“Mi mujer me pega”
A veces, las víctimas de la violencia de género tienen rostro masculino. Aunque no hay cifras oficiales, se estima que representan entre 3 y 5% de los afectados por la agresividad
09.09.2013 05:07 AM
Las mujeres abusan muchas veces de la ley |
Caracas.- Frente al espejo y en silencio, Juan
llora. No son demasiadas las lágrimas que se deslizan por su rostro. Se
niega el permiso de desahogarse y trata de contener el llanto. Pero no
lo logra del todo. Anoche su esposa le pegaba con fiereza. Mientras, él
sólo le pedía que no gritara, que bajara la voz. Las cachetadas, los
arañazos, importaban menos que el hecho de que los vecinos escucharan,
otra vez
Frente al espejo y en silencio, mientras llora, Juan
se abotona la camisa para salir a denunciar. Entonces se observa con
cuidado los hematomas que el huracán de anoche dejó en su hombro. Eso lo
podrá ocultar, pero no el moretón que tiene cerca del cuello. Y vuelve a
pensar que, seguro, los vecinos escucharon. Recuerda que la vez
anterior una vecina, tras una sonrisa pícara, le preguntó: “¿Y usted
cómo está? ¿Todo bien?”.
Le cuenta la historia a El Tiempo sin vergüenza y con detalles. Así como permitiéndose desahogar la rabia. Y lo dice claramente:
–Sí, mi mujer me pega.
Susurra
la frase como para que nadie más escuche. Y de inmediato pide el
anonimato (Juan es un nombre ficticio). Es de piel morena, fornido, tan
alto que debe tener la estatura promedio de un basquetbolista. Realata
su caso al receptor de denuncias de la Jefatura Civil de Caricuao,
parroquia del suroeste caraqueño, engola la voz y habla bajísimo:
–
Lo que pasa es que ella me dice que si nos divorciamos me va a quitar a
los chamos. No va a dejar que los vea. Y me amenaza.
Juan no habla de los golpes.
Desprotección
Pareciera
que es incorrecto hablar de violencia doméstica cuando una mujer
arremete contra su pareja, explica Héctor Tovar, el encargado de recibir
las denuncias en la Jefatura de Caricuao. Es por eso que, asegura, el
género de la persona determina el procedimiento a seguir ante los casos
de violencia: “Cuando se trata de agresiones a la mujer, se abre un
procedimiento penal, se dictan medidas a su favor y se remite el agresor
a un fiscal del Ministerio Público. En el caso de que la víctima sea un
hombre, se firma una caución conciliatoria para que se respeten”.
Tovar
no se ríe. Quizá por solidaridad con sus congéneres: “Es un asunto
serio. Las mujeres abusan muchas veces de la ley, porque saben que las
respalda”.
El funcionario se refiere a la Ley Orgánica sobre el
Derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. La norma, que las
protege de 19 formas de violencia, podría ampliarse. En mayo de este
año, tras una solicitud del Fiscal General de la República, Luisa Ortega
Díaz, la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión tipificar una
nueva modalidad: el femicidio.
Históricamente las mujeres han
sido maltratadas por los hombre, y estadísticamente así está comprobado,
alega la feminista Alba Carosio, investigadora del Centro de Estudios
de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, para justificar la
existencia de la estructura legal orientada a la protección de la mujer.
La
abogada y profesora universitaria Ana Julia Niño señala que la
violencia debe ser atacada desde una perspectiva más amplia: “Es una
postura machista dotar de protección sólo a la mujer. Significa
reconocer que ella está en situación de minusvalía, que el único que
puede agredir es el ´macho´ y eso es desconocer que la mujer también es
capaz de acumular agresividad y materializarla”.
Para Leoncio
Barrios, psicólogo social y profesor jubilado de la Universidad Central
de Venezuela, el régimen jurídico de protección a la mujer era necesario
que se aprobara, porque es una lucha histórica. Coincide con Niño:
considera que la legislación debe ser más amplia y proteger a todos los
miembros de la familia.
