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domingo, 17 de julio de 2016

¿Por qué es alta la tasa de criminalidad en Venezuela?

¿POR QUÉ ES ALTA LA TASA DE CRIMINALIDAD EN VENEZUELA?

















Existen muchos factores que inciden en la génesis del fenómeno criminal, unos del entorno social en el que se desenvuelve el individuo, otros pertenecientes al genotipo o al fenotipo mismo del propio individuo; unos y otros propiciarían el crimen, provocando la proclividad criminal del individuo. Sin embargo, esa proclividad no implica en modo alguno que el individuo pasará indefectiblemente al acto, que ese individuo incurrirá inexorablemente en acto criminal. La proclividad criminal implica sólo eso, una tendencia; la mayor o menor probabilidad que tiene un sujeto para pasar al acto criminal.
Empero, así como existen factores que inciden en la génesis del fenómeno criminal, también existen tanto en el entorno como en el propio individuo otros factores cuya función es impedir precisamente ese paso al acto criminal, procurando que el individuo se abstenga de incurrir en delito.
Entre los factores criminógenos existentes en el entorno social podríamos mencionar a los medios de comunicación (en cuanto al contenido y mensaje de los programas difundidos por radio, TV, cine, prensa, revistas, etc., tanto en formato digital o físico o tradicional) así como a las drogas y el alcohol.   Del mismo modo, entre los factores criminógenos existentes en el propio individuo, señalaríamos como pertenecientes al genotipo a las psicopatías, las perturbaciones psíquicas, las enfermedades mentales, las deficiencias congénitas neuronales o nutricionales, las alteraciones fisiológicas a nivel cerebral así como de glándulas endocrinas, las anormalidades cromosómicas, etc.; y entre las pertenecientes a las fenotípicas, señalaríamos a las perturbaciones psíquicas o psicológicas provocadas por consumo de sustancias estupefacientes, psicotrópicas u alcohol, las alteraciones y deficiencias de carácter orgánico provocadas por lesiones o por consumo de sustancias estupefacientes, psicotrópicas u alcohol, así como al entorno social del individuo.   
Nótese que hemos señalado al entorno social del individuo como un factor criminógeno existente en el propio individuo, conformando el fenotipo mismo del sujeto; algo así como sí estando inmerso el individuo en su propio entorno social, ese entorno social fluya a través del individuo tal como lo haría el aire en nosotros, fluyendo constantemente en nuestro organismo, aspirándolo, reteniéndolo en nuestros pulmones y expeliéndolo en incesante ritmo. Pues bien, de ese mismo modo fluye el entorno social a través de cada uno de nosotros; y fluye a modo de pautas culturales en nuestra propia conciencia, como datos de información que nos indican cómo comportarnos y cómo actuar, y que nos son aportados mediante el proceso de socialización al que somos sometidos en nuestros hogares, familias, vecinos y compañeros, así como en la escuela por nuestros primeros maestros, y en la iglesia o templos por nuestros clérigos o pastores; es a ese proceso de socialización al que aluden las teorías sobre el constructivismo propugnadas tanto por Jean Piaget como por Lev Vigotsky, por cuanto el individuo forja día a día desde su infancia su propia personalidad tomando y haciendo suyas las ideas, conceptos, normas culturales y pautas culturales que se encuentran esparcidos y diseminados en su propio entorno, y que al interaccionar socialmente le permitirán adoptar un determinado rol social del modo cómo lo señala en su Teoría Transaccional el psicólogo Eric Berne; y qué en conjunto vendrían a corroborar la Teoría de la Asociación Diferencial, de Edwin Sutherland: El criminal no nace como criminal, aprende a ser criminal; tampoco hereda esa condición ni la ejecuta por simple imitación, las ejecuta por haberlas aprendido, por haberlas internalizado.
De manera pues, la psicopatía podría pasar inadvertida sí el psicópata “aprende” a enmascarar y reprimir su violenta personalidad, así como a mostrar empatía y hasta compasión; pero ello no implica que haya dejado de ser un psicópata, implica sólo que ha reprimido su propia personalidad, así como la podría reprimir un pedófilo, y hacerse llamar “pedófilo virtuoso”: En cualquier momento mostrarán su verdadera personalidad.   Por supuesto, de decidir reprimir conducta y comportamiento, uno y otro se abstendrán de pasar al acto criminal debido a las normas culturales imperantes en la sociedad en la cual se desenvuelvan, y esas normas culturales están inmersas a su vez tanto en el individuo, quienes las internalizarán, así como en el entorno social de ese individuo, qué es la cuestión que queríamos demostrar: Que el entorno social es un factor criminógeno perteneciente tanto al fenotipo del individuo –por haberlas internalizado como pautas culturales-  así como al entorno social propiamente, o medio ambiente social.  
