Caída en picada
Marianella Salazar
@aliasMalula
10 de septiembre 2014 - 12:01 am
Todo está perfectamente calculado: la inseguridad, el desabastecimiento y la
inflación son políticas de Estado para promover oleadas de emigración. Miles de
ciudadanos que sobreviven a los secuestros y son robados bajo amenazas, quedan
psicológicamente predispuestos a irse a cualquier parte del mundo donde haya un
mínimo de seguridad; las parejas jóvenes, que además no encuentran ni leche ni
pañales para sus niños, no quieren verlos crecer en un país así. No hay calidad
de vida ni futuro. Mucho menos para los profesionales recién graduados.
El
gobierno quiere acabar bajo la represión y el miedo con un pueblo respondón que
no se resigna a la ruina de una Venezuela a la que soñaban próspera. El
desempleo y la pobreza son lo único que crece, junto a la natalidad, por falta
de píldoras anticonceptivas. Si no es el fin del mundo seguimos descendiendo y
eso que todavía no hemos tocado suelo. Al gobierno de Maduro no se le ocurrió
otra cosa que sacar a un civil como Rafael Ramírez, que anunciaba unas
supuestas medidas para “palear” la desastrosa economía y designar al general de
brigada Marco Torres, que solo ha pasado por la Academia Militar, como
vicepresidente del Aérea Económica, que sabe lo mismo que yo -que no se nada-
sobre política macroeconómica y así evitar la toma de decisiones para mantenernos
a la deriva. No fue un sacudón sino un frenazo.
El momento de apretar el
acelerador no lo puede garantizar sino un cambio de gobierno, pero tenemos la
terrible sensación de que la actual dirigencia opositora, representada en la
MUD, no va a despertar las conciencias cívicas acorraladas. Protestamos, pero
lo peor de todo es que poco o nada podremos hacer para remediar o al menos
suavizar la situación, porque estamos metidos dentro de un cruel engranaje, y
ya nadie puede salvarse solo. El “sálvese quien pueda” es un grito viejo que ya
no tiene valor alguno. O el paracaídas se abre para todos, o todos nos pegamos
el tortazo en el suelo. Así como destruyeron deliberadamente la economía y la
producción pretenden también aniquilar el espíritu de resistencia y la
aspiración libertaria. Las palabras del ministro Tarek el Aissami cuando
aseguro que “mientras más pobreza, hay más lealtad a la revolución” devela el
plan diabólico de dominación, no solo del comportamiento público sino de las
conciencias y los sueños de los ciudadanos.
Quieren convertirnos en huele pegas
que harán cola para inhalar las ideas fundamentalistas del socialismo del siglo
XXI y así facilitar los controles. Mientras tanto las aspiraciones se están
reduciendo a tener lo necesario para comer cada día y huir cuando se pueda.
¡Como en Cuba!
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Fuente: http://www.el-nacional.com/marianella_salazar/Caida-picada_0_479952159.html
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