¿Por qué emigran a la desesperada
los niños centroamericanos a EE.UU.?
carmen muñoz / madrid
Día 18/07/2014 - 16.43h
En los últimos diez meses, unos 57.000 menores de Honduras, Guatemala y El Salvador que viajaban solos han sido detenidos tras llegar a la frontera indocumentados
Una madre centroamericana explica
desde un refugio para emigrantes en el estado mexicano de Tabasco por qué se
arriesga a viajar con sus hijos menores para entrar ilegalmente en Estados
Unidos: «Me han matado a mis dos hijos mayores y no quiero perder a los
pequeños». Al menos en este caso iban acompañados por su madre. En los últimos
diez meses, 57.000 niños que viajaban solos -la mayoría de Honduras, Guatemala
y El Salvador- han sido detenidos en la frontera entre EE.UU. y México como
inmigrantes indocumentados. La cifra anterior del Departamento de Seguridad
Nacional estadounidense era de 52.000 menores no acompañados. A finales de año
se teme que sean cien mil, mientras EE.UU. sigue sin aprobar una reclamada
reforma migratoria.
Huyen de la pobreza, de las maras y de la violencia intrafamiliar
El drama de los niños
centroamericanos que huyen solos a Estados Unidos tiene sus raíces en la
situación económica y de violencia que viven en sus naciones de origen.
Honduras figura entre los países con menores ingresos de Iberoamérica, con una
pobreza extrema del 42.6% de los hogares en 2013, según el PNUD.
También está considerada la
nación más violenta del mundo, con una tasa de homicidios de 90,4 por cada
100.000habitantes, según el informe global de homicidios 2013 de la ONU. Los
menores hondureños prefieren afrontar el riesgo de viajar solos, por rutas
donde campan a sus anchas los traficantes de drogas o de seres humanos, que
seguir viviendo en un lugar donde cada día puede ser el último por culpa del
narcotráfico y el crimen organizado.
Jeycer, un joven de 16 años de
San Pedro Sula, señalaba hace poco a Efe que «allí donde vivíamos uno no puede
salir a la calle. Te obligaban (las maras) y te decían que si no te metías, te
iban a joder». Tanto ellos como sus padres apuestan por un viaje lleno de
peligros a convertirse en blanco de las maras (violentas pandillas juveniles),
que asesinan a jóvenes o niños que no se unen a la banda.
«Polleros»
También huyen de la marginalidad
y de la violencia intrafamiliar. Muchos de estos menores proceden de familias
rotas, en las que uno o sus dos progenitores forman parte de los once millones
de indocumentados que residen en EE.UU. En ocasiones, los niños acuden a la
llamada de unos padres desesperados que quieren alejarlos de la pobreza y la
violencia.
Los menores suelen viajar con
«polleros» o traficantes de personas en autobuses o vehículos particulares. Les
piden entre tres mil y seis dólares (entre 2.200 y 4.400 euros) por llevarles a
su destino. Con un poco de «suerte» no los dejan abandonados o no abusan de
ellos.
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Fuente: http://www.abc.es/internacional/20140718/abci-emigran-desesperada-ninos-centroamericanos-201407171717.html
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