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domingo, 16 de noviembre de 2014

Venezuela: Recelos entre la Policía Científica y el Ministerio Público



Investigación: Crece recelo en el CICPC contra el Ministerio Público

Miércoles, 12 Noviembre 2014 00:00


Cinco personas fueron asesinadas en el allanamiento que hizo el Cicpc en el edificio Manfredir en Quinta Crespo el martes 7 de octubre. Foto: Alejandro Cegarra

Los policías dicen recibir “órdenes de arriba” para liberar a miembros de colectivos armados. Critican que la Fiscalía abra laboratorios de investigación penal 

Valentina Oropeza.- Comisarios, inspectores, detectives, asistentes y auxiliares. Dos convicciones cohesionan hoy a los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), sin importar el rango que ocupan o la división para la que trabajan: no pueden tocar a los colectivos armados y el Ministerio Público (MP) intenta desplazarlos en la investigación del crimen.


Los agentes de la policía científica han procedido con más cautela en las últimas semanas: evitan enfrentamientos a tiros con delincuentes y redoblaron sus guardias para custodiar las sedes del CICPC ante posibles ataques de colectivos armados. Estas instrucciones se giraron después de que el presidente Nicolás Maduro relevó a Miguel Rodríguez Torres como ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz el viernes 24 de octubre; y luego de que el MP ordenó la detención de siete funcionarios del CICPC que participaron en el allanamiento del edificio Manfredir el martes 7 de octubre, y en el que fueron asesinadas cinco personas.


De la reforma policial que dirige el diputado Freddy Bernal no esperan cambios estructurales que sobrepasen promesas de mejoras salariales y algunas destituciones internas; les inquieta más bien que la restructuración allane el camino para que miembros de colectivos armados ingresen a las nóminas de los cuerpos policiales.


Este escenario divide a los funcionarios del CICPC. Unos desechan esta hipótesis al alegar que si la directiva del cuerpo no fue destituida tras el allanamiento a la sede del colectivo Escudo de la Revolución en Quinta Crespo, como se rumoreó inicialmente, es porque los colectivos no son tan poderosos como parecen. Otros consideran que el Gobierno podría abrir cargos en los cuerpos que resguardan la seguridad ciudadana para líderes de estos grupos que fueron miembros de la desaparecida Policía Metropolitana (PM), bajo el argumento de que están formados en la carrera policial.


“No sabemos cuánta influencia tienen en Miraflores, pero cada vez que detenemos a un miembro de un colectivo armado, recibimos órdenes de arriba para liberarlo inmediatamente, sin importar que lleven armas solicitadas por delitos”, contó un funcionario del CICPC. Varios agentes coincidieron en señalar que en los barrios dominados por colectivos armados, el patrullaje tiene toque de queda y los enfrentamientos se libran con fusiles. “Aquí lo que hay que preguntarse es de dónde sacan algunos colectivos las armas de guerra”, cuestionó un detective del CICPC que trabaja en Caracas.


La semana pasada, miembros del Movimiento de Resistencia Popular Juan Montoya presentaron ante la prensa un documento de 18 páginas, que habría sido suscrito por 260 organizaciones, en el que exigen al presidente Nicolás Maduro que los incorpore a las discusiones de la comisión que preside Bernal. Descartaron tener contacto directo con el diputado sobre este tema y pusieron sus armas a la orden del Gobierno para ejecutar el desarme de la delincuencia en los barrios. Hasta el momento, el Ejecutivo no ha dado respuesta a estos señalamientos.


Consultados por Contrapunto en la antigua sede de la PM en Cotiza, miembros del Movimiento Juan Montoya negaron que tengan armas, e insistieron en denunciar al CICPC como el cuerpo que  más se beneficia de la extorsión a la delincuencia en zonas populares.

En una comisaría del CICPC, varios policías citaron nombres y esquinas de pequeños comercios donde colectivos cobrarían vacuna para mantener la “seguridad” de sus propietarios en Caracas. Un funcionario resumió el pronóstico discutido por casi una decena de colegas: “Si tratan de meter a los colectivos dentro del CICPC, sálvese quien pueda”.






Pérdida de competencias



A las limitaciones para investigar y combatir a los colectivos armados, agentes del CICPC suman la creación de laboratorios para hacer experticias penales dentro del MP como una pérdida fundamental de competencias, dado que la policía científica es el principal órgano encargado de respaldar al sistema de justicia en la investigación criminal.



“No tiene sentido que el Ministerio Público haga las experticias en una investigación penal si son parte acusadora en los procesos judiciales. Se pagan y se dan el vuelto”, aseguró un funcionario del CICPC que declaró bajo condición de anonimato.



