"La borrachera a veces da
una asombrosa lucidez
en que uno está como si fuera otro.
Estuve ebrio sin beber, tal vez."
Fernando Pessoa

     “Me tomé un cóctel de nootrópicos con tres huevos y un vaso de jugo de naranja, me acosté para tomar una siesta. 45 minutos después me desperté, me puse de pie y me senté en mi escritorio a trabajar, claro como una campana. Beethoven en el fondo y luego Mozart y yo era como uno de esos genios matemáticos de la música. Solo que mi partitura era mi Mac y estaba componiendo mi obra maestra. Cascadas de colores, diseños armónicos, mensajes subliminales, palabras luminosas, todo fluía y hacía click como nunca antes”.

     Así describe un usuario su experiencia con aniracetam, piracteam e hydergina, una serie de sustancias que parecen aumentar las capacidades cognitivas del cerebro humano. Suena bien, demasiado bien. Y no es el único, es fácil encontrar en Intenet miles de experiencias similares, acaso sin la euforia descriptiva. Y a diferencia de las drogas como la cocaína o el MDMA, estas sustancias no parecen tener efectos negativos significativos sobre la salud y , a diferencia del LSD o la mescalina, permiten funcionar en ámbitos sociales y laborales. Suena demasiado bien.

La lucidez en una pastilla
      Nuestra cultura mediatizada parece confiar inherentemente en que un agente externo es capaz de otorgarle el bienestar que por sus propios medios no puede alcanzar. Esto es característico de una sociedad consumista, que cree casi mágicamente en la ciencia y en la tecnología y que poco a poco introyecta en su psique el concepto, o meme, de que la felicidad, la belleza y ahora la inteligencia son algo que se puede adquirir con una tarjeta de crédito (y tal vez con un manual de uso). Suena falso, suena fácil, pero tal vez no esté lejos de la realidad.

279pill_man_lores     La utilización de agentes externos o drogas para obtener cierto estado mental es algo recurrente y de todos sabido en la historia del hombre. Pero solo en los últimos tiempos esta idea se ha masificado, con el auge de los sintéticos, llegando al extremo donde incluso se medica a las mascotas deprimidas.

     Una sociedad de pill poppers que parece transferir el control de su destino a una metapastilla. Quizá una de las últimas muestras relevantes en la cultura es la película Matrix, esa escena en la que el protagonista, Neo, se enfrenta a la disyuntiva de tomar una pastilla azul o una pastilla roja para definir si permanece en el mundo de la ilusión (la Matrix) o decide despertar para atravesar el espejo y ver “qué tan hondo va el agujero del conejo”. Lo interesante de esto es que (además de que una pastilla parece servir como el cadenero del portal dimensional) en la película como en el nuevo paradigma, las drogas se vuelven software, un programa definido para realizar ciertas funciones. Como si no solo fueran una pastilla sino también un botón (de on) en nuestro cuerpo que activara un nuevo sistema operativo o desactivara otro.

      La tentación es grande, más allá de ensoñaciones cósmicas: la posibilidad real de mejorar nuestro rendimiento de manera cualitativa y cuantitativa con la simple ingesta de una pastilla que no produce efectos nefastos. Cuya cruda, en muchos casos, es menor que la del café o el tabaco. ¿Quién no tomaría una pastilla como estas antes de un examen importante, una cita con un inversionista o hasta con una mujer,  a quienes se quiere impresionar?

     Esta es la pregunta que cada vez más está en la cabecera de millones de personas en el mundo. Los noótropicos o drogas inteligentes (brain enhancers, cogntive drugs) viven un auge en ciertos sectores de la sociedad y pronto podrían masificarse como las sustancias que aumentan el desempeño sexual o los productos de belleza. Tomando así una nueva dimensión neurocosmética y planteando nuevos paradigmas en los ámbitos intelectuales. Como el dopaje en el béisbol, la academia podría entrar a la era de los esteroides cerebrales. Y en muchos nichos esto ya es una realidad cotidiana.

      En Silicon Valley, algo como la Florencia de los Médicis pero en el mundo digital, la automedicación de sustancias que exaltan la proficiencia mental es un hábito común (iPhones, laptops y modafinil). Michael Arrington, creador del popular sitio Techcrunch, escribió hace unos meses un artículo (How Many Silicon Valley Startup Executives Are Hopped Up On Provigil?) donde discurre en términos bastante positivos sobre el uso del Provigil (nombre comercial en Estados Unidos del modafinil) entre los ejecutivos de la meca tecnológica. El mismo ejército de Estados Unidos dio a conocer que estaba probando el modafinil con pilotos de la Fuerza Aerea, algo que , como reveló The Guardian, ya hacían los soldados británicos. La revista Wired publicó una carta en la que un empleado de una compañía de tecnología pedía consejo sobre una peculiar disyuntiva: acusar a uno de sus compañeros que tomaba modafinil con su jefe o empezar a tomarlo él también. Pues al parecer el desempeño de su colega era un poco superlativo y su jefe lo presionaba para que él también entregara resultados sobresalientes. Un caso emblemático de lo que sucede en las empresas de alta competencia interna.

