personas, lo que lleva a acciones más agresivas. En el experimento, se pidió a un grupo de estudiantes que administrase descargas eléctricas a otro.



Antes de comenzar el estudio, los estudiantes escuchaban por “casualidad” (que no era tan casual) hablar a la auxiliar con distintos niveles de humanización:



  •     Neutral: “Los sujetos de la otra escuela están aquí.”

  •     Humanizado: “Los sujetos de la otra escuela están aquí, que parecen majos’”.

  •     Deshumanizado: “Los sujetos de la otra escuela están aquí, parece animales’”.



El resultado: Los estudiantes que escuchaban lo de “animales” utilizaron más descargas eléctricas que el resto.



Si alguien con autoridad te dice que hagas cosas malas, la harás

El experimento Milgram: Un científico vestido con una bata blanca de laboratorio, pidió a los participantes realizar descargas eléctricas – de 15 a 450 voltios – a una víctima (actor) cuando éste no aprendía con éxito un conjunto de palabras.



Al comienzo del experimento, Milgram predijo que 3% de los participantes daría la carga máxima. Pero finalmente el porcentaje se elevó hasta el 65% .



Conclusión: La mayoría de seres humanos obedece a otro que considera superior, antes que replantearse lo que está haciendo ni por qué lo está haciendo.



Y si estas razones no te parecen suficientes, luego tenemos el dinero y el sexo, pero eso ya da para un blog entero.


                               

Ahondando un poco más: ¿Por qué la gente se deja arrastrar por ideologías, y llevadas por estas ideologías comete abusos y hasta incurre en crímenes? Ya podríamos deducir que cuando las personas tienen una ideología que justifique sus acciones, hará cosas "malas"; asimismo, que cuándo tienen poder, abusarán de ese poder; que cuando renombran las cosas malas, éstas serán más fáciles de hacer; así como que el anonimato, la banalización del mal, la asociación diferencial y la impunidad incrementarán el comportamiento violento o inadecuado socialmente.  La respuesta quizás la hallemos en otro experimento: La Tercera Ola.


La Tercera Ola fue un experimento para demostrar que incluso las sociedades libres y abiertas no son inmunes al atractivo de ideologías autoritarias y dictatoriales, realizado por el profesor de historia Ron Jones en el marco de su estudio sobre la Alemania nazi con alumnos de secundaria, al convencer a sus estudiantes de que el movimiento eliminaría la democracia. El hecho de que la democracia enfatizara el individualismo se consideró un defecto de la democracia, y Jones hizo hincapié en ello a través de su lema "Fuerza mediante la disciplina, fuerza mediante la comunidad, fuerza a través de la acción, fuerza a través del orgullo".

El experimento se llevó a cabo en el Cubberley High School, un colegio de Palo Alto, California, durante la primera semana de abril de 1967. Jones, al no poder explicar a sus alumnos por qué los ciudadanos alemanes (especialmente los no judíos) permitieron que el partido nazi exterminara a millones de judíos y otros llamados "indeseables", decidió mostrárselo. Jones escribió que comenzó con cosas simples, como la disciplina en el salón de clases, y que logró convertir a su clase de historia en un grupo con un gran sentido de la causa.

Jones llamó al movimiento "La Tercera Ola", debido a la noción popular de que la tercera de una serie de olas en el mar es siempre la más fuerte. Al parecer, el experimento cobró vida propia, cuando alumnos de toda la escuela se unieron a él.

A pesar de las implicaciones evidentes que este estudio ofrece sobre la maleabilidad mental del ser humano y de tener particular interés para los psicólogos que pudieran desear comprenderlo y prevenirlo, poco se ha hecho sobre el asunto.

El experimento fue llevado a las pantallas de cine: "Die Welle" ("La ola").



                          

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