La visión de fiscales y abogados es diametralmente opuesta. Enumeran casos conocidos de primera mano en los que los denunciantes fueron extorsionados por funcionarios del CICPC para no convertirlos en victimarios en los expedientes, y señalan errores de procedimiento que plagan de irregularidades las investigaciones penales. “He tenido clientes que se arrepienten de ir a denunciar a la policía científica porque si se encuentran con un funcionario corrupto y no pagan lo que les piden, terminan en la cárcel sin que haya un elemento de convicción en su contra”, contó a Contrapunto un abogado penalista que solicitó mantener su identidad en reserva.



En el informe de 2013, la organización de defensa de derechos humanos PROVEA  apunta al CICPC como el cuerpo de seguridad del Estado más señalado de cometer abusos dentro de las más de 8.000 denuncias contra agentes de cuerpos de seguridad del Estado que la Dirección de Protección de Derechos Fundamentales del MP recibió el año pasado.  



El 7 de mayo de 2014, la fiscal general de la República, Luisa Ortega Díaz, creó la Dirección General de Apoyo a la Investigación Penal, que depende de la Vicefiscalía, la instancia más importante después de su despacho. Contrapunto solicitó una entrevista con la directora de la instancia, Rocío Gásperi, pero no se concretó para la fecha de publicación de este reportaje.





El MP ofrece mejores sueldos y condiciones laborales a los funcionarios del CICPC para que migren a sus laboratorios, mientras los que se quedan en la policía científica resienten que deben costear de sus bolsillos hasta las resmas de papel que utilizan para imprimir los registros de las denuncias.

Dentro de la policía científica confían en que la ampliación de la capacidad del MP para hacer investigación penal cesará cuando Ortega Díaz salga de la Fiscalía en diciembre, tras cumplir siete años de gestión como lo establece la Constitución.

En los pasillos del MP y del CICPC suena Miriam del Valle Morandy Mijares como una de las candidatas con mayores posibilidades para sustituir a Ortega Díaz.

Morandy es magistrada jubilada de la Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia y se formó en el Instituto Universitario de la Policía Científica. Ingresó a la Policía Técnica Judicial (PTJ) en 1981 como sumariadora, y ha sido docente en otros cuerpos de seguridad del Estado como la DISIP y la extinta PM.

Por sus nexos profesionales con la institución, agentes del CICPC  pronostican que la cooperación con el MP se estrechará si Morandy llega a encabezar la Fiscalía. Por el contrario, dentro del MP vaticinan que la credibilidad de Morandy frente a los policías facilitará el éxodo de más especialistas del CICPC a los laboratorios de investigación creados por Ortega Díaz.

Durante la gestión de la Fiscal, los cuestionamientos del MP al CICPC  han tenido lugar frente a los micrófonos y tras bastidores. En junio de 2013, por ejemplo, Ortega Díaz criticó la labor de los cuerpos policiales en el resguardo de los escenarios de crímenes, una observación que fue respaldada por el entonces ministro Rodríguez Torres frente a un auditorio repleto de jefes policiales. Señaló que los lugares donde se habían cometido delitos parecían “ferias donde todo el mundo agarra lo que quiere”, y dijo que algunas actas policiales “parecen hechas por Cantiflas por los errores ortográficos y de sindéresis”.

A principios de este año, una decisión de la Fiscalía levantó resquemores dentro del  CICPC. El MP puso en duda los resultados que arrojaron las experticias desarrolladas por el CICPC en los casos de Bassil Da Costa y Juan Montoya, quienes fueron asesinados en la marcha que encabezó el movimiento estudiantil hacia el MP el 12 de febrero. Las pruebas fueron enviadas a un laboratorio en Brasil para certificar su validez.

Un año y medio antes, en septiembre de 2012, se publicó un informe de diagnóstico y propuestas para reformar el CICPC  que encabezó el entonces ministro de Relaciones Interiores y Justicia, Tareck El Aissami, y que recomendaba hacer una “reinterpretación constitucional” a través de la Asamblea Nacional o la Sala Constitucional del TSJ, para precisar que la función de un investigador criminal es hacer la experticia técnica del delito de forma “controlada y validada” por el MP, mientras que al fiscal le corresponde hacer “la traducción jurídico-penal de la investigación”. El reporte recuerda que el  CICPC  no forma parte del Poder Judicial para “evitar aquel modelo superado de fusión entre las funciones de juzgar e investigar”.






