Fundamerced
Caracas, 15 de septiembre de 2014
La violencia impera en nuestra sociedad,
reforzada por la impunidad y hasta por la ineficiencia para combatirla,
reprimirla, contenerla y anularla o neutralizarla; ya no se trata del mero
fenómeno criminal, dado que es la violencia quién impregna toda interrelación
social, aún cuando el acto violento en sí mismo considerado no sea punible, por
no constituir delito o falta alguna. Quizás sea cierto que la criminalidad sea
irreductible policialmente, sí suponemos que su origen o causa es la sociedad
misma; no obstante, ello no impide en modo alguno sean dictadas medidas de
política criminal para controlarla.
En lo que a nosotros respecta, propusimos que
fuese implementado un número único telefónico para atender las llamadas de
auxilio de la ciudadanía, y que fuese desde una especie de central telefónica
local, apoyada a su vez por un equipo de funcionarios muy específicos, quienes
transmitirían a esos cuadrantes los reportes de novedades. Es totalmente
contraproducente el que para pedir auxilio vía telefónica existan una infinidad
de números telefónicos, debido a que todo el territorio nacional ha sido
dividido en sectores, denominados “cuadrantes”; y que a cada uno de éstos “cuadrantes”
se le hayan asignado dos o tres números telefónicos, que deberían ser atendidos
por los propios integrantes de las fuerzas encargadas de velar por el oportuno
patrullaje de esos cuadrantes, y la consiguiente labor de prevención del
delito.
Por otra parte, la propuesta contemplaba
igualmente que el plan debía ser ejecutado las 24 horas del día, los 365 días
del año, pues el hampa ni descansa ni toma vacaciones; siendo así, velar por la
seguridad de la ciudadanía debe ser un servicio a ser prestado
ininterrumpidamente, y no sólo entre lunes a viernes, y en horas de oficina o
de Despacho.
De manera pues, presentamos nuevamente la
misma propuesta; pero esta vez la acompañaremos de un desgarrador relato
publicado el día de hoy, 15-09-2014, en un diario de circulación nacional,
redactado por el periodista Willmer Poleo Zerpa: “La desolada madrugada”.
Es tiempo ya de reaccionar, de actuar: Sí el
hampa deambula a sus anchas por nuestras calles, hagámosles frente. Cuando
imperaba la Ley de Vagos y Maleantes, los delincuentes refrenaban un poco más sus
impulsos criminales; existía temor a la Ley.
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