El debate mundial generado por el DSM-5 | |
Infocop | 29/05/2013 5:06:00 |
Jamás en la historia se había hablado tanto de ningún otro libro de la
medicina. La última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los
Trastornos Mentales (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders)
– DSM-5, la denominada “biblia de la psiquiatría”, ha iniciado
su lanzamiento inmerso en una gran polémica y en un momento en que la
comunidad científica, los profesionales y el público general muestran su
preocupación ante los intereses de las compañías farmacéuticas y su influencia
en el quehacer de la psiquiatría. A este respecto, no hay que olvidar que el
precio del manual asciende a los 199 dólares, una cifra muy superior a la de
su anterior versión, constituyendo la principal fuente de ingresos para la
Asociación Americana de Psiquiatría.
El debate, erróneamente reducido y explicado -en algunos medios de
comunicación- como un enfrentamiento entre profesionales de la psiquiatría y
la psicología, nace del mismo gremio de la psiquiatría. De hecho, uno
de los más acérrimos opositores al DSM-5 es Allen Frances, psiquiatra
y presidente del grupo de trabajo del DSM-IV (la versión anterior), quien
desde hace varios años lleva manifestando su recelo hacia la ampliación de
diagnósticos que recoge el DSM-5. En un artículo del Psychiatric Times,
del 26 de junio de 2009, Frances ya escribía: "el DSM-5 será una
bonanza para la industria farmacéutica, pero a costa de un enorme sufrimiento
para los nuevos pacientes falsos positivos que queden atrapados en la
excesiva amplia red del DSM-5".
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Sí bién Allen Frances continúa mostrando abiertamente sus críticas (ahora
a través de una activa cuenta en twitter), e incluso ha publicado un libro
en el que habla sobre los peligros de la medicalización de la vida cotidiana,
que ha salido a la venta este mes de mayo (titulado Saving Normal), la
polémica entre detractores y defensores del DSM se ha avivado recientemente
tras las declaraciones de otro prestigioso neurocientífico y psiquiatra, Thomas
Insel, director del Instituto Nacional de Salud Mental de EE.UU. (National
Institute of Mental Health - NIMH).
Tal y como hemos informado en Infocop, tan sólo unas semanas antes
de la presentación oficial del DSM-5, T. Insel emitió un comunicado en el que
criticaba la falta de validez del DSM, y anunciaba que el NIMH se
desligaba de este sistema de clasificación, alentando públicamente a los
científicos a no utilizarlo y anunciando su pretensión de desarrollar un
nuevo sistema de diagnóstico basado en biomarcadores y no en juicios clínicos
(denominado Research Domain Criteria). En sus declaraciones, T. Insel
desprestigiaba el manual de la Asociación Americana de Psiquiatría, al
afirmar que el DSM “no se puede considerar una biblia, sino tan sólo un
diccionario”. Unos días después, el 6 de mayo, el presidente del Grupo de
Trabajo del DSM-5 de la Asociación de Americana de Psiquiatría, David
Kupfer, respondiendo a dichas afirmaciones, expresaba sus recelos hacia el
modelo biologicista que defiende el director del NIMH, teniendo en cuenta la
falta de evidencias tras más de 30 años de investigación: “hemos estado
diciendo a los pacientes durante varias décadas que estamos a la espera de
encontrar unos biomarcadores. Todavía seguimos esperando”, criticaba D.
Kupfer. Finalmente, en un intento de volver las aguas a su cauce, el NIMH
publicó una declaración conjunta con la Asociación Americana de
Psiquiatría, aclarando que ambas instituciones comparten su compromiso de mejorar
el diagnóstico y el tratamiento de los trastornos mentales. “Los
pacientes, las familias y las aseguradoras pueden estar seguros de que
existen tratamientos eficaces disponibles y que el DSM es el recurso clave
para ofrecer la mejor atención disponible”, vela dicha declaración.
No obstante, la polémica -lejos de disolverse- ha disparado un aluvión
de críticas y debates en todo el mundo, y prueba de ello es que los
grandes medios de comunicación internacionales, como The New York Times,
The Guardian, The Economist, Daily News o Scientific American,
se han hecho eco durante estos días de las distintas opiniones vertidas por
los expertos hacia este manual. En tan sólo un mes, han salido a la venta dos
libros, “Saving Normal” (de F. Allen) y “The Book of Woe” (de
Gary Greenberg), se han publicado cientos de artículos y se han lanzado
importantes campañas de recogida de firmas a escala mundial,
advirtiendo de los peligros que entraña el uso del DSM-5 y solicitando la
abolición de los sistemas de clasificación diagnóstica.
El debate está dividiendo al gremio de la psiquiatría y aunque el punto
candente se sitúa en EE.UU., se está extendiendo con rapidez en Europa,
-sobre todo, en el Reino Unido- e incluso está calando de lleno en el mundo
árabe. De esta manera, la cadena de TV Al Jazeera ha emitido hace unos días
una entrevista con Robert Whitaker, periodista de investigación
experto en el área de la medicina y la ciencia, y autor del libro Anatomy
of an Epidemic (Anatomía de una epidemia), -del que ya hemos hablado
en Infocop (ver: Robert Whithaker y los efectos nocivos de los psicofármacos ), y Allen Frances. En dicha
entrevista, Allen Frances apuntó que los diagnósticos “siempre se
expanden, nunca se reducen” y se abordaron aspectos tan trascendentes
como los perjuicios que genera la expansión de las categorías diagnósticas y
su asociación con el aumento de la medicalización de la población.
El debate mundial que ha abierto el cuestionamiento del DSM-5 supone un replanteamiento
de los cimientos en los que se sustenta la psiquiatría, por lo que está
siendo considerado como una revolución histórica en salud mental (ver: Los
psiquiatras se suman a la abolición del DSM y el CIE y apoyan el modelo de
rehabilitación en salud mental 2). Sin embargo, llama la atención que este
tema aún no haya tenido la repercusión mediática que se merece en nuestro
país.
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Fuente: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4587&cat=44
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