      El modafinil, una sustancia desarrollada para tratar la narcolepsia, es, sin duda, la droga de preferencia en estos momentos entre quienes buscan ser más productivos, superando al Adderall y a la Ritalina, algo como la hot new pill que promete excelentes resultados sin los efectos secundarios de las anfetaminas. Sin embargo estudios recientes revelan que el zeppelin eufórico de su benevolencia podría estar por desinflarse, al encontrársele adictiva y posiblemente tener efectos en la capacidad natural de producir dopamina del cerebero.

i_used_to_care_now_i_take_a_pill_for_that_tshirt-p235498827390930486qdvq_400     La revista New Yorker pública en su última edición un artículo (Brain Gain), donde se hace una investigación bastante completa con selectos usuarios de sustancias para aumentar la performance del cerebro. Entre ellos, Paul Phillips , un exitoso programador vuelto estrella de póker, (y luego jugador profesional de Scrabble), quien relata su jugosa experiencia utilizando adderall y luego modafinil para enfrentar largos torneos y beneficiare de el estado de alerta y aguda observación en el que le colocaba la sustancia (los esteroides cerebrales no son prohibidos en el póker, comenta Phillips). Sin embargo, después de un tiempo, Phillips notó que su cerebro se acostumbraba al fármaco y que tomar más no provocaba una diferencia. Al dejar el modafinil los síntomas de abstinencia se hicieron presentes. Difícil saber si Phillips hubiera sido capaz de conseguir los cientos de miles de dólares que ha ganado jugando póker sin adderall y modafinil, pero él no se arrepiente, incluso habla de cómo los habría usado en su época universitaria para devorar libros y destacarse entre sus congéneres. Algo que, como el mismo artículo señala, hacen muchos otros estudiantes de prestigiosas universidades.

       Por otro lado, la definición de los nootrópicos es bastante borrosa. Algunos hablan de sustancias que elevan el rendimiento del cerebro sin tener efectos secundarios negativos contundentes. Esto dejaría fuera a las anfetaminas y sus derivados, la sustancia, después del café, más usada para mejorar o revolucionar el desempeño mental en el siglo pasado. Entre los usuarios más reconocidos de las anfetas o speed, en el slang, están Elvis Presley, John F. Kennedy y Adolf Hitler. Y en un plano específicamente intelectual Jean Paul Sartre, W.H. Auden, Phillip K. Dick y Jack Kerouac, quienes en cierto momento padecieron su adicción física y dependencia para escribir.

    Las anfetaminas preferidas de su tiempo eran la dexedrina y la benzedrina (tren en el cual se dice Kerouac escribió On the Road, casi de una sentada, en un frenesí que creó su famoso estilo de la prosa espontánea sin correcciones). En la actualidad, la ritalina (la llamada coca de los niños ) y el adderall dominan el mercado, favoritas particularmente de los estudiantes que buscan mejorar su SAT e ingresar a universidades del Ivy League y que se someten a sesiones maratónicas de estudio. Sus efectos secundarios y su formación de dependencia han sido comprobados.

      Pero más que las anfetaminas e incluso el modafinil, hay otras sustancias de mayor auspicio, algunas de mayor sutileza, sin resultados tan vehementes, pero tal vez mucho más interesantes para lo que algunos han llamado, parafraseando a Timothy Leary, el hackeo mental. Entre ellas están los racetams, los cuales, a diferencia de las anfetaminas que actúan sobre la dopamina o los antidepresivos, también usados en algunos casos como brain enhancers, que actúan sobre la serotonina, los racetams tienen efecto sobre la modulación de los neurotransmisores acetilcolina y el glutamato. El racetam más conocido y responsable de alguna manera de acuñar el término “nootrópico” es el piracetam, comercializado como nootropil. El piracetam, a diferencia del Modafinil, parece tener efectos no solo y no tanto en la concentración (mindfulness) o en la memoria, sino en el pensamiento abstracto y en el flujo lingüístico, ligándose más a un uso creativo y hasta holístico (según algunos los racetams sincronzian los hemisferios del cerebro). El aniracetam es otro racetam, de mayor potencia, que parece ser el preferido entre los avezados.

hoffman02190-769729    Otros nootrópicos populares son la hydergina, la colina y la galantamina. La hidergina fue desarrollada por el Dr. Albert Hoffman, el creador del LSD, en los laboratorios de Sandoz, en Suiza. Al igual que el LSD, la hidergina proviene del ergot y su nombre químico es Ergoloid mesylates. Se desarrolló, al igual que otros nootrópicos, para tratar padecimientos de demencia senil como el Alzheimer. Algunos estudios muestran efectos prometedores en el proceso de anti-envejecimiento de las nueronas. En Japón, el nootrópico más popular es el nicergoline, el cual parecer ser similar a la hydergina, pero con mayor potencia.