Laboratorios independientes

El 23 de diciembre de 2008, Ortega Díaz abrió la Unidad Criminalística contra la Vulneración de Derechos Fundamentales como un ente de investigación independiente de la policía científica para evitar la manipulación de pruebas, indicaron fuentes consultadas en la Fiscalía.

“Si un homicidio ocurre en las manos de un funcionario del CICPC, por ejemplo, las averiguaciones no pueden ser objetivas si las ejecuta el organismo involucrado”, declaró a Contrapunto María Mercedes Berthé, jefa de la Dirección de Protección de Derechos Fundamentales del MP.

El abogado penalista y criminólogo Luis Izquiel asegura que no es conveniente que todas las experticias de una investigación penal estén dominadas por el MP porque es la parte acusadora, a menos de que se trate de evaluar denuncias de abusos cometidos por policías y militares. Advirtió,  sin embargo, que la reforma policial que diseña el Gobierno podría rescatar prácticas como recurrir a expertos de organizaciones independientes como el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, o reforzar la capacidad de unidades como la División de Asuntos Internos y la División de Inspectoría del CICPC, encargadas de investigar y sancionar a los agentes que incurren en delitos.






Izquiel duda que Bernal sea la persona idónea para dirigir la reforma policial, dado que dirigió el Comando Especial Táctico de Apoyo de la PM, un cuerpo que fue acusado de utilizar las ejecuciones extrajudiciales como protocolo corriente de actuación contra los criminales.

El ex-director de la policía científica, Miguel Dao, recordó que el ex-fiscal general Isaías Rodríguez fue pionero en la incorporación de la investigación penal al organigrama del MP al crear hace 14 años la Unidad de Asesoría Técnico-Científica e Investigaciones de la Fiscalía, a cargo de la comisaria general Daisy Cañizales, bióloga especializada en criminalística y con más de 30 años de servicio en la carrera policial.

“No entiendo por qué los funcionarios del CICPC resienten la creación de laboratorios que hagan experticia penal si no se dan abasto para investigar el enorme volumen de denuncias que reciben a diario en las comisarias”, apuntó. Dao calcula que la policía científica requiere de 25 mil funcionarios más para abarcar el procesamiento criminalístico. “Si hay más órganos que se dediquen a la investigación penal, bienvenidos sean”, subrayó.

En una entrevista publicada por El Universal en julio del año pasado, Cañizales explicó que la función de la dependencia que coordinó en el año 2000 era instruir a los fiscales para depurar los errores en las experticias ocasionados por la incapacidad de policías y fiscales para procesar el volumen de casos que debían investigar.

Funcionarios del CICPC advirtieron que durante la gestión de Ortega Díaz no solamente se desvaneció el acercamiento entre policías y fiscales que habría promovido Cañizales a través de los cursos conjuntos para ambos funcionarios, sino que hoy la comunicación entre la Fiscalía y la policía científica se interrumpe en la investigación de expedientes sobre legitimación de capitales, delitos financieros e informáticos, y casos asociados a delincuencia organizada.

Otros agentes descartaron que el MP tenga capacidad de asumir la investigación de delitos como homicidios y secuestros porque los fiscales no estarían preparados para laborar en zonas de alta peligrosidad. “Los fiscales trabajan hasta las 5:00 de la tarde, mientras que nosotros estamos pateando los barrios todo el día. Ellos no pueden con eso”, comentó a Contrapunto un inspector del CICPC.







Otra policía señaló que la comisión presidencial encargada de la reforma policial debería promover que se agilicen las gestiones del MP y el Ministerio de Servicios Penitenciarios para descongestionar las divisiones de captura de las policías y los cuarteles de prisiones en las comisarías del interior del país. Advierte que para hacer “una verdadera revolución” dentro de las policías es fundamental fortalecer las condiciones laborales de los cuerpos de protección de la seguridad ciudadana con aumentos sustanciales de sueldo, inversión en armas y furgonetas, así como la innovación en los equipos y materiales que utilizan para la evaluación criminalística.

La reforma policial será ejecutada a través de cinco subcomisiones: una normativa para reformar las leyes, otra para construir “el sistema policial bolivariano y revolucionario”,  una para analizar la estructura organizacional de la policía, otra para incorporar al poder comunal a la reforma y una dedicada a diseñar un sistema de seguridad integral del policía, que contempla la creación de un instituto de seguridad social para policías y bomberos. 

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Fuente: http://contrapunto.com/index.php?option=com_k2&view=item&id=10110:crece-recelo-en-el-cicpc-contra-el-ministerio-publico&Itemid=269

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