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jueves, 23 de enero de 2014

Matar a los quince años

Matar a los 15 años
 
La violencia tiene rostro de adolescente. Estadísticas muestran que incrementó su participación en hechos violentos. Las políticas de atención dirigidas a esta población no han abordado la magnitud del fenómeno. Ahora se debate la posibilidad de reformar la Lopna para incrementar la pena por delitos cometidos
KEILYN ITRIAGO MARRUFO 
23-01-2014
Los esfuerzos que ha realizado el Estado venezolano para atender la población juvenil del país no han sido suficientes. Actualmente la participación de adolescentes como víctimas y victimarios alcanza niveles alarmantes que ameritan una priorización de este sector de la población en las políticas públicas.

Así lo describe el director de los Centros Comunitarios de Aprendizaje "por los derechos de la niñez y adolescencia" (Cecodap), Fernando Pereira, quien advierte que no sólo ha aumentado el número de casos en los que este sector de la población se ha visto involucrado en hechos delictivos sino que también se han incrementado el número de casos de fallecimientos de forma violenta en estas edades.

Cecodap, a través de un análisis de los anuarios de mortalidad del ministerio de salud, pudo evidenciar que en 12 años se duplicó el número de niños y adolescentes muertos violentamente. La tasa entre 12 y 15 años se duplicó y de 15 a 17 años se triplicó.

Aunque se señala que la mayoría falleció por armas de fuego, no se dejan claras las circunstancias de los hechos pues los informes criminalísticos del Cicpc desde hace unos cuantos años no dan detalles de las posibles causas.

Por otra parte, el coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia, Roberto Briceño León, ha dicho que se ha detectado un descenso en la edad de incorporación al crimen violento. Actualmente, en general los victimarios tienen entre 15 y 25 años, al igual que las víctimas.

CÓCTEL EXPLOSIVO
Aunque sean muchos los elementos que provoquen que los adolescentes se conviertan en agresores, tal como explica Pereira, el clima de hostilidad, los discursos, el enfrentamiento entre dirigentes, la polarización y sus efectos en la vida cotidiana, han sumado altos puntos en un cóctel explosivo.

"La naturalización de la violencia a la que han estado sometidos los jóvenes durante varias generaciones, donde agredir, maltratar, humillar o hacer sentir mal a otro es lo constante, ha hecho que tengamos una generación de chamos donde la cultura de la muerte y de banalización de la vida está presente. Los dobles discursos en el caso de los adolescentes son especialmente sensibles a fijarse en lo que hacemos más que en lo que decimos", advierte, al tiempo que asegura no se puede desestimar la alta dosis de exposición de violencia en televisión, películas y videojuegos.

Asimismo, Pereira manifiesta que los jóvenes venezolanos no sólo han sido víctimas directas sino también indirectas. Dice que han existido muchos niños con secuelas emocionales por seres queridos fallecidos, o traumas físicos y psicológicos por maltratos tanto familiares como sociales.

"Estos, criados sin ningún tipo de apego y afecto, van creciendo con rabia, dolor y en muchos casos con deseos de venganza por la forma en la que fueron tratados. Y muchos de ellos son los que tenemos en las calles generando violencia y dañando a otros", agrega. Esta situación, a su vez, de acuerdo a lo que explica, está vinculada a la cantidad de niños que nacen sin ser deseados y que conviven con madres adolescentes que no están preparadas para atenderlos.

La falta de límites, disciplina y hábitos, según Pereira, ha conllevado a que el consumo de alcohol y la ingesta de drogas sea cada vez más temprana, así como la facilidad para acceder a las armas de fuego.

"Y esto junto constituye una alianza terrible para generar una espiral de violencia que se puede volver contra el propio muchacho o contra quienes le rodean", asevera.

SIN OFICIO
Las edades de la adolescencia han sido tradicionalmente, según Pereira, las más descuidadas. Manifiesta que hay un déficit importante que se arrastra de gobiernos anteriores, que quizás han puesto más atención a los niños y adultos mayores.

Pereira recuerda que el año pasado el entonces ministro de la juventud, Héctor Rodríguez, planteó que en el país había un millón de jóvenes que en ese momento ni estudiaba ni trabajaba, y cuyas edades oscilaban entre los 14 y 25 años. La educación media es donde se tiene mayor déficit de atención, pues hay una carencia de liceos que no logra integrar a los estudiantes que vienen de la educación primaria. Y esto, no es sólo una deuda de la gestión actual sino de vieja data que ha llegado a niveles muy preocupantes.