    La colina (química) es el nootrópico de preferencia para tomar con otras sustancias y aumentar su efecto. Su venta no requiere de receta (se puede adquirir como Alpha GPS en cualquier tienda de vitaminas) ya que se le considera un suplemento alimenticio. Estudios en ratas demuestra resultados positivos en pruebas de memoria y en la capacidad de realizar ciertas tareas motrices, incluso en generaciones siguientes .

    La galantamina, también desarrollada para el tratamaniento del Alzheimer y de extracción natural (Lycoris radiata), se ha vuelto popular particularmente como una sustancia que permite recordar mejor los sueños. Es generalmente la sustancia activa dentro de las populares pastillas para tener sueños lúcidos que se venden en Internet.

    Tal vez los nootrópicos que más prometen son los ampakines, el más nuevo y flamante grupo de compuestos en la familia índigo de las drogas inteligentes. Se encuentran apenas en estado de prueba y son sumamente difíciles de conseguir (además de caros). Los ampakines toman su nombre por su interacción con los receptores AMPA del glutamato, su activación de los receptores AMPA es mucho más fuerte que la de los racetams. Estudios científicos ofrecen resultados prometedores de sus beneficios mnemónicos y en el proceso de revertir el envejecimiento. En la actualidad DARPA investiga sus beneficios en efectividad militar. La farmacéutica Cortex se encuentra desarrollando ampakines, muchos de los cuales aún tienen nombres como de galaxias o aviones —CX-1739, por ejemplo. Los ampakines podrían ser la primera piedra en el camino al “resplandor de una mente eterna con recuerdos”.

     Aunque los nootrópicos no han salido de una etapa beta y queda mucho por descubrir y comprobar científicamente, el boom de las neurociencias —al igual que, en su campo de estudio, la biología en la última década del siglo pasado— se encuentra cerca de producir un mapa del cerebro, una especie de neuroma humano, donde se atisba la exégesis del texto constitutivo del cerebro, lo cual permitiría leer la mente y hasta grabar los sueños y explicar por fin el insondable misterio del pensamiento, el átomo de la inteligencia, lo cual va perfectamente acompañado del desarrollo de nuevas sustancias que no solo sean capaces de curar enfermedades como el Parkinson, el Alzheimmer o el TDAH*, sino también maximicen las capacidad del ser humano y conquisten su propia naturaleza. Es el terreno del autodiseño y la autoprogramación. A un lado también se encuentra el transhumanismo y el uso de la nanotecnología para extender la vida y optimizarla. La zona de la ciencia ficción y de pioneros como Ray Kurzweil (quien vaticina la llegada de la inteligencia inmortal poco después del 2030. Necesariamente la zona de una nueva ética humana que defina el uso de los nootrópicos en ámbitos laborales o intelectuales y hasta qué punto el acceso a estas sustancias (que probablemente se fusionarán con la nanotecnología) estará dictado por el capital económico o el poder militar. O para algunos, desde la bioética y la religión, hasta qué punto es válido alterar nuestras capacidades innatas si no padecemos una enfermedad que necesite curarse.
    Por lo pronto la posibilidad es real. En México, por ejemplo, es fácil ir a cualquier farmacia y comprar un arsenal de nootrópicos sin receta médica. Pero si bien en algunos casos los resultados son innegables (aun con los estudios a largo plazo incompletos), queda la pregunta individudal de qué tan inteligente es tomar drogas inteligentes.

    ¿Tomar o no tomar la pastilla? Esa es la cuestión que acecha en el laberinto del futuro de la mente humana.

RECURSOS:
Adderall

Students using Adderall and Ritalin for competitive edge (Youtube)

Modafinil

Farmacopea, experiencias, historia, etc, (Erowid Modafinil vault)
Ampakines
The future of memory

Nootrópicos en general:
OTRAS ALTERNATIVAS:
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*) En la versión original, aparece el acrónimo "ADAH", siglas en inglés correspondientes al "TDAH", Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad.
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Fuente: http://pijamasurf.com/2010/04/nootropicos-hackeando-el-cerebro-con-sinteticos/