Desde luego, sí esas pautas culturales tienden a impedir que el individuo pase al acto, no serían entonces un factor “criminógeno” sino, más bién, un factor “criminogenicida”.
Entonces, el entorno social podría actuar tanto para provocar el fenómeno criminal como para impedir qué se produzca, y volvemos a caer en el proceso de “socialización”. 
Al estudiar la sociedad como un todo abstracto, los antropólogos funcionalistas afirman que toda sociedad posee una estructura, y qué esa estructura está conformada por diversas instituciones que la sustentan y que le permiten desenvolverse y desarrollarse, integrada a su vez por los individuos que ejecutarán las funciones requeridas y necesarias para que esas instituciones cumplan la función inherente: Todos necesitamos alimentos, vestimenta, calzados, etc., pero como quiera que vivimos en sociedad no tenemos que ocuparnos cada quién de producir los alimentos que necesitamos ingerir, así como tampoco nos ocupamos de producir ni la vestimenta ni los calzados que usamos. Y casualmente es esta la razón por la cual surge el Derecho, para regular de forma armónica las fuerzas de todos los miembros de la sociedad, y dirigirlas a un solo propósito, el Bien Común: Cada miembro de la sociedad debe ocupar y ejecutar un rol específico dentro de la sociedad, aportando y contribuyendo con su esfuerzo personal al logro de ese propósito general; es así cómo surge la cultura, al ser transmitida de una generación a otra las pautas culturales que permitirán subsistir al individuo así como a la sociedad persistir y perpetuarse como ente, perdurando en el tiempo, y qué no es otra sino la socialización del individuo.
Ahora bién, ¿por qué es alta la tasa de criminalidad en Venezuela?
En primer lugar, por cuanto el proceso de socialización que debería ser aplicado a los niños y jóvenes ha sido efectuado deficientemente, al inculcar a los individuos pautas culturales inidóneas e inaceptables socialmente,  pues impiden y obstaculizan el desarrollo armónico, ordenado y pacífico de las relaciones interpersonales entre éstos.    
En segundo lugar, por cuanto se omite someter a proceso de resocialización a quienes incurren en delito, segregándolos meramente por un tiempo indeterminado en recintos cuyo ambiente fomenta, promueve y facilita la adopción y el reforzamiento de conductas socialmente inaceptables, incrementando igualmente la proclividad criminal de éstos.
Criminal psiquiátrico que aún purga condena en la PGV,
con la población carcelaria común, por no existir hospitales psiquiátricos
para criminales en Venezuela (Nota: Dorangel "El Comegente"
cambió sus gustos antropófagos por el vegetarianismo tras ser condenado.)

  
En tercer lugar, por cuanto es inexistente en el sistema penitenciario actual la clasificación mediante diagnostico diferencial de aquellos quienes son segregados en los recintos penales y penitenciarios, al extremo que a los efectos del requerido tratamiento penitenciario no se distingue en modo alguno a los internos,  agrupando indistintamente a quienes están afectados por alguna psicopatía con quienes padecen desórdenes mentales y con todos aquellos que ni son psicópatas ni padecen desorden mental alguno; en vez de destinar a unos a centros de reclusión específicos para psicópatas, otros a centros terapéuticos para criminales con desórdenes mentales y al resto agruparlos en centros comunes de acuerdo a su edad, sexo, grado de peligrosidad, tiempo de duración de la reclusión, etc., conforme a los parámetros aceptados internacionalmente.   
En cuarto lugar, por cuanto el sistema penal y penitenciario venezolano no intimida al delincuente:
► De caer preso, el delincuente sabe que será conducido a un recinto dónde recibirá visitas de sus familiares y amigos con bastante frecuencia, y hasta tendrá la oportunidad de serle permitida la pernocta de esa visita por varios días en el recinto;
► Sabe y le consta que en los recintos podrá disfrutar en todo momento del uso de electrodomésticos, televisores, teléfonos celulares, laptops, etc., así como quizás disfrutar de la compañía de mascotas (perros, animales exóticos,etc.) y hasta el porte y posesión de todo
 Animales hallados al clausurar Cárcel de Sabaneta:
Cunaguaros (Leopardus Pardalis),
 babas (Caiman Crocodrilus), etc.
tipo de armas de fuego, explosivos y granadas incluidas, así como el uso y disfrute de piscinas, discotecas, restaurantes, conciertos con genuinos artistas de fama o participar como jugador en auténticas partidas de rugby o hasta viajar a Europa como integrante de una impecable orquesta sinfónica, con todos los gastos pagos: Boleto aéreo ida y vuelta, estadía, todas las comidas y bebidas! 
