Privan de libertad a los “Comegente” de Delta Amacuro
Lunes, 20 Enero 2014 - 3:00am
“El Cajaro” y “el Melena”, ambos denunciaron a los “Comegente” Foto: Cortesía |
Bladimir Martínez
Hace
pocos días efectivos de la Guardia Nacional, expertos del Cicpc,
funcionarios del Ministerio Público, Defensoría del Pueblo y Policía del
estado Delta Amacuro, atraparon a dos sujetos en la comunidad indígena
Jobure, del municipio Antonio Díaz, ambos tenían el cadáver de una
persona despostado y todas sus partes saladas en una curiara.
Este lugar de palafitos ubicado a más de cinco horas en lancha por el
Caño Manamo, desde Tucupita, capital del estado Delta Amacuro,
aparentemente es un puente del narcotráfico, al parecer funcionarios de
los organismos del Estado antes referidos, buscaban a unos peligrosos
delincuentes y llegaron de manera casual a los antropófagos, o
caníbales.
Jobure, quiere decir “Aguas Locas”, en este sitio, convergen tres
corrientes de aguas en la salida del Océano Atlántico y forman una serie
de remolinos.
La justicia buscaba al cabecilla de “los Cajaros”, Rosendo González
Márquez, y su lugarteniente “el Melena”, ambos involucrados en tráfico
de droga y posiblemente en la muerte de varios indígenas, asesinatos que
ocurrieron en esta misma comunidad el año pasado.
“El Cajaro” y “El Melena” fueron privados de libertad por el Tribunal
Segundo de Control a cargo de la juez Xiomara Sosa, por el delito de
drogas; sin embargo, quedaron abiertas las averiguaciones por homicidio.
Abrieron la boca
La banda de “Los Cajaros”, está integrada por más de 15 delincuentes,
todos indígenas de esta comunidad. Los antisociales tienen en zozobra a
la población, dichos criminales asesinan sin piedad y desaparecen a sus
víctimas, asaltan y violan a las mujeres, al igual que son los que
encabezan el tráfico de drogas en esta zona.
Al parecer Rosendo, “El Cajaro”, para salvar su pellejo, también el
de su compinche habló sobre el caso de canibalismo que estaba ocurriendo
en Jobure.
Los uniformados llegaron hasta el palafito de Manuel Beriay su
hermano Benigno Beria, uno de 59 años y otro de 44 años. En el
allanamiento encontraron el cuerpo descuartizado de “Juan Chiquito”, en
una curiara y cubierto con hojas de Bijaos, o platanillos, la carne
humana los caníbales la salaron, ya se habían comido una parte de su
víctima.
Supuestamente ambos antropófagos, después que mataron al indígena
quien se hacía llamar “Juan Chiquito”, lo guindaron para tasajearlo y
picarlo en pedazos.
Habitantes de Jabure, presumen que este par de sujetos tiene que ver
con la muerte de otros indígenas que están desaparecidos, ellos sentían
miedo de denunciarlos, ambos amenazaron con comerse a quien lo hiciera.
Otra hipótesis
Según, expertos del Cicpc manejan la hipótesis de un hecho pasional.
Aparentemente, Manuel Beria descubrió que su mujer le era infiel con
“Juan Chiquito”, razón por la que planificó junto a su hermano, la
muerte de este individuo y para desaparecer el cadáver decidieron
comérselo por pedazos.
Funcionarios de la policía judicial investigan para saber si existen
otros casos de canibalismo en este lugar donde pudieran estar
involucrados los hermanos Beria.
Manuel y Benigno, igualmente fueron privados de libertad por el
Tribunal Segundo de Control, por el delito de homicidio y canibalismo,
ambos se hallan presos en uno de los calabozos de la PEB, en Guasina.
El caníbal de Los Andes
Entre diciembre de 1998 y enero de 1999, en Mérida desaparecieron 10
personas. José Dorángel Vargas Gómez, indigente, dio muerte a su amigo
Cruz Baltazar Moreno, para luego proceder a comérselo. Después que salió
del hospital Psiquiátrico de Peribeca, se dedicó a buscar a su antiguo
vecino Antonio López Guerrero, quien lo denunció por antropófago, luego
que lo ubicó lo mató y le aplicó el mismo destino que al finado Cruz
Baltazar: servírselo de almuerzo.
Una vez que consumó su venganza, decidió trasladarse a San Cristóbal,
antes de irse a la capital del estado Táchira, buscó a Manuel, una
persona que conoció en la celda donde estuvo preso en la extinta Policía
Técnica Judicial, ambos se instalaron en las cercanías del río Torbes,
en donde compartieron una vida sencilla con otros vagabundos.
Una mañana el caníbal invitó a sus vecinos a compartir unas empanadas
que preparó con sus propias manos, ninguno de los presentes se dio
cuenta de la ausencia de Miguel.
La siguiente víctima de este hombre fue Francisco López, trabajador
de una empresa arenera que operaba en el río Torbes. Después la
desaparición de personas se convirtió en un hecho preocupante para la
población de este sector, hasta el día 12 de febrero de 1999 que
localizan en el puente colgante Libertador, ocultos entre escombros y
maleza varios pies y manos humanos.
Funcionarios de los distintos cuerpos de seguridad avizoraron un
rancho cerca del sitio del hallazgo, la casa era del “comegente”. En su
interior encontraron otros restos humanos en recipientes, vísceras
preparadas para el consumo, y tres cabezas en frascos.Dorángel,
enseguida fue detenido por la policía.
Usaba un tubo
Dorángel, utilizaba un tubo en forma de lanza que cargaba siempre
consigo para matar a sus víctimas y después descuartizarlas en un
improvisado matadero que construyó fuera de su rancho. Este individuo
pasó a la historia criminal como el primer asesino serial de Venezuela.
En la comunidad indígena Jobure, atraparon a los cuatro sujetos, dos de ellos comían restos humanos. |
Fuente: http://nuevaprensa.com.ve/Privan%20de%20libertad%20a%20los%20%E2%80%9CComegente%E2%80%9D%20del%20Delta%20Amacuro
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