Violencia contra la mujer:
Desaciertos
Fundamerced
Noviembre, 7, 2014
Desde siempre estimamos qué es un desacierto
discriminar por género la violencia; la violencia es violencia, sea que se
ejecute en contra de un hombre, sea que se ejecute en contra de una mujer. Discriminaríamos
a otros grupos: Los lisiados, los gays, los afroamericanos, los judíos, etc. La
violencia es violencia.
Aún así,
se discute sí lo correcto es denominar a la muerte dada a una mujer cómo “femicidio”,
o “feminicidio”; y sostener discusiones
para distinguir entre uno y otro vocablo nos parece tán útil como calcular la cantidad
de ángeles que podrían danzar en la cabeza de un alfiler, cómo otrora discutieran
los escolásticos.
Hasta
dónde hemos visto, la agresividad nada tiene que ver con el género de la
persona, ni con el color de su piel, ni con sus creencias religiosas. Existen
sí, psicópatas por doquier, hembras y varones; existen sí, individuos cuya
agresividad se disparará con el menor detonante. En Venezuela, a nuestras
hembras las llamamos “cuaimas”, por cuanto son hermosas y llamativas, pero con
una naturaleza enrollada que a la final victimizará; algunas traen su propio
cascabel, advirtiendo de su letalidad.
Sin
embargo… ¿Quiénes son los más agresivos? La etología afirma que serán mucho más
agresivos aquellos cuya carga letal sea
más inferior, respecto a otras especies. Supongamos, entre un tigre y un
canario, será mucho más agresivo el canario, por carecer éste de garras, de
colmillos afilados para atacar a sus presas; y entre éstos, que será mucha más
agresiva la hembra, cómo ha quedado demostrado ampliamente en estudios etológicos:
La carga de agresividad será inversamente proporcional a la cantidad de
atributos para depredar. Aún más, debemos distinguir entre agresividad y
violencia.
En
efecto, no es lo mismo agresividad y violencia: La agresividad es un impulso
natural que tiende a la conservación del individuo, y al de su propia especie.
En puridad de conceptos, la agresividad es un impulso; y la violencia es la exacerbación
de ese impulso. De modo pues, sí el impulso tiende a la conservación, su exacerbación
tenderá a la destrucción; pero caemos en lo mismo: Entre géneros, será mucho más
agresiva y violenta la hembra, no el varón ni el macho.
En los
libros de texto subyace una idea: La mujer delinque en supuestos y en
circunstancias muy específicas, y ello desde la época de Lombroso; pero esto es
una falacia, no acorde ni con la realidad. ¿Delitos sexuales? Delinquen en
prácticas BDSM; “reprograman” mentalmente a niños convirtiéndolas en niñas, y
hasta logran modificaciones anatómicas por cambio de sexo de esos mismos
infantes, y pare usted de contar. El quid del asunto no es qué por el hecho de
ser mujer sé es una dama; el punto es que sé delinque sin importar el género,
el color de la piel o el credo religioso.
Entonces:
Deslastrarnos de prejuicios ha de ser una condición necesaria. No de otro modo
podríamos explicarnos siquiera cómo asesinaron a los 43 estudiantes
normalistas, desaparecidos en Ayotzinapa; y qué hoy día sabemos fueron mandados
a asesinar por la esposa del alcalde de esa localidad mexicana, para así evitar
que protestaran en su contra. No fueron asesinados por el gobierno, quizás el Estado
sea responsable de esas atroces muertes, pero en el fondo de todo la
responsabilidad por esas muertes habrá de recaer en esa mujer, cuyo nombre no
debería ni de pasar a la Historia.
Entonces,
reitero: ¿Violencia de género? La violencia es provocada por las propias
mujeres. Hagamos otra suposición: Sí deambulo por una zona peligrosa exhibiendo
en mi muñeca un costoso reloj Rolex… ¿Estaré provocando a otros para que me
roben, o tras ser atracado y robado podré alegar que puedo exhibirlo cuándo sea
y dónde sea, sin que ello sea motivo para que me atraquen y roben? Mutandis
mutandi: Sí una chica deambula por las calles con ropas y vestimentas que
inciten y exciten el deseo sexual… ¿habrá o no provocado la agresión sexual de
la cual pudiese ser víctima? Es un caso de sentido común.
En
verdad que discriminar por género es engorroso. Los homicidios deberían seguir
siendo homicidios, y los actos de violencia, actos de violencia, sin
discriminación alguna.
No hay comentarios :
Publicar un comentario