Eso era así antes. Hace seis años, la
Ley de Violencia contra la Mujer y la Familia, derogada en 2007, sí le
brindaba protección al hombre como parte del entorno familiar. En
aquella disposición se establecían deberes y derechos igualitarios para
los cónyuges.
Cifras negras
De acuerdo
con cifras oficiales, el Ministerio Público recibió, hasta el 30 de
agosto de este año, 65 mil 454 denuncias por violencia de género. Al
referirse a esa cuenta, la fiscal Luisa Ortega Díaz no precisa si
algunos de esos reportes son atribuido a hombres. “Muchas mujeres
consideraban el sometimiento por parte del hombre como una ley, pero
desde que tenemos este instrumento jurídico, ya las mujeres saben que no
pueden ser agredidas y merecen respeto”, dijo la funcionaria en el
programa de radio “En sintonía con el Ministerio Público”, transmitido
por Radio Nacional de Venezuela.
El receptor de denuncias de
la Jefatura de Caricuao sostiene que casos como el de Juan, aunque
esporádicos, sí ocurren: de cada 100 acusaciones de violencia de género,
al menos tres son de una mujer hacia un hombre. Es una estimación
difusa, poco precisa, advierte el funcionario.
Las
estadísticas de violencia intrafamiliar presentadas en 2005 por el
Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc)
señalan que los tipos más frecuentes de violencia doméstica en el área
Metropolitana de Caracas son la psicológica y la física. En ese estudio
tampoco se apreciaba cuántos casos de agresiones a los hombres se
registraron.
Una investigación sobre violencia intrafamiliar
realizada por la Universidad Nacional de la Seguridad en la parroquia
Sucre de Caracas refiere que en 2009 el Cicpc recibió 11 mil 843
denuncias de mujeres maltratadas y 117 por homicidio en el área
metropolitana. En el estudio siempre se asume que las víctimas
invariablemente son mujeres: se desagregan tres tipos de violencia: a
los niños y adolescentes; a los adultos mayores, y a las mujeres. No se
considera a los hombres.
La Asociación Civil de Planificación
Familiar (Plafam) y la Asociación Venezolana de Sexualidad Alternativa
(Avesa), dedicadas a la planificación familiar, tampoco llevan un
registro de esta forma de violencia de género.
En Plafam, hace
dos años, presumían que en materia de violencia intrafamiliar hay 5% de
hombres agredidos. Hoy no tienen idea: un programa de esta institución
que llevaba el nombre de “violencia basada en género”, ahora se llama
“violencia contra la mujer”, para que no quedara dudas de que sólo se
atienden a mujeres víctimas, no a hombres, explica Valeria Díaz, vocera
de esta instancia.
“Que no haya cifras no quiere decir que no
exista el problema”, sostiene el psicólogo social Barrios. “Aquí se
suele hablar de violencia para referirse estrictamente a las denuncias.
Lo que se denuncia es lo más dramático, ciertamente. Pero hay una cifra
negra, que no es la de los golpes, sino la de las descalificaciones, el
dominio cotidiano y el irrespeto. Por eso cuando hablamos de violencia
de género no se puede hablar sólo de cifras. Es un asunto difícil de
cuantificar”.
El especialista agrega que algunas mujeres,
sabiendo que biológicamente podrían estar en desventaja con el hombre
para agredirlo, no utilizan un arma física, sino una psicológica: la
manipulación. “Es lo que se conoce en criollo como el ´cuaimismo”
Para
la abogada Ana Niño se trata de un círculo vicioso: no hay estadísticas
dado que no hay instituciones que se dediquen a ayudar al hombre, y no
hay instituciones porque no se puede comprobar estadísticamente que
ocurre la violencia intrafamiliar hacia el hombre.
Algunos
hombres no han reprimido sus gritos. En Panamá, en 2007, se llevó a
cabo una caravana encabezada por el alcalde de la localidad, en la que
hombres aseguraban ser agredidos por sus esposas. En Ámsterdam funciona
desde 2008 un centro de atención al hombre agredido, que surgió por el
aumento de casos de violencia al género masculino.
