El caos y la bisexualidad como efecto de la feminización de la sociedad.
En nuestras sociedades la interacción social ha cambiado drásticamente; y
sí, ya los hombres pueden exteriorizar sus emociones, y comportarse
grácilmente; pero esta posibilidad viene dada por el fenómeno de la
feminización de la sociedad a la que hemos estado sometidos, y que podría
desembocar en una especie de masiva “sodomización” de nuestra sociedad. Hasta ahora,
tanto la identidad sexual como la orientación sexual del sujeto debían guardar
correspondencia con el sexo biológico del sujeto del cual se trate; sin embargo,
se supone mucho más decisivo su derecho a expresarse como quiera, lo cual es de
libre elección: De allí que se pueda escoger no sólo entre la
expresión masculina o la expresión femenina, sino también entre la
andrógina.
Pero todo esto nos conduce inevitablemente al caos, a la
anarquía. Por vía de ilustración: Luego que la comunidad LGBT reivindique
los derechos que reclama, obteniendo reconocimiento al matrimonio igualitario y
al derecho de adoptar, esas reivindicaciones serán reclamadas igualmente por
otras subculturas, como sería el caso de los sadomasoquistas y el de los
pedófilos. Sin ser tán drástico, otros parafílicos merecerían obtener
igual reconocimiento respecto a sus derechos, y de este modo quienes permiten
que su propia esposa mantengan relaciones sexuales con otros dejarán de ser
objeto de burla y de afrenta social, pues el tribadismo deberá ser aceptable
socialmente, así como la poligamia, la poliandria y hasta la prostitución, en
todas sus formas y modalidades.
Desde luego, sí como sociedad ignoramos qué
somos una “sociedad”, e ignoramos igualmente cómo preservarnos como ente social, e ignoramos asimismo qué hemos de preservar y transmitir para la perpetuación de ese ente
social, entonces ocurre que dejará de existir nuestra “sociedad” tal cómo la conocemos, y
podría convertirse entonces en regla el vivir en una especie de matriarcado,
dónde sea irrelevante la figura paterna y dónde hasta para resolver cualquier
problema basten caricias, abrazos o relaciones sexuales, tanto para
dirimir cómo para evitar conflictos, dado que será execrable toda agresividad y
toda forma de violencia…del modo como efectivamente viven unos chimpancés pigmeos, los bonobos*, los monos bisexuales*…pero esto sería involución!
Por tanto, para
garantizar tanto la existencia como la perpetuación de toda sociedad, el
comportamiento manifiesto dentro de todo ente social debe regirse por
determinados parámetros, y estos parámetros ser observados estrictamente por
todos los miembros de esa sociedad. No obstante, cada quién puede
expresarse libremente, y sí quiere expresarse en modo distinto al de su propio
sexo biológico, es libre de hacerlo; acotaríamos nosotros, podría expresarse
libremente siempre que no transgreda esos parámetros ya aludidos. De allí
que notemos exista cierto relajo en las costumbres sociales de nuestras
sociedades; y que aquello que denominábamos “las buenas costumbres” brille por
su ausencia.
Hasta no hace mucho, resultaba difícil “expresarse” libremente;
los roles sociales eran sumamente respetados; ahora no, y debido a ese relajo
cualquiera puede ahora reunirse con su “mejor” amigo a degustar un buen vino,
mientras comparten haciendo origami y departen impresiones sobre tejido con dos
agujas. Por supuesto, en la Noche de Fin de Año, se tomarán fotografías uno al
lado del otro, chocando copas, brindando…! Reitero, existe la libertad de
expresión sexual y quienes quieran puedan ejercerla, a su libre albedrío,
aún cuándo ello suponga disconformidad con su propio sexo biológico, pero este
relajo conducirá inevitablemente al caos social.
Mientras tanto, bienvenida sea la tolerancia respecto a todos
aquellos cuyos estilos de vida sea distinta a la nuestra, sin distingo de ningún
tipo. Todos somos humanos! ...Incluso los Aghori* !!!
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