► Sabe y le consta que automática e incondicionalmente obtendrá defensa penal gratuita por parte de funcionarios públicos cuyo sueldo será pagado por el erario nacional, a costa de los contribuyentes;
► Sabe y le consta que sus familiares más allegados serán beneficiados con el “Plan Llegó Maita”, implementado por el Ministerio de los Servicios Penitenciarios, y que comprende agasajos y obsequios en los días festivos más significativos para una madre (Día de la Mujer, Día de la Madre, Navidad, Año Nuevo, etc.) así como excursiones con alojamiento incluido en los antiguos hoteles de la corporación Hilton y otros ahora
pertenecientes a Venetur (Margarita, Cumaná, Macuto, Chichiriviche, Canaima, etc.), lo cual incluye adicionalmente la automática inclusión en otros planes tales como “Gran Misión Vivienda Venezuela” y “Mi Casa Bien Equipada”, para así poner cese a las penurias que provocaron la invisibilización de un ser excluido por los anteriores gobiernos apátridas;
► Sabe y le consta que sí permanece en detención más de dos años continuos sin obtener sentencia condenatoria, saldrá en libertad;
► Sabe y le consta que el expediente de su causa podrá ser examinado dentro del mismo recinto por jueces itinerantes que podrían concederle la libertad, así como obtenerla a través del denominado “Plan Cayapa”;
► Sabe y le consta que desde los recintos podrá seguir movilizando sus cuentas bancarias, así como administrar sus bienes muebles e inmuebles, dado que ni unos ni otros ni serán incautados ni serán sometidos a ningún tipo de restricción.
Asesinado por un expran en Sabaneta, junto a los de su
grupo criminal; el expran le extrajó corazón
y ojos, tras obligarlo a desnudarse para cobardemente
matarlo. El crimen aún permanece impune.
► Sabe y le consta que no pagará condena por los delitos cometidos dentro del recinto, así como tampoco será enjuiciado por ello o que su pena será incrementada en modo alguno para que purgue condena adicional por estas otras acciones delictivas, aún cuándo asesine a mansalva a otros internos o extorsione desde el interior del recinto a ciudadanos que se hallen fuera del recinto o que se fugue y lo recapturen;
► Sabe y le consta que podrá estacionar dentro del propio recinto los vehículos automotores que hurte aún estando preso, sea para conservarlo para su uso posterior, sea para aguardar por el pago de rescate por el hurto.
En fin, abundan y sobran las razones para afirmar que el sistema penal penitenciario no intimida al delincuente; pareciera que lo incita, que lo provoca a delinquir.
Prosiguiendo, en quinto lugar, por cuanto fue anulada por inconstitucional la Ley de Vagos y Maleantes, que al menos permitía mantener bajo control el fenómeno criminal, impidiendo que deambularan a su antojo por las calles menesterosos, malvivientes, rufianes, proxenetas, vagos y maleantes, dado que la policía podía ejercer función preventiva y profiláctica, deteniendo a quién careciera de empleo, a todo aquél que se dedicase a los juegos de envite y azar en las vías públicas, etc., así como a enviar a las Colonias Móviles de El Dorado a todo aquél que estuviese vagando, cometiendo fechorías, o que tuviese cinco o más denuncias ante los cuerpos policiales: Eran enviados a las Colonias, a trabajar, a sembrar el campo, a cuidar y a alimentar animales, a aprender los rudimentos de un oficio, a capacitarse para trabajar a través del antiguo INCE, con instructores cabales. Ahora no, ahora pueden graduarse hasta de Abogado en una penitenciaría, gracias a la Misión Sucre, y descontar tiempo de condena por tiempo de estudio, rebajando así su tiempo de estadía en el recinto, por cada día de estudio, un día menos de condena.