Vergüenza pública
Para
Juan no fue fácil ir a denunciar. Y en la Jefatura evitó hablar de los
golpes. No echó el cuento completo por el miedo a la burla. No echó el
cuento completo porque al hombre socialmente no se le permite hacer
drama, quejarse, mostrarse efusivo, sensible, sostiene el psicólogo
Barrios. “Son contenedores culturales de las emociones”, dice el
experto. Y por esa presión el hombre no buscará ayuda, coinciden las
psicólogas clínicas Virginia Álvarez y Patricia Valderrama: son pocos
los casos que han llegado a sus consultas.
Valderrama acota
que en algunas ocasiones, en terapias de familias, ha constatado que el
hombre también puede ser víctima. Barrios cita como argumento de la
situación se ha naturalizado: “Siempre ha sido bien vista una mujer
capaz de cachetear al hombre”.
El psicólogo social ve algo
claro en el perfil de las víctimas masculinas: suelen venir de familias
donde hubo una madre dominante. “Eso es muy frecuente en nuestra
sociedad, sobre todo en los sectores populares, porque el hombre suele
estar ausente, la mujer jamás. Eso puede dar pie a la sumisión”.
Puñaladas en el pecho
Ya
Arelis Quiróz le había advertido a William, su esposo, que lo
mataría. Él desestimó el aviso y volvió a reprocharle que estuviera
saliendo con otro hombre. Él de 40 años y ella de 23, eran muy celosos.
Quizá por la diferencia de edad. Ambos estaban borrachos cuando todo
ocurrió, en agosto de 2012, en la casa que compartían en la calle 9 del
sector Ezequiel Zamora, en Santa Bárbara del Zulia. Arelis, con
precisión, le enterró una navaja en el pecho a William. Vecinos lo
llevaron en motocicleta a un centro de salud donde murió. El diario
regional Panorama reseñó que el Cuerpo de Policía del estado Zulia
(Cpez) detuvo a homicida y la trasladaron al retén policial de San
Carlos.
Amantes asesinos
Pierina
González no quería seguir con su esposo. Pero no se atrevía a
decírselo. Él, Ferdinan Blanco, quien trabajaba como vigilante privado,
ignoraba los rumores según los cuales su esposa intimaba con el vecino
Víctor Regalado. Su pálpito convirtió la nochebuena de 2011 en un
horror. No fue a trabajar y encontró a los amantes en su propia casa, en
el sector el Zulia, en Guarenas, estado Miranda. Nadie escuchó la
discusión a la que Ferdinan no sobrevivió. Víctor y Pierina lo
arreglaron todo: vistieron el cadáver y lo acostaron en su cama. Al día
siguiente simularon que el hombre no despertó y entonces ella llamó a
los vecinos. Lo llevaron, incluso, a un centro médico. Pero ya tenía
horas muerto. El Cicpc visitó la casa de la pareja, y Pierina dijo que
Ferdinan se había caído hace días, y que tal vez por ello había muerto.
Las investigaciones del Cicpc revelaron que murió por asfixia mecánica.
Los amantes fueron detenidos.
Lo mató a cuchilladas
La
médica cubana María Teresa López está cansada. Harta de las palizas,
del maltrato psicológico, tiene la mente nublada. En Barcelona corre la
noche del 3 de junio de 2012. María Teresa no aguanta hasta eal amanecer
para denunciarlo. Ha soportado mucho. Entonces le arrebata el cuchillo
a su esposo con determinación. Y comienza la batalla cuerpo a cuerpo
que gana ella. O que pierde. Le enterró el puñal nueve veces y él murió.
Ella no lo recuerda, todo fue muy confuso. Eso fue lo que le declaró a
la periodista Eleida Briceño de El Tiempo, quien la visitó en la cárcel
en noviembre pasado. Le dijo que actuó en defensa propia, que está
arrepentida. Ahora piensa en sus hijos.
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Fuente: http://eltiempo.com.ve/venezuela/violencia/mi-mujer-me-pega/106105
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