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domingo, 2 de agosto de 2015

Función Social del Estado: ¿Para qué vivimos en sociedad?



Función Social del Estado: ¿Para qué vivimos en sociedad?

Vivimos en sociedad para que el Estado vele por la existencia de las condiciones requeridas para el libre desarrollo y desenvolvimiento de la personalidad de los miembros de la sociedad, cuestión ésta a la cual se contraen las nociones del Estado de Derecho y las de los DDHH. Conjuguésmolas entonces; veámos someramente el asunto desde un simple ejemplo: El agua potable.  



 
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Recientemente enviaron a mi casa una factura, cobrándome por el servicio de suministro de agua potable, advirtiéndome que tenía aviso de corte del suministro, por haber acumulado varias facturas sin pagar; de inmediato, acudí a pagar para así evitar me quitasen el servicio y al llegar a la oficina de pago, una inmensa cantidad de personas también estaban allí bajo las mismas circunstancias: Debían pagar de inmediato, so pena de quedarse sin el servicio de suministro de agua potable. Sin embargo, ninguno de los allí presentes estaba en mora, todos estaban al día en el pago del servicio; fue allí cuándo nos dimos cuenta entonces que fuimos víctimas de una burda artimaña: Incrementaron subrepticiamente el monto de la tarifa a ser pagada y para impedir reclamos o protestas, exigían el pago coactivamente el pago de esa tarifa. 

Lo peor de todo es que el servicio es prestado con bastante irregularidad, casi nunca hay agua en los chorros; y cuando hay, el agua es turbia, maloliente: No es potable; tanto, que sí deja reposar por un par de horas dentro de un recipiente expuesto a la luz solar, esa agua turbia tiende a tornarse de color verde; expuesta por mayor tiempo, germinan plantas dentro del recipiente. Y no estoy exagerando: He podido constatar que en un recipiente completamente cerrado, al llenarlo con esa agua que nos suministran como “potable”, surge y prolifera no sólo esa especie de flora, sino que eclosionan hasta las larvas de mosquitos. En definitiva, nos cobran por un servicio ineptamente prestado.


Desde luego, la mala prestación de ese servicio público no implica meramente la ineptitud o la corrupción del Estado, implica igualmente que el Estado nos expone como ciudadanía a graves riesgos a la salud.


¿Sí el agua llega turbia a nuestros hogares, el Estado será responsable por la mala prestación de ese servicio? Claro, es indudable que el Estado será absolutamente responsable sí en vez de ser suministrada agua potable a la población, se le suministra agua turbia y poco potable. La función del Estado es velar por la existencia de las condiciones requeridas para el desarrollo y desenvolvimiento de la personalidad de los miembros de su sociedad, y estaría vulnerando esos derechos cuándo a éstos se les expone a riesgos, suministrándole agua poco potable, así como cuándo no se les suministra ese servicio.


Por supuesto, vivimos en sociedad para así alcanzar aquellos fines que jamás alcanzaríamos sólo con nuestras propias fuerzas individuales: De este modo, en vez de dedicarnos a ir en busca del agua a un pozo o a un río, transportarla hasta nuestros hogares y una vez allí
someterla al correspondiente proceso de potabilización, hirviéndola un par de veces para así eliminar sedimentos y los consabidos agentes patógenos, confiamos como ciudadanos en qué ese servicio nos será prestado bajo la vigilancia del Estado, a cambio del pago de una tarifa: Dispondríamos así de mayor tiempo libre, para dedicarlo a otros menesteres; pero no, pagamos por el servicio, no recibimos el suministro por el cual pagamos, alimentamos una voraz y creciente burocracia y nos exponemos a contraer enfermedades, aparte de vernos obligados a adquirir agua potable comprándola por garrafones y, en el peor de los casos, adquiriendo la transportada mediante camiones cisternas.


Entonces, ¿cuál es la función del Estado? ¿Para qué vivimos en sociedad? El Estado tiene como función asegurar la existencia de esas condiciones requeridas para el disfrute de una calidad de vida acorde con la condición humana; de allí que sea inaceptable que, por ejemplo, para enfrentarse a fallas en el suministro de energía eléctrica la ciudadanía se vea obligada entonces a proveerse de velas para alumbrarse o a comprar plantas eléctricas para encenderlas cada vez que falle la energía; o que deba resguardarse temprano en sus hogares antes del ocaso, para evitar ser víctima del hampa, dado que después de las cinco de las tarde cesa toda actividad de quienes deben resguardar la integridad de la ciudadanía: Jueces, Ministerio Público, Policía…       


Por supuesto, como quiera que la mala prestación de los servicios públicos por parte del Estado no está tipificado como delito por ley alguna, el tema no es de carácter criminológico. Dispensen por haber expuesto la cuestión en un blog sobre Criminología.  

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