En sexto lugar, por cuanto las fuerzas de seguridad pública incumplen su función primordial y en vez de resguardar a la ciudadanía, persiguiendo y aprehendiendo delincuentes como debería ser, actúan sólo luego de haberse materializado el delito y sí acaso vigilan, lo hacen a través de cámaras colocadas en postes o adosadas en drones, y pierden el tiempo esperando llamadas de emergencia que pocas veces atienden y que les efectúa la ciudadanía a través de una enrevesada maraña de números telefónicos que corresponden a una astronómica cantidad de cuadrantes policiales en las que dividieron todo el territorio nacional; pero eso sí,  ya a las cinco de las tarde retornan a sus respectivos hogares, quizás a bordo de la patrulla asignada, un Toyota Corolla, con el uniforme aún planchadito y almidonado, y las botas o zapatos aún lustrosos.    
En séptimo y último lugar, por cuanto todo el sistema penal venezolano promueve y fomenta la impunidad del criminal, incluyendo a los de cuello blanco así como el de los políticos corruptos, concentrándose y atendiendo sólo a la forma y lo aparente, en vez de resolver el fondo de la cuestión:  Sí un individuo altera y perturba el orden social, incurriendo en acto criminal, debe ser segregado; una vez segregado, debe ser sometido a reeducación y
resocialización social; una vez reeducado y resocializado socialmente podría ser entonces rehabilitado y reinsertado de nuevo en la sociedad; pero no, el sistema ignora quién es psicópata y no para mientes, lo segrega un tiempo y lo regresa de nuevo a las calles, sin mantener algún control sobre ese psicópata, y resulta que ese psicópata reincide y reincidiendo se repite el ciclo ya referido –defensa pública gratuita, una bulliciosa vida en la cárcel, libertad sí existe retardo procesal, Plan Llegó Maita, etc.-; en fin, el sistema es criminógeno. 
Excepciones a lo anterior: Disidentes políticos, presos políticos, tuiteros presos. A éstos los mantienen encerrados en oscuras y frías mazmorras, ven la luz del sol muy pocas veces, algunos perdieron hasta la noción del tiempo, alumbrados constantemente por bombillos incandescentes
A modo de corolario, es una sandez afirmar que el delito es una constelación de múltiples causas. El delito es el acto voluntario de un individuo cuya proclividad criminal aunada a su peligrosidad criminal lo animan a pasar al acto criminal, abusando así del derecho de un tercero. Es voluntario por cuanto en el denominado “iter criminis” notamos qué es la determinación del propio sujeto lo que impele al sujeto a pasar al acto, así esté ofuscado o lleno de ira; y es voluntario por cuanto aún cuándo esté ofuscado o lleno de ira, para proseguir con la misma casuística, el sujeto puede o podría abstenerse de pasar al acto, reprimiéndose y controlando su ímpetu, lo cual tendría lugar en la fase de deliberación del “iter criminis”.
En Venezuela, dadas las características ya señaladas del sistema penal penitenciario, la contención voluntaria no viene dada en función a la intimibilidad del sistema, vendría dada en todo caso por peculiaridades propias e intrínsecas del sujeto: De allí la alta tasa de criminalidad, y de allí el ambiente violento en el que por lo general se desarrolla toda interrelación social, comenzando por la comunicación verbal; al no existir un freno social que contenga los impulsos y emociones, éstos fluirán libremente; de allí la crueldad criminal, el ensañamiento, el surgimiento de bandas de delincuentes, la ola de homicidios con decapitaciones, la ola de asesinatos tras robos de nimiedades. No existe freno que los contenga, a no ser el de Fuenteovejuna, que ya comenzó a ser aplicado.

Concluyendo, el sistema penal penitenciario no sólo debe ser idóneo y adecuado; también debe ser congruente y coherente. No podemos ir por las escuelas hablando acerca del bullying o violencia escolar mientras en nuestras cárceles existan armas de gran potencia en manos de los reclusos, ni mientras sigan publicando sus grotescas fotos en las redes sociales, gracias a qué ni siquiera se les ha ocurrido a las autoridades colocar un simple bloqueador de llamadas telefónicas celulares arriba en las azoteas a los recintos carcelarios; tampoco podemos inculcar pautas culturales socialmente aceptables a nuestros niños y jóvenes mientras impere el caos administrativo y la corrupción pública en el país, así cómo tampoco podríamos someter a resocialización social a un paupérrimo robagallinas a sabiendas qué quienes se enriquecieron groseramente con el erario público se pasean impunemente disfrutando alegremente su riqueza mal habida.  Es un sistema, como una pieza mecánica con engranajes; todos deben funcionar al unísono; cuando eso ocurra, se acabará el bochinche en Venezuela, aquél bochinche que advirtió y denunció el ilustre Precursor Francisco de Miranda, y qué aún nos afecta como sociedad. 


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