Las políticas y planes de seguridad que en este momento ha planteado el Gobierno nacional, a juicio de Pereira, necesariamente deben poner atención a este sector de la población donde la violencia y los conflictos se han concentrado. "Si no los atendemos como grupo prioritario es muy difícil que logremos dar respuestas estructurales, coherentes y permanentes", asegura el representante de Cecodap.

LOPNA MÁS DURA
Para el vicepresidente de la Comisión permanente de la Familia de la Asamblea Nacional, Odalis Monzón, la Ley Orgánica de Protección de Niños y Adolescentes es muy flexible con las sanciones y penas a adolescentes. Por ello, ha propuesto una necesaria modificación de la norma a fines de alargar y modificar las penas impuestas por la comisión de delitos regulares y graves, además de descartar el sistema de libertad asistida y fianzas.

No obstante, su par del bloque de la MUD, Nora Bracho, expresó su total desacuerdo con la propuesta por considerar que esta acción no detendrá la criminalidad. A su juicio, reducir la edad a 16 años para penalizar a menores no tendría efectos positivos pues dice que en otras naciones esta política no produjo los resultados esperados, dado que los índices de criminalidad juvenil se mantuvieron e, incluso crecieron en algunos países.

La diputada del bloque opositor cree que lo necesario es que las instituciones venezolanas se adecúen a lo establecido en la ley, incluyendo la aplicación de la Ley Desarme y la mejora de los cuerpos de seguridad y la vigilancia ciudadana.


"HAN AUMENTADO LAS SOLICITUDES DE CUPOS EN EL CENTRO"

Ariana Galárraga Sanguino, Directora del centro de reclusión de niños y adolescentes del Servicio Autónomo sin Personalidad Jurídica para la Protección Integral de la Niñez y de la Adolescencia (Sepinami), uno de los centros de reclusión de adolescentes en conflicto que funciona en el país. Su directora general, Ariana Galarraga Sanguino, cuenta que pese a que la capacidad del recinto no permite la incorporación de más de 160 jóvenes, las solicitudes de ingreso han aumentado en los últimos años.

¿Cuál es la población actual del Sepinami?
Fluctúa constantemente. Oscila aproximadamente entre 150 y 160 jóvenes adolescentes y jóvenes adultos, considerando el Sistema de Responsabilidad Penal y el Sistema de Protección.

¿Ha crecido o descendido en los últimos años?
-El Sepinami cuenta con un límite de ingresos de 160 jóvenes como capacidad máxima para poder garantizar la efectividad en la aplicación de los programas de responsabilidad penal y protección. En los últimos años se ha mantenido una atención oscilante en los límites máximos de la capacidad de atención del Servicio. Lo que realmente si ha aumentado son las solicitudes de cupos.

¿Cuáles son los delitos más frecuentes de los adolescentes?
-Homicidio, violación, robo de vehículos automotores, tráfico de sustancias estupefacientes y psicotrópicas.

¿Cuál es la edad más frecuente de los victimarios?
-Entre 15 y 17 años.

¿Qué hacen dentro del instituto?
-Además de la educación formal, los jóvenes también reciben talleres de pastelería, cocina, peluquería, dibujo, pintura al óleo y carpintería. Hay que destacar que la formación que reciben los jóvenes en el Sepinami es integral, porque no solo se educan sino que también practican deportes como el baloncesto, fútbol, voleibol, así como clases de música, orientación formativa y psicoeducativa. Este año tenemos planificado arrancar con clases de cuatro, guitarra y mandolina, además clases de teatro y danza.

¿Cómo es el proceso de reinserción a la sociedad?
-Se estructura un plan de vida, mediante un diseño socio educativo que incluye la realización de actividades educativas y recreativas. Los planes de acción son actividades constantes y que forman parte del cumplimiento del plan individual de cada adolescente privado de libertad, muchas veces diseñados y llevados a cabo por los mismos Instructores reeducacionales, bajo la supervisión de los equipos técnicos y de las coordinaciones respectivas.

¿Está de acuerdo con que se reforme la Lopna y se aumente la pena a los jóvenes incursos en hechos delictivos?
-Este aspecto es materia netamente legislativa. Estamos claros en nuestra misión, que es y seguirá siendo, un servicio de atención destinado a garantizar los derechos de los jóvenes institucionalizados y que vela por el cumplimiento de las medidas judiciales.

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Fuente: http://www.talcualdigital.com/Nota/visor.aspx?id=97898&tipo=AVA&utm_source=hootsuite&utm_campaign=hootsuite
 

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