FUNDAMERCED

lunes, 5 de agosto de 2013

Desapariciones, películas snuff y pedofilia



LA PUNTA DEL ICEBERG: Desapariciones, películas snuff y pedofilia
Autor: Fundamerced

         Constantemente aparecen en las noticias denuncias sobre casos de desapariciones de personas, en un número alarmante. Por lo general, quienes desaparecen jamás aparecen, a no ser que aparezcan muertos, tiempo luego; sin embargo, mientras no aparezcan muertos, sus familiares y allegados suponen que quién desapareció está vivo, y que está en cualquier lado, viviendo su vida.   Sin embargo, en el caso de infantes o adolescentes, esta suposición es bastante cándida e inocente:   Es ridículo suponer que un infante o un adolescente ha desaparecido,  para rehacer su vida en otro sitio.
         En el caso de adultos que desaparecen, esa suposición hubiese sido válida en otros tiempos: Al desaparecer, podían rehacer su vida ocultando hasta su nombre, u ocultándose en remotos e inaccesibles sitios o parajes. Sin embargo, en la actualidad, esa posibilidad resulta bastante difícil, con todos los controles migratorios existentes, los avances respecto a detección de identidad (huellas, rasgos fisonómicos, registros dentales, ADN, etc.), los avances tecnológicos existentes que permiten rastrear y localizar individuos apenas utilizan determinados dispositivos para comunicarse o realizar transacciones mercantiles (teléfonos móviles celulares, tarjetas bancarias, etc.) y, en fin, a la mayor conectividad existente en nuestras sociedades globalizadas. Parece poco probable que alguién pueda esconderse u ocultarse indefinidamente, pasando desapercibido o sin ser descubierto; del mismo modo, parece poco probable que alguién pueda esconder u ocultar indefinidamente a otra persona, sin ser descubierto.
         En días recientes, la prensa ha publicado noticias sobre redes de pederastas que han sido desarticuladas por la policía; asimismo, se han publicado noticias sobre innumerables grupos de personas rescatadas, raptadas con fines de explotación sexual, incluída la pornografía.
         Ahora bién, analizando someramente la cuestión, resulta que esa pornografía necesariamente no tiene que ser esa pornografía comercial que es exhibida comúnmente, mucho menos sí se trata de pornografía infantil, y mucho menos sí su contenido implica la perpetración de algún crimen, cómo podría ser el homicidio.
         De allí que ya no nos estaríamos refiriendo a aquellos casos de pedofilia pederástica que implique la muerte de la víctima para silenciarla; no, es algo mucho más grave; implica sí, la muerte de la víctima, pero luego de haber sido registrada en video esa muerte para así explotarla entonces como pornografía infantil.  Nos estamos refiriendo a las películas snuff.
           Las películas snuff, según la leyenda urbana, contienen imágenes de asesinatos genuinos, de asesinatos realmente cometidos en la vida real; son grabaciones de genuinas violaciones y torturas que culminan en el asesinato de la víctima, sin efectos especiales de ningún tipo y carentes de toda dramatización; y son filmados no sólo  para satisfacer el morbo y la apetencia de un mercado cautivado por esta especie de violencia, sino para satisfacer el ego de quienes cometen estos crímenes.
           Uno de estos casos pudiera ser el de los crímenes cometidos por Paul Bernardo, en Canadá, a principios de la década de los ’90, aún cuando se supone que jamás fueron distribuidos para su venta o exhibición, y a quién procesaron por  violación, tortura y asesinato, resultando condenado. Paul Bernardo filmaba sus hazañas: Violó, torturó y asesinó a dos jóvenes, Kristen French de 15 años de edad, y Leslie Mahaffy de 14 años; y filmó sus respectivas violaciones, tortura y muerte. A Kristen French la estranguló con un cordón eléctrico, y hasta controló con un reloj el tiempo de la agonía de ésta, mientras filmaba: 7 minutos; a Leslie Mahaffy la desmembró con una motosierra. También asesinó a la hermana menor de su esposa y cómplice, a quién le suministraron anestésicos para animales, para luego violarla mientras filmaban:   A Paul Bernardo le excitaba que su esposa y cómplice, Karla Homolka,  se disfrazase de colegiala mientras hacían el amor, pero cuándo esos simulacros dejaron de satisfacerlo, su esposa le ofreció a su propia hermana Tammy, de 15 años, para que satisfaciera sus bajos instintos, como “…regalo de Navidad…”. Luego de la muerte de Tammy, Karla volvió a disfrazarse, fingiendo ser su hermana menor; disfrazada, sostuvo relaciones sexuales con su esposo Paul Bernardo, y filmaron también ese encuentro.
         Paul Bernardo es un psicópata, un asesino serial, y fue juzgado igualmente por otras 28 violaciones que cometió en Toronto, Canadá, antes de su matrimonio. Secuestraba a sus víctimas, las mantenía en cautiverio para utilizarlas como esclavas sexuales, y luego las mataba. Sólo una muchacha logró sobrevivir a las violaciones y torturas, pero su identidad permaneció oculta: Fue raptada, e igualmente mantenida en cautiverio, mientras la esclavizaban sexualmente.
           Sin embargo, pese a que Paul Bernardo filmaba sus atrocidades, esas filmaciones no son “snuff movies”; la policía las incautó, y tras ser exhibidas como pruebas en juicio, fueron destruidas: Según la leyenda urbana, las películas snuff pueden ser  adquiridas en el mercado negro, y las filmadas por Paul Bernardo no; para que sea “snuff”, la película debe ser exhibida con ese propósito, previa adquisición.
         Ahora bién, hemos de referir que esa leyenda urbana ha sido plasmada en diversas películas “comerciales”:   8 milímetros”, 1999, con Nicholas Cage en papel protagónico; “Tesis”, 1996, de Alejandro Amenabar; “Hardcore”, 1979, con George C. Scott, y por supuesto, la película que originó todo: “Snuff”, 1976, de Michael Findlay, cuyo lema decía: “Filmada en Sudamérica, donde la vida vale poco”, cómo puede apreciarse en el póster de la película, colocado al principio de este post.  
"8 Milímetros"

"Tesis"
 "Hardcore"
         De manera pues, también hemos de referir que la violencia crece a un ritmo exponencial, al igual que crecen la pornografía y las drogas; cada vez es mayor la cantidad de quienes se involucran, así como cada vez es mayor la cantidad de víctimas. En el caso de las películas, ya el morbo no se satisface con películas tipo “gore”, repletas de sangre y desmembramientos ficticios; superado ese umbral se exige entonces que esa profusión de sangre sea genuina; y entremezcladas con parafilias sexuales, las víctimas pudieran ser ese gran número de niños y jóvenes que día tras día son reportados como desaparecidos, que tras satisfacer impulsos pedófilos pederastas terminan siendo asesinados:   Es el caso del crimen de las niñas de Alcácer, Valencia, España,  desaparecidas en Noviembre de 1992, encontradas muertas 75 días luego en Enero de 1993…y del cual existe una película snuff, donde aparecen perfectamente identificables las caras de quienes las asesinaron.





     Finalmente, aún cuándo tampoco sean películas snuff, cabría señalar igualmente que también ha proliferado en Internet la divulgación de videos contentivos de muertes por ajusticiamiento, ejecutadas por bandas criminales.



     
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